CAMINANTE, MIRA AL ANDAR, por Eva Sevilla Cervantes
Nos encontramos con esta planta
correteando por Bocaoria en pleno agosto, con un sol de justicia y rozando los
cuarenta grados. Me llamó la atención una flor amarilla de aspecto delicado que
destacaba entre las hierbas calcinadas por el calor, me acerqué y descubrí una
preciosa amapola de cuatro pétalos, le hice fotos y cuando volví a casa la
busqué en internet. Mi sorpresa fue tal que no dudé en redactar esto que estáis
leyendo. Merece la pena.
Glaucium flavum: planta perenne mediterránea, no pasa de medio
metro de altura, hojas carnosas y tallos con pelillos, cuando se corta fluye un
látex blanquecino muy irritante y además, está catalogada como vulnerable con
lo cual, es una especie protegida. No podemos cortarla ni llevarla a casa y
menos si hay niños porque toda ella es tóxica. Vamos a ver; que para utilizarla
hay que saber muy bien lo que se hace, porque de ella se extraen sustancias tan
importantes como la codeína, la morfina, opio y la superadictiva heroína.
"¡Casi nada!". La amapola
marina que la llaman por aquí, era mano de santo para quitar verrugas, las
cataratas se reducían, la tos se suavizaba y muchos otros usos que han
culminado en el estudio de sus principios activos en la lucha contra varios
tipos de cáncer ya probados en ratones de laboratorio,… ¡ y funcionan!.
Los tratamientos eran diversos y
las brujas de antaño en sus rituales mágicos la utilizaban para hacer filtros
de amor. En conclusión, otro tesoro que esconde Bocaoria. Cuando salgáis al
monte, al caminar, ¡mirad y ved! Siempre tendréis la posibilidad de encontrar
algo que os llame la atención y descubrir algo interesante. Muchos pasan por la
vida sin ver más allá de sus narices y es una pena, porque la naturaleza nos
sorprende continuamente, y no nos pide nada a cambio. "Generosa ella...
sí".
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