domingo, 20 de noviembre de 2022

ECO.69 Derechos humanos (IX)

DERECHOS HUMANOS (IX), por A.F.García 


(continuación)

Artículo 11.

1.     “Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa”.


Esta cualidad, la presunción de inocencia, fundamento básico de toda ley y del código penal, es muy relativa; según la predisposición mental del ciudadano, se tiende a sentenciar antes de tiempo; juzgamos ya en un sentido o en otro.

Si alguien es del grupo de BILDU, es de ETA, y por lo tanto asesino, aunque es muy posible que no haya empuñado un arma ni albergue deseos violentos.

La segunda parte de este apartado es clave para un juicio justo.

Yo recuerdo el llamado “Juicio de Burgos”, a puerta cerrada, con la garantía de los “GEOS” y un perímetro de seguridad de decenas de kms.

El tribunal estaba compuesto de militares, incluso el supuesto abogado defensor. ¿Habría garantías? Ocurría a principios de otoño de 1975, pocas semanas antes de fallecer el Dictador. Varios países europeos habían retirado su embajador. El Régimen los calificaba de enemigos de la patria; pero los miles de españoles que trabajaban en esos países y los millones de europeos que nos visitaban desmentían con los hechos semejante aseveración.



2.     ”Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueron delictivos según el Derecho nacional o internacional.  Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en la comisión del delito”.


La dosis de humanidad, que tan bien nos relató nuestro amigo y compañero Francisco Acosta parece una pelea de chiquillos si lo comparamos con la barbarie fratricida de nuestra Guerra Civil y dura represión posterior.

Este segundo apartado salta por los aires. En ese momento de empezar la guerra no hay delitos previos que juzgar. Queipo de Llano detiene y fusilará después a aquellos oficiales que se declaran leales a la República ¿dónde está el delito?

En Madrid se llena la Cárcel Modelo, con capacidad para 4. 000.

Milláy Astray con sus legionarios y moros (en plan de guerra santa), avanzan desde Sevilla hacia Extremadura y hace degollar a 4.000 campesinos (milicianos) en la Plaza de Toros de Badajoz ante el asombro de Gabriel Jackson, reportero americano en la Contienda.

La mayor parte de los combatientes no ha tenido opción a elegir el bando. Quienes eran alcaldes lo habían sido por elección democrática. Los funcionarios, profesores o médicos, los trabajadores de la industria y del campo hacían su cometido. ¿Por qué habrían de ser fusilados después de la guerra?; incluso se le había prometido a Churchill, premier británico, que habría amnistía general. Al contrario, se improvisaron cárceles y campos de concentración en todo el territorio nacional, donde se almacenaron y acogieron en condiciones lamentables muchos miles de españoles, para los que los trabajos forzados era lo más general.

Ruego a Dios, de todo corazón, que tal horror no se repita. A nuestros líderes que trabajen más por la armonía y el consenso que las cotidianas batallas estériles.


(continuará)



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