viernes, 22 de diciembre de 2017

ECO 38. Las Azucenas del "Milagro de la Purísima" de Mazarrón

Las Azucenas del “Milagro de La Purísima” de Mazarrón, por Paco Acosta


Creo que “El Milagro de la Purísima” de Mazarrón es conocido por todos. No obstante haré un breve resumen:

Según consta en diversos escritos y testimonios, el sábado 16 de Noviembre de 1585 los piratas berberiscos llegaron por la noche a la costa de Mazarrón (siete galeras, dice Fray Ginés García Alcaraz, en una crónica de 1754, con 500 hombres de armas), desembarcaron cerca de Bolnuevo, con intención de saquear Mazarrón y hacer cautivos para posteriormente obtener su rescate. Mazarrón tenía entonces, según la misma fuente, 1000 vecinos y dos castillos (el del Marqués de los Vélez y el del Marqués de Villena).

Cuando estaban ya cerca de las casas, empezaron a tocar a rebato las campanas de la iglesia (sin que nadie las tocase, y estando la iglesia bien cerrada, y sin nadie dentro). Al oír sonar la campana los asaltantes huyeron despavoridos. Y dicen las crónicas, según los testimonios de los vecinos que comenzaron a salir alarmados de sus casas, que los seguía “una hermosa doncella, picándolos en la retaguardia, y los consternaba a más desordenada ligereza”. En el camino de retorno a las galeras abandonaron armas y estandartes.

Una vez pasado el peligro, los vecinos fueron a la Iglesia, cuya puerta se mantenía cerrada, y al abrirla descubrieron que la lámpara, situada junto a la imagen de la virgen se encontraba encendida y “vertiendo aceite en grande abundancia”, del que se recogió bastante cantidad. Además el rostro de la “Sagrada imagen, se admiraba encendido, y sudando”. El prodigio se mantuvo “una y otra maravilla, por espacio de una hora”. La misma tradición asegura, que el manto azul de la imagen de la Virgen, tenía “el ruedo mojado y con menudas arenas”.

En su libro El Milagro de la Purísima, José Antonio Abellán Jiménez, después de reflejar lo sucedido (según el relato de Ginés García Alcaraz), dice “Otra tradición popular más reciente, y que no está registrada por escrito en ningún sitio, habla de las azucenas. En las arenas de El Castellar han crecido hasta que se urbanizó aquel terreno una gran cantidad de azucenas de la playa, como pueden verse también en otras zonas costeras. La imaginación popular pensó ilusionadamente que ese campo de flores germinó allí donde supuestamente llegó posando sus pies la “hermosa doncella” del relato de Fray Ginés y así se lo creyó”.

Hasta aquí el relato. Ahora voy a continuar con las Azucenas. Son tan bonitas como la que muestra la fotografía que adjunto. Aunque aquí no podemos admirar su fragancia.


Yo conocí esas azucenas en las arenas de la Playa “El Castellar” –más o menos a la altura de donde hoy está el Hotel Playa Grande-. Según la tradición, trasmitida por los mayores, nacían por donde había pasado la virgen, y además no era factible su trasplante a otros entornos. Es decir si se arrancaban las cebollas (así llaman los lugareños a sus bulbos) o se intentaba que germinasen las simientes en otros terrenos, no se conseguía nada. Incluso, si las plantas nacían, éstas no florecían. Por eso las azucenas se conservaban únicamente allí, en los arenales junto a la playa.

Cuando comenzaron a edificar en esa zona del Castellar, algunos propietarios de las casas de Nares, (mazarroneros bastantes de ellos), para evitar que se perdieran las azucenas, acudieron a recoger bulbos. Los plantaron en la arena, delante de las terrazas de las casas, los cuidaron con esmero, de manera que ese verano tuvieron la merecida recompensa a su esfuerzo “conservacionista” viendo con satisfacción que florecían buena parte de las azucenas que habían rescatado.

Técnicamente se trata de la Azucena de mar, (también llamada Lirio de mar), cuya denominación científica es Pancratium maritimum. Son plantas bulbosas con hojas verdes, lisas, de unos 40-50 cm de longitud y alrededor de 1 cm de anchura. Entre estas hojas crece un tallo de unos 20-25 cm de altura, donde abren las flores en número variable (generalmente 3 o 4, que no abren simultáneamente). Cuando la flor marchita suele dar lugar a un fruto en cápsula, que al ir “madurando” se abre para dejar ver las semillas.

Continúo ahora con las azucenas de la virgen, ahora en Nares. Hoy día, aún quedan allí algunas…, a pesar de la masificación de veraneantes (siempre prontos a arrancar “al tirón” las bonitas y olorosas flores), la falta de medidas “protectoras” por parte de los poderes públicos (el tractor que “alisa” la playa ha cometido bastantes estragos en la arena, y se ha llevado por delante bastantes plantas…), o incluso la “dejadez o falta de interés en el tema” por parte de asociaciones de defensa de la naturaleza o de flora en peligro de extinción.

El único cuidado que tienen se debe a los propietarios de esas antiguas casas, que reiteradamente, siempre que pueden, informan a los “recolectores descuideros” –los que pretenden cortar y llevarse “un ramo de esas flores silvestres”-, que se trata de las azucenas de la virgen (aunque dada la descreencia generalizada de nuestra sociedad actual, esto sirve de poco), que esas plantas están en peligro de extinción, que no las arranquen, que cada flor da lugar a una “cápsula” que contiene entre 15 y 20 semillas negras… (no siempre fértiles), y que dejen también madurar las semillas, para que se dispersen de forma natural. A lo sumo, si quieren intentarlo, que se lleven algunas de esas semillas para ver si tienen éxito en su propagación fuera de su ambiente “de cultivo” original: arenoso, soleado, húmedo y salino…, cosa no fácil de conseguir, fuera de la orilla del mar.


Como la floración es en verano, y se extiende incluso al otoño benigno, los que deseen admirar estas azucenas de la virgen pueden darse un paseo por delante de las casas de Nares y si allí se detienen a contemplarlas (por favor, no las arranquen y dejen que la sabia naturaleza cumpla su ciclo de reproducción), puede que algún amable vecino les cuente de nuevo esta leyenda… ¿o es historia?

Las azucenas en la arena, junto a las casas de Nares

Las cápsulas que contienen las semillas

Tallo en crecimiento, en el que abrirán las flores

Conjunto de azucenas. ¡NO ARRANCARLAS, POR FAVOR!




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