domingo, 20 de noviembre de 2022

ECO.69 "Turistas extranjeros" por la zona de Cartagena y Mazarrón en los siglos XVIII y XIX (I)

"TURISTAS EXTRANJEROS" POR LA ZONA DE CARTAGENA Y MAZARRÓN EN LOS SIGLOS XVIII y XIX  (I), por Paco Acosta

Para que los lectores de estos artículos no piensen que pretendo engañarles, voy a comenzar intentando aclarar lo que en aquel tiempo se podía considerar un “turista”, considerado desde la visión de hoy.

El diccionario de la lengua española (de la RAE -Real Academia Española-) dice que turista es la “persona que hace turismo”. Y turismo es la “actividad o hecho de viajar por placer”.

Wikipedia (ese gran “diccionario”, esa gran “enciclopedia” compendio del conocimiento actual -o de todos los conocimientos actuales-) indica que:Un turista es aquella persona que se traslada de su entorno habitual a otro punto geográfico, estando ausente de su lugar de residencia habitual más de 24 horas y realizando pernoctación en el otro punto geográfico”. Si aquí quiero considerar a los “turistas extranjeros”, está claro que voy a referirme a los viajeros procedentes de otros países.

En mi opinión los inquietos viajeros que, en los siglos XVIII y XIX, decidían abandonar sus lejanos países, para venir a “nuestra región y más concretamente a nuestra zona” no lo hacían por placer, como solicita la RAE para incluirlos en la categoría de “turistas”, sino que les movían otros intereses.

Hay que tener en cuenta que los medios de transporte de la época no eran ciertamente rápidos ni cómodos: a pie, a lomos de caballería o en carro…  (si el viaje se hacía por tierra) o si se venía embarcado, hasta es posible que el interesado viajero lo considerase de gran riesgo o incluso una aventura. El “placer de viajar” a nuestros ojos es algo diferente…

Por otra parte la información que en sus respectivos países se debía tener de nuestra región, o incluso de nuestro país, me atrevo a afirmar rotundamente que era ciertamente escasa, lo que añadía un plus de dificultad a la hora de planificar un viaje y decidirse a abordarlo.

Y no obstante sabemos que se viajaba, a pesar de todas la dificultades e impedimentos. Quedan por aclarar, desde nuestra perspectiva actual un par de cuestiones:

  • ¿Cómo sabemos qué “extranjeros” nos visitaron en esos tiempos?
  • ¿Cuál sería la motivación para emprender una aventura así? (desde luego no la de pasar unos cuantos días de vacaciones…)

Para contestar con precisión a la primera habría que acudir a la documentación existente (la tradición oral que pudiera haber surgido en su momento, en aquellos casos concretos que “llamasen la atención”, opino que ha debido quedar reflejada en la documentación publicada).

Respecto a la segunda -la motivación-, ya es más difícil delimitarla (como también podríamos decir que ocurre a día de hoy), a no ser que el propio viajero nos haya querido desvelarla.

Es a estos “turistas extranjeros”, con su nombre y apellidos, -independientemente de porqué se pusieron en camino-, pero decidieron dejar por escrito “su viaje”, es en los que me voy a centrar.

A base de lo que ellos dejaron escrito, -que podrían considerarse sus propias guías de viaje, o más genéricamente sus relatos de viajero- podemos conocer lo que les llamó su atención o aquello que el viajero consideró digno de comentar o recordar, de lo que observó en sus recorridos por esta zona. En el caso de viajeros de finales del sXIX, algunos de estos relatos pueden ir acompañados de una muy valiosa información gráfica.

Me voy a basar en un libro (en 4 tomos) escrito por Cristina Torres-Fontes Suárez que lleva por título “Viajes de extranjeros por el Reino de Murcia”, editado en 1996, conjuntamente por la Asamblea Regional de Murcia y la Real Academia Alfonso X el Sabio.



De esta obra he ido entresacando la información que afecta a “nuestra” zona de Mazarrón y Cartagena, en los siglos XVIII y XIX.

Se dice en el libro que en algunos casos, el relato del viajero únicamente expresa “que ha estado en ese lugar”, sin que en su narración presente novedad o aspecto singular reseñable; en otros, lo que se menciona es que han “visto” lo que viajeros anteriores ya habían considerado digno de atención. Lo que a nosotros, en nuestro tiempo, más nos interesa es aquellos que en sus descripciones reflejan lo que les resulta más atractivo o novedoso, según su motivación o incluso su formación cultural.

También se comenta en el libro que la orografía de la Región Murciana, y la escasez de vías de comunicación, es una de las causas de la escasez de testimonios de viajeros. Sin embargo, en el siglo XVIII Cartagena despierta mayor interés, ya que su puerto empieza a tener prestigio en Europa. Y desde allí, los viajeros que desean llegar a Andalucía, suelen seguir la ruta que pasa por Mazarrón para continuar hasta Lorca.

El libro menciona, en el SXVII a trece viajeros que se refieren a Murcia: cinco ingleses, cinco franceses, un italiano y dos marroquíes. Estos tres últimos estuvieron aquí en “misión oficial”; el italiano era el portador del birrete cardenalicio otorgado al Cardenal Belluga, obispo de Cartagena (aunque con residencia en Murcia). Los dos marroquíes eran embajadores del sultán para gestionar la liberación, o el rescate, del “mayor número posible de marroquíes esclavizados que trabajaban en el arsenal de Cartagena”.

