Los casi cuatro meses sin excursiones hacían
pensar en una afluencia masiva, pero no fue así. Fue difícil reunir un mínimo
necesario para hacerla viable. Lo teníamos todo previsto menos los
desplazamientos en el casco urbano.
Aunque llegamos sobre las 12h, bordear dos
veces Cuenca por las hoces del río para subir al restaurante concertado junto
al Mirador, comer pausadamente y bajar hasta el Hotel Alfonso VIII supuso no
iniciar la visita propiamente urbana hasta las 17:00h. Sin embargo, tal vez
debido a la actitud positiva de las personas del grupo, también supuso no poco
encanto ver las casas colgadas desde abajo y desde arriba, donde parecían no
cansarse de tomar fotos.
Tras un esforzado ascenso a pie desde el
Hotel conseguimos ver la catedral y el Museo y conformarnos con ello, porque
era de noche y no había nada abierto fuera de tascas y restaurantes. Los más
jóvenes prefirieron quedar en el entorno de la Plaza Mayor y los demás seguimos
a nuestro aire por el casco viejo en dirección del hotel, detrás del cual había
una calle peatonal de buen ambiente.
Al bajar de la zona alta de la ciudad a la
parte baja, plano en mano, hemos comprobado que las vías de comunicación son pocas y
no aptas para un bus de tamaño normal grande. Algunas, incluso, suavizan la
pendiente con peldaños, lo que no las hace practicables para el vehículo
normal. Esa dificultad tuvo la buena contrapartida de recorrer en doble sentido
la Hoz del río Huécar y apreciar de la mejor manera las casas colgadas.
Acudimos temprano a desayunar y al bus camino
de la Ciudad Encantada. No pudimos sorprenderles haciendo un alto en el Ventano
del Diablo, que supuso más tiempo del previsto. A la entrada de la C. Encantada
nos esperaban impacientes porque nos seguía otro grupo, que iniciaron la ruta
en dirección contraria, sin que ello supusiera ninguna complicación.
La visita deleitó en extremo a juzgar por la
gran cantidad de fotos que se tomaban entre ellos tomando por fondo las
distintas bellezas naturales. La comida en El Gamo de Tragacete fue
especialmente rápida en el servicio y en su calidad. Poco después de las 15:00h
ya estábamos en el Bus camino del Nacimiento del Río Cuervo.
La mayoría de nosotros pudimos hacer el recorrido
completo del nacimiento del río Cuervo, superando unos con más dificultad que
otros los pronunciados ascensos por la derecha y descenso por la izquierda. Lo
compensaba la contemplación de la bucólica belleza de los escalonados remansos
con sus peces y otros vivientes en el agua y la frondosa vegetación del
entorno.
En esta excursión, y en este paraje no menos
que en la Ciudad Encantada, se han
tomado muchas bellas fotos para el
recuerdo. Eran las 17:30h cuando subíamos al bus con más de 250kms. de retorno;
supongo que llegamos al hogar con varias horas de noche y cansados, pero
contentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se ruega NO COMENTAR COMO "ANÓNIMO"