sábado, 27 de abril de 2019

ECO.46 EXPOSICIÓN "VIVANCOS, UN NAIF DE SIEMPRE"

EXPOSICIÓN "VIVANCOS; UN NAIF DE SIEMPRE", por Paco Acosta



Vivancos es un apellido muy mazarronero. Según lo que he podido averiguar, en Mazarrón ha habido Vivancos desde muy antiguo. Este apellido aparece ya mencionado en el padrón de los hijosdalgos de Mazarrón de 1.663, con las personas que “puedan estar prestos y corrientes, con caballos y armas, para la guardia de ella [la villa de Mazarrón] y defenderla”.

Pero este artículo se refiere a Miguel García Vivancos. Es un pintor naif, tal como reza el título de la exposición que, bajo los auspicios de la Universidad Popular de Mazarrón, se ha celebrado desde el 30 de noviembre 2018, hasta el18 de enero de 2019.

Se trata de un pintor nacido en Mazarrón en 1895, en una familia con escasos recursos, que como como tantos mazarroneros, emigró a Barcelona. Allí desempeñó diversos oficios y ocupaciones pintor de brocha gorda, cristalero, relojero, estibador del puerto, descargador en el mercado, albañil, minero… Participó activamente en el movimiento anarco-sindicalista. Posteriormente, tras la guerra civil se exilió en Francia.

En 1945, con 50 años, entra a trabajar en un negocio artesanal de venta de pañuelos y cales pintados a mano. Este es el comienzo de su carrera artística, pues allí aprende descubre y aprende la técnica de los colores y se adentra en la creación artística. Marcha a París donde toma contacto con el ambiente artístico de otros exiliados españoles. Conoce a Picasso quien le anima a continuar pintando en ese estilo sencillo, fresco e ingenuo, y a partir de entonces se convierte en su principal valedor. Realiza numerosas exposiciones y sus cuadros pasan a numerosos museos de todo el mundo. A principios de los años 70 regresa a España, donde fallece en 1972.

La exposición recoge un amplio conjunto de sus cuadros, todos ellos procedentes de colecciones particulares. Al recorrer la sala llama la atención la vivacidad del colorido, el detalle de los dibujos, o la sencillez de los motivos entre los que destacan edificios singulares y ambientes populares, interiores de viviendas sencillas, grandes jarrones cuajados de flores o los paisajes rurales y costumbristas plagados de figuras de trazo infantil.


Sin embargo a mí lo que más me ha chocado de esta exposición son los paisajes vistos desde el interior, a través de ventanas abiertas, y que en primer plano, ya en el interior de la vivienda, tienen generalmente una naturaleza muerta con frutas sobre manteles de encaje y flores en un jarrón. Para mí, y creo que para Vivancos, son como una evasión de su ambiente próximo, en busca de una libertad que se extiende hacia el paisaje circundante.


En resumen una magnífica exposición y un estupendo catálogo, que merece la pena conservar.







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