Los franceses e ingleses ofrecen en sus escritos la imagen de hombres cultos, aunque diferentes entre sí. En cualquier caso sus anotaciones son importantes para comprender como veían la región, sus costumbres y su paisaje.

 

JUAN ÁLVAREZ DE COLMENAR

Francés de ascendencia española. En 1707 publicó Les delices de l’Espagne et de Portugal, una obra en cinco volúmenes donde narra su visión de la península ibérica. La obra volvió a publicarse en 1741, esta vez en cuatro volúmenes, bajo el título Annales de l’Espagne et de Portugal.


Hay dudas respecto a si todo lo que cuenta es resultado de su viaje por España, -pues parece que recoge informaciones de publicaciones previas, sin citar las fuentes-, se puede considerar una obra de referencia.

De Cartagena, menciona su historia milenaria: cartagineses, romanos, vándalos y visigodos. Su posterior estancamiento o incluso decaimiento durante siglos, hasta la época de Felipe II cuando se decidió mejorar su fortificación. Menciona la bahía, el puerto y sus defensas. Se refiere a su riqueza minera, aunque su fantasía (o la de sus informadores) le hace citar minas de diamantes, oro o rubíes.

En la zona destaca la recolección del esparto, de gran importancia económica, o la pesca de la caballa.

De Mazarrón menciona la explotación del alumbre por parte del Duque de Escalona y del Marqués de los Vélez.

Se puede considerar que su visión general del territorio, en su paso por la región de Murcia, es la que corresponde a un viajero de principios del siglo XVIII.

 

ÈTIENNE DE SILHOUETTE (1709-1767)

Erudito francés. Fue Controlador general de finanzas (ministro de Hacienda) de Luis XV. Publicó Voyage de France, d’Espagne, de Portugal et d’Italie



 

Su viaje por España y Portugal tuvo lugar entre el 31 de agosto y el 24 de diciembre de 1729.

Se dice de su relato, que más que una guía es una contribución al conocimiento de estos países, gracias a la descripción de sus paisajes, sus principales monumentos o la forma de pensar y vivir de la sociedad española y portuguesa.

Cuando menciona Cartagena, lo hace para destacar su pasado. El puerto lo encuentra abandonado y descuidado, aunque destaca su amplitud (con capacidad para hasta 200 galeras). Comenta que allí encuentra únicamente la Galera Real, a la que elogia por su magnífica construcción.

 

CRISTOPHER HERVEY

Irlandés, comerciante. Relata sus impresiones de viaje en cartas, que escribe en los lugares en los que se detiene algún tiempo. No se tiene noticia de a quién iban dirigidas, si es que iban dirigidas a alguien. También s posible que fuera un recurso literario para plasmar su impresión de aquello que consideraba más interesante. Fueron publicadas en 1781 bajo el título Letters from Portugal, Spain, Italy and Germany, in the years 1759, 1760, and 1761.


Pasó por Cartagena, y en su relato se centra en el puerto y sus fortificaciones. Viajaba a caballo; para su siguiente destino -Granada- pensaba seguir la ruta directa hacia Lorca. Sin embargo, bien por no haber encontrado el camino, o bien por haber sido aconsejado que no lo siguiera, se decidió por volver a Murcia y continuar la ruta del interior. Sin nombrar directamente a Mazarrón, el mero hecho de no seguir el camino más directo, nos hace pensar en la “dificultad” de la ruta Cartagena Mazarrón.

 

ABUL ABBAS AHMAR bin EL MEHDI AL GAZZAL

Marroquí, secretario del sultán de Marruecos. Vino a España en 1766, con el encargo de tratar la liberación de los esclavos marroquíes que trabajaban en el Arsenal de Cartagena. En parte se trataba de un canje por los españoles que se encontraban esclavizados por el sultán de Marruecos Mohammed III. Al parecer sus gestiones resultaron positivas y culminaron con un acuerdo firmado en 1767. Según las fuentes compró la libertad de casi 200 esclavos.

Conocemos sus gestiones y “andanzas” por la región, por varias fuentes oficiales españolas (fundamentalmente la correspondencia cruzada entre los diplomáticos y personajes que le acompañaron en su visita); y también por las memorias del embajador marroquí en la Corte española, publicadas con el título “Consecuencia del esfuerzo en la paz y en la guerra”.


Sabemos que en Cartagena, además de su gestión diplomática, acudió al teatro de La Comedia, visitó el Arsenal y el Hospital Real; montó en varios navíos admirándose de sus condiciones marineras y pudo contemplar cómo se realizaba la construcción de dos navíos de guerra.


RICHARD TWISS (1747-1821)

Se trata del clásico viajero inglés, rico y bien relacionado, que viaja al extranjero para conseguir prestigio social.

Escribió un diario: Travels through Portugal and Spain, in 1772 and 1773, publicado en 1775.


En Cartagena, visitó el Arsenal, donde dice que trabajaban 2000 esclavos, en parte cautivos y en parte penados. Comenta la construcción de un castillo para la defensa del Arsenal. Sus relaciones con el cónsul le facilitaron el acceso al Gobernador General y a altos oficiales militares. Le sorprende que el servicio obligatorio era solo del 5 por ciento, que se cubría por sorteo.

De la ciudad menciona dos paseos: la Alameda -larga y plantada con dos hileras de olmos- y Santa Lucía, cerca del Puerto donde indica que estaban atracados 3 grandes galeotas y 4 jabeques para perseguir a los piratas.

 

(continuará)



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