lunes, 25 de diciembre de 2017

ECO 39. El separatismo catalán (y II)

El separatismo catalán (y II), por Paco Hernández
(Continuación)  (Pasar a la Parte I)

4. Por otra parte, miles de pequeños hilos forman la urdimbre, el cuerpo que constituye las alfombras. Contribuyen al desarrollo de esta ideología que se va formando desde que nacemos:

- El ambiente natural, la luz, la temperatura, la vegetación...
- Los alimentos, la vivienda, medios de supervivencia, ...
- La multiplicidad de costumbres en las relaciones familiares y sociales...

Pero no debo seguir esta lista que tú puedes completar en cualquier libro de antropología.  Personalmente te recomiendo los de Marvin Harris, como “Nuestra Especie” o su “Introducción a la antropología”.

5. Toda la inmensidad de sensaciones, vivencias y costumbres que vamos adquiriendo o rechazando, es manejada especialmente por los artistas: los músicos, los poetas, los literatos o los contadores de cuentos y leyendas que se transmiten oralmente...

En todo caso interesan particularmente los intelectuales y los historiadores, creadores de la historia oficial, que casi siempre están al servicio de los poderes políticos, religiosos o sociales.

Si en la segunda mitad del siglo XIX el nacionalismo se convirtió en un peligro en las sociedades desarrolladas se debió, además de la existencia de los libros, ya que  hay muchos engañosos,  al desarrollo de la prensa directamente vinculada  a quiénes tenían la capacidad de gestionarla: repito, el nacionalismo europeo sirvió para invadir y colonizar todos los países considerados inferiores en Asia y África, o para promover guerras como los señores Hearst y Pulitzer, dueños de importantes periódicos, enfrentando a Estados Unidos contra España para arrebatarle Cuba, Puerto Rico, Filipinas, Guam y otros territorios... O para enfrentar a todos contra todos en la Primera Guerra Mundial, con millones de muertos resultantes de las luchas por las causas nacionales.

Hoy en día, con la capacidad de la televisión y los demás medios que llaman de 'información y de comunicación' pero que en realidad son de control de masas, todo es posible.

6. Tampoco puedo extenderme desarrollando los conceptos de nación y/o estado que no siempre van juntos. Es muy conocido el caso de los kurdos que habitan territorios entre Turquía, Siria, Irán e Irak, que se quedaron sin estado tras el reparto de Lausana (1923). Pero hay muchas situaciones similares.

Quebec intentó separarse de Canadá. Y Escocia estuvo cerca de conseguir la independencia que ahora buscan los catalanes. Se consideran naciones sin estado.

No es momento de entrar tampoco en cómo hay en España muchas personas que tienen doble o triple nacionalidad...

7. Esto nos lleva a otro asunto, la 'identidad' nacional: como en el caso del diputado Gabriel Rufián, nacido en Andalucía que, cuando llegó a Badalona y escuchó en el instituto la lengua catalana, quedó transportado, como San Pablo cuando cayó del caballo, y ya no quiso saber más de Andalucía y ni del español de su tierra natal. Personalmente, me disgustaba mucho cuando de niño me preguntaban: ¿a quién quieres más a tu padre o a tu madre?, costumbre arraigada en mi pueblo, y no me dejaban responder que a los dos... Hoy puedo sentirme muchas cosas a la vez, entre ellas 'fuentealamero, cartagenero, murciano, vasco...'

Para quien quiera profundizar en la identidad para la ideología nacionalista recomiendo el libro  “Identidades asesinas” del periodista franco-libanés Amin Maalouf. Es un clásico.

8. Por qué estamos perdidos:
Desde 1976, cuando se inició en España lo que aún se sigue llamando la “transición” de la dictadura militar a “la democracia”, que se nos viene presentando como modélica, ejemplar y otros adjetivos similares, todo se vinculaba a dos decisiones básicas: por un lado la nueva Constitución, bastante apañada, si no entramos en detalles como la falta absoluta de controles contra la corrupción, la pervivencia de élites del antiguo régimen vinculadas al poder militar, judicial, religioso etc. y, por otra parte, en  una opción insensata, un error garrafal, básico, que inevitablemente nos lleva al desastre: el Estado de las Autonomías.

 Con ello se pretendía contentar a ciertas regiones más desarrolladas económicamente y que, por ello, habían desarrollado también ideologías nacionalistas: el País Vasco y Cataluña. Pero si hay una tradición política en nuestro país que no ha tenido revolución burguesa,  es la tendencia a la disgregación, desde los tiempos medievales de los Reinos de Taifas: Navarra, Galicia, y otras regiones fueron reclamando también competencias, hasta que por hastío se decidió el 'café para todos'. Sin embargo, no todas las autonomías tienen las mismas competencias, ni de la misma manera.

Y así, hemos llegado a un país imposible. Imposible de mantener económicamente 19 'parlamentos', con palacios de gobierno, cientos de políticos, coches oficiales... Imposible para funcionar con la complejidad de legislaciones contradictorias, una auténtica barbaridad. Pero, sobre todo, hemos llegado a un montón de focos de tensiones nacionalistas... locales, con agravios comparativos a veces intolerables: ¿Por qué Euskadi o Navarra tienen la posibilidad de recaudar sus propios impuestos y gestionarlos y Andalucía o Murcia no?


¿Qué podía esperarse cuando un país llamado España pone la educación en manos de agentes locales de forma que una familia que se traslade de Castro Urdiales a Bilbao, a menos de 20 kms. no pueda encontrar escuela para sus hijos en castellano? ¿Qué podía esperarse de los hombres y las mujeres de Cataluña que hoy tienen 40 años que no han oído otra cosa que  historias míticas de una Cataluña agraviada por la tiranía española? Se pusieron todos los medios para obtener como resultado el reto que tenemos planteado: ¡un 1º de Octubre ahí mismo! Que los catalanes quieren independizarse porque lo dicen sus libros, sus profesores, sus medios de comunicación, sus políticos... que no dicen la otra cara, la otra realidad: que esta España corrupta, incluyendo la Autonomía Catalana, nos roba a todos los españoles y nos pone de rodillas ante el capitalismo mundial. 

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