viernes, 22 de diciembre de 2017

ECO 38. Toponimia de La Azohía y del campo de Cartagena (I)

TOPONIMIA DE LA AZOHÍA Y DEL CAMPO DE CARTAGENA, por Ginés Mota

La conferencia de Ginés Mota sobre La Azohía y la toponimia del Campo de Cartagena superó las expectativas de los asistentes y de los que se quedaron a la puerta de nuestro local. Su excelente trabajo cubre 65 páginas con 47 positivas, que tenemos en nuestra biblioteca a su disposición e iremos transcribiendo en sucesivos boletines.


En ocasiones, aquellos qué desde hace años venimos pasando nuestras vacaciones por Isla Plana, San Ginés, Las Brisas, La Chapineta, Chapimar, el Cuartel o en la misma Azohía, quizá nos hemos preguntado de dónde venía el nombre de La Azohía.


Con esta curiosidad, y con la inestimable ayuda de GOOGLE, he recopilado una serie de documentación que trataré de compartir con todos vosotros.


Evidentemente, lo que se irá diciendo no constituye por sí una verdad absoluta, y en esta charla, todos podemos hacer nuestras aportaciones y así, poco a poco, lograr un mejor conocimiento de este “rincón” que tanto nos gusta. Tomando pues como eje de este coloquio el topónimo Azohía, comprobaremos qué a lo largo de su historia, aquello que ha acontecido durante el paso de los siglos alrededor de su almadraba, su torre y sus playas, no difiere tanto del antes como del ahora, sólo hay que observar los acontecimientos con un poco de perspectiva histórica, ya que en esencia, no somos tan distintos de lo que éramos hace 900 años.



En cuestión de toponimia, en la comarca del Campo de Cartagena, como en toda la península, fue un factor decisivo la reconquista cristiana de todas sus tierras y su posterior repoblación a mediados del siglo XIII.




En Cartagena y sus alrededores, nos encontramos a veces con problemas de interpretación para averiguar el significado de un pueblo, un monte, una rambla. Esto viene provocado por la superposición de varias lenguas. Es igual a lo que sucede arqueológicamente, las ciudades se vienen construyendo por estratos sobre las ruinas de la anterior, pues con los nombres ocurre el mismo proceso.


Así, encontramos denominaciones prerromanas que pasan posteriormente al latín por los romanos y los visigodos, después al árabe desde los siglos VIII al XIII, más tarde al catalán, -nuestros repobladores-, y finalmente al castellano. Así pues, de este modo se han desfigurado extraordinariamente los topónimos, sobre todo cuando se ha perdido la noción de su significado original y la imaginación popular trata de darle un nuevo sentido buscando una etimología que, naturalmente, resulta falsa. Recuerdo que alguien, hace muchos años, asimilaba La Azohía a “La Huída”, lo cual, ciertamente suena muy bonito pero sin ningún rigor histórico.


Siguiendo con el ejemplo de LA AZOHÍA, durante el S. XIX, el topónimo se pronunció localmente como LA SOÍA, posteriormente se convirtió en LA SUGUÍA, después en LA SUBÍA y llegó a pasar a los mapas como LA SUBIDA.


Más ejemplos de esta adaptación son Qabtil Tiñós, que se transformó en Castil Tiñós y luego en Cabo Tiñoso, la Petxineta en la Chapineta, la Platjola pasó a ser Plajola, luego Prajola y al final la Parajola, Roig pasó a Roche, el Gorguell a El Gorguel, el Riuet a El Rihuete, Cap Negre a Cabnegre y luego a Cannegre y a Calnegre, Cap Blanc a Cabblanc y después a Calblanque, Palush (o Palosh en la pronunciación árabe local), a Cab de Pals, y luego finalmente a Cabo de Palos.

De la progresión en la castellanización de un topónimo local muy cercano, y de donde era mi suegro, tenemos un ejemplo muy anecdótico en Los Molinos Marfagones. Durante la repoblación tras la conquista cristiana, se atrajo a la zona a una familia catalana a la que se le otorgó el privilegio de la molienda de los cereales, la familia Vallfogó, apellido que con los años pasó a pronunciarse Valfogón, luego Balfagón, después Barfagón y por último, Marfagón, como efectivamente se queda hasta nuestros días desde finales del siglo XIX. Volviendo al tema que nos ocupa, como sabemos, la punta de La Azohía, o el puntal de La Azohía, se encuentra dentro del CABO TIÑOSO, en su estribación más occidental, originariamente el término se pronunciaba en árabe qabtil o qabtel, derivado del latín capitellum, diminutivo de caput, “cabeza", significando también “extremo o punta", término utilizado corrientemente en el árabe local para expresar la idea de ''cabo”.


(Conferencia de Ginés Mota.                        Continuará).

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