sábado, 10 de mayo de 2025

ECO.84 ASALTOS A PARLAMENTOS (IX)

ASALTOS A PARLAMENTOS (IX), por Nicolás Pérez-Serrano Jáuregui

 

(continuación)

 

(sigue la transcripción del Diario de Sesiones de las Cortes constituyentes de la República española, correspondiente a la sesión del viernes 2 de Enero de 1874. Continúa el Sr. PRESIDENTE) 

Entiendo que bajo esta presión no puede, no debe continuar la votación que estaba verificándose. En los momentos en que este recado se había recibido aún no había terminado, sino que se estaba comenzando el escrutinio.

El Gobierno presidido por el digno é ilustre patricio D. Emilio Castelar es todavía Gobierno; no hace mucho tiempo que os decía que tenía una perfecta conciencia del sentimiento de su deber, por el valor y por la energía con que sabía inspirarse para defendernos, y acaba de darme palabra de ello pocos momentos hace con la lealtad que está fuera de toda duda; y toda vez que bajo esta presión no podemos continuar verificando la votación, y puesto que todavía es Gobierno, sus disposiciones habrá adoptado ya. Entretanto yo creo que debemos seguir en sesión permanente, y seremos fuertes para resistir hasta que nos desalojen por la fuerza, dando un espectáculo que aun cuando no sepan apreciarlo en lo que vale aquellos que solo pueden conseguir el triunfo por ciertos medios, las generaciones futuras sepan que los que antes éramos adversarios, ahora todos hemos estado unidos para defender la República. (Varios señores Diputados: Todos, todos.) 

Un Sr. Diputado-. ¡Viva la soberanía nacional! ¡Viva la República! ¡Viva la Asamblea! 

(Estos vivas fueron contestados por todos los lados de la Cámara.) 

El Sr. PRESIDENTE: No esperaba yo menos, señores Diputados: ahora somos todos unos. (Varios Sres. Diputados-, Todos, todos.)

Se han borrado en este momento todas las diferencias que nos separaban, hasta tanto que no quede reintegrada esta Cámara en la representación do la soberanía nacional (Muy bien), y que se le podrá arrancar por la fuerza de las bayonetas, pero quo no se le arrancará el derecho que tiene. 

El Sr. Presidente del PODER EJECUTIVO (Castelar): Pido la palabra. 

El Sr. PRESIDENTE: La tiene S. S. 

El Sr. Presidente del PODER EJECUTIVO (Castelar): Yo siento no participar de la opinión de S. S. respecto al escrutinio, porque yo creo que el escrutinio debe continuar como si no sucediera nada fuera de esta Cámara. Puesto que todavía tenemos aquí la libertad de acción, continuemos el escrutinio, sin que por eso el Presidente del Poder ejecutivo tenga que rehuir ninguna responsabilidad. Yo he reorganizado el ejército, pero lo he reorganizado, no para que se volviera contra la legalidad, sino para que la mantuviera. (Aplausos.)

Yo, señores, no puedo hacer otra cosa más que morir aquí el primero con vosotros... (Bravo, bravo.) 

El Sr. BENOT: ¿Hay armas? Vengan. Nos defenderemos. 

El Sr. PRESIDENTE: Señores Diputados, inútil seria nuestra defensa, y empeoraríamos nuestra causa. 

Un Sr. Diputado: No se puede empeorar. 

El Sr. PRESIDENTE: Digo que nosotros nos defenderemos con aquellas armas que son las más poderosas en estos momentos: las de nuestro derecho, las de nuestra dignidad y las de nuestra resignación para recibir semejantes ataques. 

El Sr. Presidente del PODER EJECUTIVO (Castelar): Pero una cosa hay que hacer... (Un Sr. Diputado: Que se dé un voto de confianza al Ministerio que ha dimitido.)

De ninguna manera; aunque la Cámara lo votara, este Gobierno no puede ser Gobierno, para que no se dijera nunca que había sido impuesto por el temor de las armas á una Asamblea soberana. Lo que está pasando me inhabilita á mí perpetuamente, no solo para ser poder, sino para ser hombre político. 

Un Sr. Diputado: No, que te creemos leal. 

El Sr. Presidente del PODER EJECUTIVO (Castelar): Así es, señores, que á mí no me toca demostrar que yo no podía tener parte alguna en esto. Aquí, con vosotros los que esperéis, moriré y moriremos todos. 

