viernes, 22 de diciembre de 2017

ECO 38. Descubre Bello Rincón (Poema)

DESCUBRE BELLO RINCÓN, por La Voz de Bello Rincón

Venía yo por los ochenta
camino de La Azohía
para observar más de cerca
lo que de lejos veía.

Desde Bolnuevo miraba
esta orilla tan rocosa
y en mi alma despertaba
inquietud honda y curiosa
que muy fuerte me impulsaba
a ver vera tan hermosa.

Más de un amante al buceo
me hablara de este lugar
y en mi ánimo el deseo
surgió como germen nuevo
de llegarlo a visitar.

Ya una vivienda lograda,
siempre que había ocasión
España entera cruzaba
y estaba en Bello Rincón.

Si al Cedacero llegaba,
tras un caluroso día
en el Mirador paraba
a contemplar la bahía.

Mas, si de noche viajaba,
llegando al amanecer
siempre me paraba a ver
el Bello Rincón al alba.

Es que de noche y de día
el Rincón impresionaba
a quien conmigo venía;
y tanto de él disfrutaba
que con nostalgia se iba
el día que lo dejaba.

Así las personas todas
que a Bello Rincón vinieron
desde España y desde Europa;
la misma emoción sintieron
viendo esta mar y esta costa,
tranquila, sana y hermosa
que están en ella viviendo
su vida sana y dichosa.

No queremos ni podemos
tales Paramount o Vegas
ni puertos o aeropuertos
que nuestros ingresos merman,
ni esas torres, adefesios,
que afean la bella vera;

no obras de faraones
ruina de ambiciosos planes
que truncan las ilusiones
de tantos justos afanes
en tantos pobres hogares
con congeladas pensiones
y límites salariales.

En La Azohía queremos
como en todo buen lugar
de salud un digno centro,
a donde puedan llegar
cuantos ancianos o enfermos
no se puedan desplazar.

Es necesario y urgente
una cancha deportiva
donde asista aquella gente
de actitud sana y activa.

¿Qué hay para actos culturales
Juntas y celebraciones?
Para los actos sociales
no hay salón en condiciones.
y en nuestro bello paseo,
ciclistas y peatones
evitan los atropellos
con hábiles precauciones,
pues carril no hay para ellos.

Queremos nuestras laderas
vírgenes y al natural
con sus peñas y bancales
su salvaje matorral
de romeros y espartales.
sin construcciones gigantes
que arruinen el natural
encanto de nuestros lares.

Y queremos nuestra costa
con estas rocas y algares
arenas y pedregales.
No queremos otras cosas,
que nos puedan traer males
con palabras generosas
de ofrecer ventajas grandes
y voluntad sospechosa
de ocultar efectos graves.
No queremos otros bienes
que sus bienes naturales.

Y queremos nuestro mar
con su calma o con sus olas,
su corriente natural
sin diques que se las rompan.

Este nuestro bello mar,
el más bello del Levante
envidia del navegante,
que lo viene a visitar
y Bello Rincón llamamos;
cual tesoro hay que guardar
de las ambiciosas manos
que nos pueden engañar
diciendo que progresamos
al realizar su plan;

Si construir les dejamos
arruinan la natural
belleza que disfrutamos;
mantengamos la unidad
sed firmes en voluntad,
y no se lo permitamos.


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