¿Libertad de expresión?, por A.F.García.
No hace muchas fechas, el
26 de agosto, se celebraba en Barcelona una magna manifestación de condena del
atentado del 17 y de apoyo a las
víctimas y sus allegados. Contó con el apoyo y la representación de todas las
fuerzas políticas y sociales, incluidos el Presidente del Gobierno y el Jefe
del Estado.
Aunque el lema era “no
tengo miedo”, había alguna como “Soy
árabe, no terrorista”, muy respetable de quienes quieren desligarse de los terroristas
y otros no menos apreciables como “quien quiere la paz no negocia armas”. Este
es tan bueno en sí que ninguno de los muchos mandatarios que negocian con armas
se declara contrario a la paz.
Lo que decepciona y
entristece al ciudadano normal es que los gritos independentistas parecieran
que quieren ahogar a los del lema. ¿Es eso lo que da satisfacción a los que han
sufrido el atentado?. Iglesias, líder de Podemos, parece justificar el detalle
en nombre de la libertad de expresión. En nombre de ella el portavoz del PP en
el Congreso, miembros del Ejecutivo, sin excluir su Presidente, le cargan una
complicidad con el Líder Venezolano, siempre que, de manera legítima, plantea
alguna cuestión relacionada con la honestidad pública o la corrupción. Uno siente
vergüenza de nuestros políticos; tenemos legítimo derecho
a recibir explicaciones dignas, honestas, no viles evasivas; nos merecemos algo
mejor.
El Gobierno Catalán huye
hacia adelante en su plan de independencia, incluso saltándose sus propias
normas en el desarrollo. El President dice rotundo que si le impiden el
previsto referendum tendrán la calle, como muestra de democracia. ¿Así lo cree?
¿Desconoce este hombre las grandes manifestaciones de adhesión en la Plaza de
Oriente en años en que la masa obrera era duramente reprimida?
Se ha llegado a una gran
tensión y se vino alimentando desde muy atrás.
Se está saltando la más
elemental decencia en el comportarse y buen hablar. “No hagas a Otro lo que no
quieres que te hagan a ti”. La Ley más general.
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