viernes, 22 de diciembre de 2017

ECO 38. Caminante, mira al andar

CAMINANTE, MIRA AL ANDAR, por Eva Sevilla Cervantes

Nos encontramos con esta planta correteando por Bocaoria en pleno agosto, con un sol de justicia y rozando los cuarenta grados. Me llamó la atención una flor amarilla de aspecto delicado que destacaba entre las hierbas calcinadas por el calor, me acerqué y descubrí una preciosa amapola de cuatro pétalos, le hice fotos y cuando volví a casa la busqué en internet. Mi sorpresa fue tal que no dudé en redactar esto que estáis leyendo. Merece la pena.

Glaucium flavum: planta perenne mediterránea, no pasa de medio metro de altura, hojas carnosas y tallos con pelillos, cuando se corta fluye un látex blanquecino muy irritante y además, está catalogada como vulnerable con lo cual, es una especie protegida. No podemos cortarla ni llevarla a casa y menos si hay niños porque toda ella es tóxica. Vamos a ver; que para utilizarla hay que saber muy bien lo que se hace, porque de ella se extraen sustancias tan importantes como la codeína, la morfina, opio y la superadictiva heroína. "¡Casi nada!". La amapola marina que la llaman por aquí, era mano de santo para quitar verrugas, las cataratas se reducían, la tos se suavizaba y muchos otros usos que han culminado en el estudio de sus principios activos en la lucha contra varios tipos de cáncer ya probados en ratones de laboratorio,… ¡ y funcionan!.



Los tratamientos eran diversos y las brujas de antaño en sus rituales mágicos la utilizaban para hacer filtros de amor. En conclusión, otro tesoro que esconde Bocaoria. Cuando salgáis al monte, al caminar, ¡mirad y ved! Siempre tendréis la posibilidad de encontrar algo que os llame la atención y descubrir algo interesante. Muchos pasan por la vida sin ver más allá de sus narices y es una pena, porque la naturaleza nos sorprende continuamente, y no nos pide nada a cambio. "Generosa ella... sí".

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