domingo, 20 de noviembre de 2022

ECO.69 Ciclo biológico de la Procesionaria del Pino

CICLO BIOLÓGICO DE LA PROCESIONARIA DEL PINO, por Paco Acosta

 

Normalmente se comienza a hablar de la procesionaria del pino cuando ya está bien entrado el invierno. Es cuando bajan de sus nidos formando esas conocidas procesiones. Es en el suelo cuando se produce el contacto con estas orugas por parte de niños y mascotas. Y hay que recordar que las consecuencias de este contacto pueden ser graves y peligrosas para los niños; pero que pueden llegar a ser mortales para los perros y los gatos, que, con su curiosidad, acuden a olfatearlas -o a lamerlas o incluso intentan morderlas-.


Como siempre es preferible prevenir a curar, quiero adelantarme a los momentos de incidencia, divulgando el Ciclo biológico de este insecto, para que, en lo posible contribuyamos a mantenerlo bajo control.

El insecto pasa por varias fases, en las que presenta diferente aspecto.

Mariposa o Polilla, de apariencia poco vistosa, similar a las que llamamos Polillas nocturnas. No come y su única actividad es la de atraer al macho -mediante unas sustancias que segrega-, y aparearse. Su vida es de uno o dos días.

El apareamiento se produce en verano. Las hembras ponen sus huevos en las copas de los pinos, en acículas tiernas (las hojas de los pinos).


Unos 30 o 40 días después de la puesta de los huevos, nacen las larvas (orugas). Y con la llegada del frío, estas orugas construyen -tejen- sus nidos. en zonas preferiblemente soleadas.

Los nidos se forman por agrupamiento de las orugas, mediante un hilo de seda que dejan en su camino. En estos bolsones sedosos las orugas van completando su crecimiento. Durante el día se refugian en el bolsón y salen por la noche para alimentarse de las hojas de los pinos, que van secándose en las proximidades de los nidos. Estas defoliaciones pueden ser los primeros indicios de su existencia, aunque aún no sean fácilmente visibles los nidos.


Tras completar su desarrollo, entre mediados de enero y finales de febrero, o marzo (dependiendo de las condiciones meteorológicas), las orugas ya adultas descienden de los nidos.

En su descenso, forman las características procesiones, (de ahí el nombre común de procesionarias), que pueden tener un gran número de individuos.

Las orugas están cubiertas de pelos urticantes que se desprenden fácilmente, produciendo irritación en la piel y las mucosas, o fuertes reacciones alérgicas.


 

Una vez en el suelo, se entierran; allí pasan a la fase de crisálida, de donde nacerán las nuevas mariposas, que saldrán de tierra en verano, comenzando así un nuevo ciclo que se repite año tras año.

 

Medidas de control

En general la pérdida de hojas de las que se alimentan las orugas debilita a los pinos, pero no suelen causar su muerte. Los árboles se recuperan de forma natural.

En nuestro entorno, como hemos indicado antes, el peligro existe para los niños y las mascotas (perros y gatos).

Por tanto se recomienda reducir las poblaciones de procesionaria y mantenerlas en niveles bajos.

Además de los depredadores naturales (carboneros, herrerillos, murciélagos, avispas y hormigas), existen varios procedimientos para combatirlas:

El más simple consiste en cortar y quemar las ramas con bolsones antes de que aparezcan las procesiones descendentes (después no tiene sentido, pues los nidos están vacíos).

También se pueden aplicar tratamientos químicos (fumigación). Este tratamiento se recomienda realizarlo cuando las larvas se encuentran en sus primeros estadios de desarrollo, es decir en el otoño.

Últimamente, a nivel de jardines particulares, se está imponiendo la endoterapia vegetal, por considerarse más respetuosa con el medio ambiente. El tratamiento consiste en la inyección de un compuesto insecticida en el tronco del árbol. 



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