El Sr. BENOT: Morir no, vencer. 

El Sr. CHAO: Me atrevo á hacer una declaración y una petición á la Cámara y al Sr. Presidente del Poder ejecutivo, y es que, si lo tiene á bien, expida un decreto declarando fuera de la ley al general Pavía, y otro decreto sujetándole á un consejo de guerra, y si es necesario desligando del deber de la obediencia al soldado. (Muchos Sres. Diputados: Sí, sí.) 

El Sr. Ministro de la GUERRA (Sánchez Bregua): Pido la palabra. 

El Sr. PRESIDENTE: La tiene S. S. 

El Sr. Ministro de la GUERRA (Sánchez Bregua): Señores Diputados, en este mismo momento, cumpliendo con la voluntad soberana de las Cortes, voy á extender el decreto destituyendo al general Pavía de sus honores y condecoraciones. (Aplausos-, muy bien.) 

El Sr. FERNANDEZ LATORRE: Y que se le haga saber á la parte del ejército que está á las puertas del Congreso. 

El Sr. OLAVE: Había pedido la palabra. 

El Sr. PRESIDENTE: Dispénseme el Sr. Olave; creo que la había pedido antes el Sr. Canalejas, y tiene la palabra. 

El Sr. CANALEJAS: Era tan solo para indicar á la Cámara, si lo cree conveniente, á fin de ganar tiempo, que en estas ocasiones el tiempo es precioso, que la Cámara, comisionando desde luego á dos ó tres Diputados, vayan á llevarle el decreto que acaba de dictar esta Asamblea al general rebelde. 

El Sr. Presidente del PODER EJECUTIVO (Castelar): Yo no puedo consentir que ningún Diputado al llevarle pueda exponerse... (Un Sr. Diputado: Yo voy. Varias voces: Yo también.) 

El Sr. CHAO: Venga el decreto exonerándole, y yo le llevo. (Otros Sres. Diputados: Y yo también.) 

El Sr. CALVO: La Guardia civil entra en el edificio preguntando á los porteros la dirección, y diciendo que se desaloje el edificio de orden del capitán general de Madrid. 

El Sr. BENITEZ DE LUGO: Que entre y todo el mundo á su asiento. 

El Sr. PRESIDENTE: Ruego á los Sres. Diputados que se sirvan ocupar sus asientos y que solo esté en pié aquel que haya de hacer uso de la palabra. 

El Sr. BENITEZ DE LUGO: He pedido la palabra. 

El Sr. PRESIDENTE: La tiene S. S. 

El Sr. BENITEZ DE LUGO: Es para rogar á los Sres. Diputados de la izquierda y del centro que han votado conmigo, yo que no puedo ser sospechoso, porque he consumido un turno en centra de la política del Sr. Castelar, que en este momento la Cámara entera dé un voto de confianza al Sr. Castelar. (Muchos Sres. Diputados: Por unanimidad.) 

El Sr. Presidente del PODER EJECUTIVO (Castelar): Ya no tendría fuerza, y no me obedecerán. 

El Sr. PRESIDENTE: Ruego á los Sres. Diputados que ocupen sus asientos.

No tenemos más remedio que ceder ante la fuerza, pero ocupando cada cual su puesto. Vienen aquí, y nos desalojan. ¿Acuerdan los Sres. Diputados que debemos resistir? ¿Nos dejamos matar en nuestros asientos? (Varios Sres. Diputados: Sí, sí, todos.) 

El Sr. Presidente del PODER EJECUTIVO (Castelar): Señor Presidente, yo estoy en mi puesto, y nadie me arrancará de él. Yo declaro que me quedo aquí, y aquí moriré. 

Un Sr. Diputado: Ya entra la fuerza armada en este salón. 

(Penetra en el salón tropa armada.) 

Varios Sres. Diputados: ¡Qué escándalo! 

El Sr. Presidente del PODER EJECUTIVO (Castelar): ¡Qué vergüenza! 

Varios Sres. Diputados: Soldados, ¡Viva la República federal! ¡Viva la Asamblea soberana!»

 (Otros Sres. Diputados apostrofan á los soldados, que se reniegan á la galena y allí se oyen algunos disparos, quedando terminada la sesión en el acto.) 

Eran las siete y media de la mañana.” 

 

(continuará)




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