Mazarrón continúa apostando fuerte por la cultura, por Paco Acosta
En esta ocasión se ha tratado de un Congreso
Internacional, que durante tres densos días (del 13 al 15 de Noviembre), y bajo
el atrayente título “El siglo de la
Inmaculada (1550-1650) Los mundos ibéricos en su Edad de Oro” se ha
celebrado en el Centro Cultural del Ayuntamiento de Mazarrón, con participación
de casi un centenar de asistentes, en una gran mayoría científicos de varias
universidades españolas y extranjeras.
En un apretado programa de trabajo de los expertos,
con sesiones de mañana y tarde, se desarrollaron las numerosas ponencias y
comunicaciones, que iban seguidas de unas interesantes rondas de debate.
El reducido espacio de este artículo, no permite
reproducir ni siquiera los títulos de las conferencias y los nombres de los
ponentes. En el programa del Congreso, escrito en una letra de pequeñísimo
tamaño, ocupaban tres páginas.
La mañana del primer día tuvo como tema El catolicismo ibérico, y los
diferentes conferenciantes abordaron la estrecha relación entre la monarquía
hispánica y la Iglesia, con especial incidencia en la cuestión de la Inmaculada
Concepción.
Por la tarde, se desarrolló el tema de Los poderes locales. Los expertos
historiadores expusieron desde puntos de vista globales, referidos a las
relaciones de la corona con los regidores de ultramar, o bajo consideraciones
meramente locales, en forma de ejemplos de la siempre difícil convivencia entre
la nobleza y las autoridades civiles y religiosas.
En el segundo día, por la mañana se trató como tema
El mar y la monarquía. En las
distintas ponencias se contempló el desarrollo, no siempre acertado, de la
política naval de la monarquía para hacer frente a los retos que se presentaban
tanto en la península como en ultramar e incluso en Nápoles, Cerdeña y Sicilia,
para combatir a los piratas corsarios y berberiscos.
A primera hora de la tarde, el tema que se había
escogido fue Lo que queda del siglo de
la Inmaculada: Cultura y patrimonio. Los diferentes ponentes se centraron
en nuestra región, y expusieron distintos ejemplos locales de su patrimonio
artístico y arqueológico. En las comunicaciones tuvo un lugar destacado el
castillo de Mazarrón, y las intervenciones arqueológicas que se realizaron para
su estudio, y consolidación.
Y a última hora de la tarde, el tema de Las representaciones de lo divino y de lo
humano, permitió a los conferenciantes considerar en base de cuadros de
Tiziano algunas relaciones familiares existentes en la monarquía, o la
influencia inmaculista en la región de Murcia a través de distintos monumentos
y representaciones artísticas.
En el último día, se contempló el tema Los espacios y las personas: un mundo en
circulación. Las ponencias y comunicaciones, expusieron la característica
de la monarquía como espacio de circulación, y trataron diversos casos de movilidad
geográfica tanto en la península como en las provincias de allende los mares
durante el S XVI.
Por su particular incidencia en la historia de
Mazarrón, he de mencionar la muy interesante comunicación de Francisco Velasco, que trató de El auge del microcorso berberisco
(1570-1620).
De ella he entresacado algunas ideas: tuvo su apogeo
tras las guerra de la Alpujarras, los corsarios actuaron en el sureste, tanto
en el mar como en las costas, y partían de puertos del norte de África (Argel,
Tetuán, Túnez, Cherchel, Bugía,…).
Se trataba de un corso de tipo artesanal, generalmente
era un negocio familiar, por lo que la cantidad de navíos de cada flotilla
berberisca no solía sobrepasar el número de tres, y éstos eran de un solo palo,
con entre 8 y 16 bancos y quilla pequeña, que les posibilitaba fondear muy cerca
de la costa. Los remeros eran a la vez soldados, lo que les permitía reducir el
tamaño de las embarcaciones. Contaban con escasa o pequeña artillería, que les
hacía muy débiles frente a las galeras españolas. Cartagena fue la capital del
contra-corso.
Buscaban refugios junto a las islas y promontorios,
y asaltaban pequeñas naves y caseríos, huertas y cortijos en la costa.
Capturaban pescadores y agricultores, para conseguir rescates o venderlos como
esclavos. Entre muchas otras, se tiene constancia de la captura de 60
pescadores en la almadraba de Susaña, en Mazarrón.
Los mazarroneros asistentes seguimos con especial
interés esta conferencia, pues en ella estábamos viendo reflejado el fallido
asalto de los piratas berberiscos a Mazarrón en 1585, que dio lugar al Milagro
de la Purísima. Ahora bien, si aceptamos lo expresado por el conferenciante en
lo relativo a los barcos y la tripulación, la crónica del Milagro que realizó
Fray Ginés García Alcaraz en 1754, resulta algo “exagerada” en lo que se
refiere a la tropa berberisca, pues allí menciona que eran 7 galeras y 500
hombres de armas.
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