viernes, 22 de diciembre de 2017

ECO 38. Choque de trenes: ¿Deben seguir los maquinistas?

CHOQUE DE TRENES. ¿DEBEN SEGUIR LOS MAQUINISTAS?, por A.F.García


Esta expresión la he tomado de algún locutor televisivo referido a lo que pueda pasar el 1 de octubre y, aunque exagerado, no me pareció desacertado. A una semana del posible choque, las máquinas van a tope y los maquinistas se muestran desafiantes, seguros de su empuje y sin que parezcan tener en cuenta las consecuencias.

No descarta uno que a última hora los maquinistas aflojen un poco, evitando o amortiguando el impacto frontal. No obstante, consecuencias las habrá y no solo en las máquinas sino también en los vagones y las vías. Después de eso, está claro que los maquinistas de ambos lados no son los más capacitados ni idóneos para una reparación o restauración de la convivencia normal, que, como ha dicho más de una cabeza bien pensante, no va a ser fácil ni a corto plazo.

¿Cuándo fue Cataluña un estado o reino independiente? ¿Se encuentra ahora en proceso de descolonización? De ahí la incomprensión de quienes conocen un poco su historia dentro y fuera de España. Más que una línea argumental justificadora se percibe una gran base emotiva, alimentada desde dos puntos contrapuestos, que merece ser analizada y tenida en cuenta.

Los Juegos Olímpicos Barcelona 92 fueron un acontecimiento deportivo sin precedente en nuestro país. Un público español, en su mayoría catalán, celebró los éxitos deportivos, indistintamente tanto fueran catalanes como si fueran del resto del Estado.

Desde hace algunos años se viene apreciando un desagradable fenómeno entre una parte no pequeña del público en los eventos multitudinarios deportivos, culturales, institucionales… hasta afear el acto de duelo y repulsa por el atentado que costo la vida a 16 personas: gritos, increpaciones…evidentes faltas de respeto a la bandera, el himno, el Jefe del Estado… no parecen mayoría, pero tampoco unos pocos espontáneos exaltados. ¿Qué hacen entre tanto las autoridades catalanas? ¿Se inhiben, sonríen? ¿Se haría esto con la bandera, el himno o el representante de otro país?

No se puede parar tanta democracia” (Puigdemont). ¿Es democracia o presión incitada? ¿Es honesto, legítimo, de sentido democrático arrastrar a una Región a separarse del estado del que forma parte porque ha obtenido en las últimas elecciones un 47,6% de los votos que le han permitido gobernar en ella? Además, lo han hecho por la vía urgente, saltándose los procedimientos y el propio Estatuto de su Comunidad, que se había aprobado en referéndum. Se ha alimentado desde el poder, las instituciones, centros educativos e informativos la tensión. Se ha alimentado maneras de pensar y actuar, actitudes… que se pueden volver en contra de los promotores. Error pedagógico grave, peligroso… no fácil de recomponer.

¿Cómo se ha llevado desde el otro lado con el Gobierno a la cabeza?

Desde luego, ningún gobierno de España puede permitir, a priori, un referéndum de independencia, y menos de la manera en que se planteó y se desarrolló. Ahora bien, no sé por qué motivo los dos gobernantes del Partido Popular, y sus equipos, parecen tener una capacidad o tendencia de provocar al contrario y buscar la bronca. Durante el periodo de Aznar apareció y se desarrolló el Plan Ibarreche; Esquerra Republicana de Cataluña pasó de uno a ocho representantes en el Congreso.

Hasta 2012, según recuerdan las hemerotecas, se consideraba fuera de lugar plantear la independencia. ¿Qué vemos ahora? Dos gobiernos lanzados uno frente a otro, como dos máquinas de tren, incapaces de recapacitar y buscar alternativas al enfrentamiento.

Tal como llevó su mayoría absoluta el PP era lógico que no la iba a repetir, aunque puso empeño; se presentaban como la única solución: o ellos o la ruina, o ellos los independentistas. Sus diatribas contra sus opositores, sobre todo contra los catalanes estaban a diario en boca de sus líderes. Desgraciadamente, en ello colaboraron a fondo algunos medios de comunicación, aumentando la tensión entre los ciudadanos de Cataluña y del resto de España, el distanciamiento, rompiendo los puentes y la comunicación necesarios para un entendimiento y proyecto común de Estado.

P.D. Termino de pasar este trabajo, que había redactado a mano en Sierra Espuña, hoy lunes día 2, sabiendo, con honda preocupación y tristeza, que el choque se ha producido ¡y de qué manera! ¿Se volverá de la irracionalidad a la racionalidad?

Con estos dos maquinistas se presenta muy difícil: uno se saltó la Ley suprema del Estado y las de Cataluña, acelerando su marcha, por encima de los derechos y deseos de la mayoría de sus ciudadanos hacia una meta de imprevisibles consecuencias. Tiene, por ello, una responsabilidad penal y otra política. El otro sembró también irresponsablemente su cizaña, calculando su rentabilidad política, sin preocuparse de atajar a tiempo la mala planta, confiado en que la maquinaria lo arreglaría todo. No se le puede imputar una responsabilidad penal, pero tiene una grave responsabilidad política.


¿Podrán dirigir ellos la reparación?

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