martes, 25 de abril de 2017

ECO 35. DISFRUTANDO DE LA HUERTA EN PRIMAVERA

DISFRUTANDO DE LA HUERTA EN PRIMAVERA, por A.F. García


Fue el 18 de marzo, acaso con un poco de retraso en una primavera que se adelantaba; pero, como dice el refrán, nunca es tarde si la dicha es buena. Los adelantos técnicos en la Huerta de nuestra Región permiten graduar de manera escalonada las distintas variedades  de melocotón, especialmente las cuatro más conocidas en el mercado. Eso nos ha permitido ver algunos árboles en floración y otros con el fruto en fase desarrollo.


El guía, Jose Antonio Gázquez, es ya un viejo conocido en nuestras visitas y, aunque nunca hemos tenido queja, hemos de reconocer que se va perfeccionando y en esta ocasión se superó a sí mismo. Después de la habitual parada de llegada a tomar el café y pasar al aseo, nos metió de lleno en la Huerta; el suelo aún embarraba nuestro calzado de lluvias recientes y el ambiente primaveral se presentaba espléndido. Como un buen maestro el guía nos forzaba a prestar atención lanzando preguntas.

Desde que empiezan a aparecer la yemas previas a la flor hasta la formación del fruto el hortelano tiene que aplicar tres o cuatro medidas de protección del futuro fruto y después, hasta la recolección, otras tantas.

Aparte, tiene que aplicar otras, de tipo mecánico para protección de los  bruscos descensos de temperatura, las heladas: quemar rastrojos, cubrir con plásticos…; el más reciente, y acaso más eficaz, es efecto de iglú. Se pulveriza agua sobre los árboles floridos; esta agua se congela en torno a la flor evitando una temperatura inferior a 0 grados. Otra labor es reducir la masa de floración para que siendo menos las piezas frutales se desarrollan. No olvidemos la poda, dirigida a producir más fruto y recogerlo más cómodamente.
Todo esto no garantiza la cosecha al cien por cien. Eso, sí; cada año hacen más labores mecanizadas y ahorran más mano de obra.


Nuestro almuerzo campero, en medio de los frutales, a base fundamentalmente de productos de la huerta, enriquecido con algún fiambre más consistente, sin que faltara un porrón de buen caldo en cada mesa, colmó la mañana con su tinte más bucólico. La familia-empresa que lo había preparado dio muestras de su capacidad, buen gusto y voluntad de agradar y satisfacer, casi a la vez, a cerca de un centenar  de participantes. El pipirrana, en su punto, era, entre todos los productos de la Huerta, el bocado preferido de algunos.


En el museo, por la mañana, y en el poblado de Siyassa, por la tarde, pudimos ahondar en el conocimiento de lo que eran el hogar y los musulmanes de esta tierra.


Un día colmado de sabores finalizó en una mansión musulmana en restauración, acomodados en el suelo, sobre impecables alfombras con la sesión del té muy bien acompañado de exquisitos y variados dulces marroquíes. Son tres los tés, que corresponden a tres momentos, situaciones o deseos: un primer té, amargo como la vida; un segundo té, dulce como el amor; y un tercero, suave como la muerte. ¡Para repetirla algún año más!.

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