EL PODER DE LA GRATITUD, por Nuria Llerena
El ser humano es un compendio de Gracias. Aunque
no seamos conscientes, en todo nuestro ser se han derramado una serie de
Gracias que nos conforman tal y como somos. Nuestro cuerpo cuenta con los
mecanismos necesarios para funcionar adecuadamente, siempre que le demos el
trato que se merece, es decir, lo que entendemos por vida saludable, a saber:
buena alimentación, ejercicio, descanso adecuado y no dar muchas vueltas a la
cabeza. Si nos paramos un momento, nos daremos cuenta, por ejemplo, que cada
uno de nuestros sentidos, a los que tan acostumbrados estamos, es una Gracia:
poder ver, oír, saborear y oler o tocar, nos ayudan a percibir el mundo que nos
rodea de forma adecuada, llevando a nuestro cerebro toda la información
necesaria para poder relacionarnos con el medio. Descubrir que nuestro corazón
palpita sin nuestra intervención y que mueve por nuestro organismo los litros
de sangre necesarios para que éste ejecute la danza perfecta que nos da la
vida… ¿no es maravilloso? No sé si estáis de acuerdo conmigo, pero creo que
somos seres repletos de gracias, aunque llevamos habitando tanto tiempo en
nuestro cuerpo que damos casi todo por sentado y, normalmente no somos capaces
de valorarlo. También podemos fijarnos en que nuestro cerebro, ese ordenador
poderoso, imposible de clonar por el ser humano, es una potente máquina en la
que se almacena toda la información de nuestra historia de vida. Todos los
procesos que transcurren a cada momento en nuestro ser, si nos paramos un
instante a pensar, podremos ver que son mágicos, porque hay cierta magia
discurriendo sin esfuerzo en cada uno de nosotros, son las Gracias con las que
contamos.
En
otro orden de cosas, podemos hacernos conscientes de las Gracias que nos rodean
y nos hacen la vida más placentera. Me refiero a la salud, por ejemplo. Según
la Tradición Oriental, un organismo sano es el que no “suena”. Cuando estamos
enfermos, siempre nos aqueja un “Ay”. Cuando el dolor aparece, nuestro
organismo se está quejando porque hay algo que no funciona bien. En cambio,
cuando todo está en orden podemos sentir el silencio. La Salud es una Gracia
que debemos conservar y disfrutar y no esperar a que desaparezca para darnos
cuenta de lo importante que es. La amistad o el amor son emociones necesarias que también es preciso cultivar, son
Gracias que cuanto más damos más recogemos y que nos ayudan a llevar una vida
más plena. La Compasión o el Servir a los demás, sin que la situación derive en
servilismo, hace que este mundo funcione más armónicamente. Si no empatizamos
con la situación de los demás, si no ayudamos al que nos necesita, terminaremos
encerrados en nosotros mismos, convirtiendo estas gracias en estériles. Esa
ayuda que podemos brindar no necesariamente tiene que ser material, puede ser
una palabra, un gesto, un buen pensamiento. No hay nada más reconfortante que
recibir ayuda o compasión cuando la necesitamos. Todos en algún momento de
nuestra vida podemos estar en esta situación; por tanto solo se trata de hacer
por los demás lo que nos gustaría que los demás hicieran por nosotros y sin
darnos cuenta, practicando estas Gracias podemos hacer que el mundo vaya mejor
y eso no es poca cosa.
Y
de lo más “pequeño”, nuestro ser, a lo
más grande, la Naturaleza y todas las
Gracias que se complace en mostrarnos, desde una pequeña flor a un amanecer,
desde una montaña nevada a un bosque en otoño, desde un mar embravecido hasta
una noche estrellada o de luna llena. En cada momento, se están desarrollando a
nuestro alrededor multitud de Gracias; pero tenemos que poner atención si
queremos disfrutar de ellas, si no queremos que caigan en saco roto... Muchas
veces nos invitan a pararnos y nos cargan las pilas con la energía que
desprenden. Quedarse absorto mirando una puesta de sol, el cielo o las nubes…
genera en nosotros mucho beneficio y cada día estamos invitados a esta
maravillosa obra de arte, única e irrepetible, que la Naturaleza se complace en
crear. Son las Gracias que están al alcance de nuestra mano, solo hay que
pararse a observar.
En
definitiva, todas las Gracias se derraman sobre nosotros constantemente y en
nuestra forma de vivir está la clave: podemos aprovechar y disfrutar de todo lo
que somos y nos rodea o darlo por hecho, quejarnos de lo que nos falta y echar
en falta lo que tuvimos.
Hay
un “truco” muy bueno que nos ayuda a hacernos conscientes de todas esas Gracias
que nos rodean y es muy sencillo de practicar: ¡Dar las gracias!. Cada vez que sucede algo en nuestra vida por lo que
estamos agradecidos, dar las gracias. Cada vez que la Naturaleza regale a nuestros
sentidos algo que nos haga vibrar, dar las gracias. Cada vez que nos hagamos
conscientes de los afortunados que somos por lo que tenemos o sentimos, dar las
gracias. Empezar el día y terminarlo con gratitud, acordándonos de todo lo que
tenemos en nuestra vida que agradecer. Esta pequeña rutina creará,
inevitablemente, que sigamos recibiendo Gracias de forma constante, lo que nos
ayudará a valorar más positivamente nuestra vida.
Un
último apunte: para dar las gracias no hace falta creer en ninguna religión,
simplemente Agradecer porque sí, porque nos apetece, porque nos hace sentir
bien. La Gratitud es poderosa, ayuda a transformar nuestras vidas.
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