CHOQUE DE TRENES. ¿DEBEN SEGUIR LOS MAQUINISTAS?, por A.F.García
Esta expresión la he tomado de
algún locutor televisivo referido a lo que pueda pasar el 1 de octubre y,
aunque exagerado, no me pareció desacertado. A una semana del posible choque,
las máquinas van a tope y los maquinistas se muestran desafiantes, seguros de
su empuje y sin que parezcan tener en cuenta las consecuencias.
No descarta uno que a última hora
los maquinistas aflojen un poco, evitando o amortiguando el impacto frontal. No
obstante, consecuencias las habrá y no solo en las máquinas sino también en los
vagones y las vías. Después de eso, está claro que los maquinistas de ambos
lados no son los más capacitados ni idóneos para una reparación o restauración
de la convivencia normal, que, como ha dicho más de una cabeza bien pensante,
no va a ser fácil ni a corto plazo.
¿Cuándo fue Cataluña un estado o
reino independiente? ¿Se encuentra ahora en proceso de descolonización? De ahí
la incomprensión de quienes conocen un poco su historia dentro y fuera de
España. Más que una línea argumental justificadora se percibe una gran base
emotiva, alimentada desde dos puntos contrapuestos, que merece ser analizada y
tenida en cuenta.
Los Juegos Olímpicos Barcelona 92
fueron un acontecimiento deportivo sin precedente en nuestro país. Un público
español, en su mayoría catalán, celebró los éxitos deportivos, indistintamente
tanto fueran catalanes como si fueran del resto del Estado.
Desde hace algunos años se viene
apreciando un desagradable fenómeno entre una parte no pequeña del público en
los eventos multitudinarios deportivos, culturales, institucionales… hasta
afear el acto de duelo y repulsa por el atentado que costo la vida a 16
personas: gritos, increpaciones…evidentes faltas de respeto a la bandera, el
himno, el Jefe del Estado… no parecen mayoría, pero tampoco unos pocos
espontáneos exaltados. ¿Qué hacen entre tanto las autoridades catalanas? ¿Se
inhiben, sonríen? ¿Se haría esto con la bandera, el himno o el representante de
otro país?
“No se puede parar tanta democracia” (Puigdemont). ¿Es democracia o
presión incitada? ¿Es honesto, legítimo, de sentido democrático arrastrar a una
Región a separarse del estado del que forma parte porque ha obtenido en las
últimas elecciones un 47,6% de los votos que le han permitido gobernar en ella?
Además, lo han hecho por la vía urgente, saltándose los procedimientos y el
propio Estatuto de su Comunidad, que se había aprobado en referéndum. Se ha
alimentado desde el poder, las instituciones, centros educativos e informativos
la tensión. Se ha alimentado maneras de pensar y actuar, actitudes… que se
pueden volver en contra de los promotores. Error pedagógico grave, peligroso…
no fácil de recomponer.
¿Cómo se ha llevado desde el otro
lado con el Gobierno a la cabeza?
Desde luego, ningún gobierno de
España puede permitir, a priori, un referéndum de independencia, y menos de la
manera en que se planteó y se desarrolló. Ahora bien, no sé por qué motivo los
dos gobernantes del Partido Popular, y sus equipos, parecen tener una capacidad
o tendencia de provocar al contrario y buscar la bronca. Durante el periodo de
Aznar apareció y se desarrolló el Plan Ibarreche; Esquerra Republicana de
Cataluña pasó de uno a ocho representantes en el Congreso.
Hasta 2012, según recuerdan las
hemerotecas, se consideraba fuera de lugar plantear la independencia. ¿Qué
vemos ahora? Dos gobiernos lanzados uno frente a otro, como dos máquinas de
tren, incapaces de recapacitar y buscar alternativas al enfrentamiento.
Tal como llevó su mayoría
absoluta el PP era lógico que no la iba a repetir, aunque puso empeño; se
presentaban como la única solución: o ellos o la ruina, o ellos los
independentistas. Sus diatribas contra sus opositores, sobre todo contra los
catalanes estaban a diario en boca de sus líderes. Desgraciadamente, en ello
colaboraron a fondo algunos medios de comunicación, aumentando la tensión entre
los ciudadanos de Cataluña y del resto de España, el distanciamiento, rompiendo
los puentes y la comunicación necesarios para un entendimiento y proyecto común
de Estado.
P.D. Termino de pasar este
trabajo, que había redactado a mano en Sierra Espuña, hoy lunes día 2,
sabiendo, con honda preocupación y tristeza, que el choque se ha producido ¡y
de qué manera! ¿Se volverá de la irracionalidad a la racionalidad?
Con estos dos maquinistas se
presenta muy difícil: uno se saltó la Ley suprema del Estado y las de Cataluña,
acelerando su marcha, por encima de los derechos y deseos de la mayoría de sus
ciudadanos hacia una meta de imprevisibles consecuencias. Tiene, por ello, una
responsabilidad penal y otra política. El otro sembró también
irresponsablemente su cizaña, calculando su rentabilidad política, sin
preocuparse de atajar a tiempo la mala planta, confiado en que la maquinaria lo
arreglaría todo. No se le puede imputar una responsabilidad penal, pero tiene
una grave responsabilidad política.
¿Podrán dirigir ellos la
reparación?
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