miércoles, 8 de diciembre de 2021

ECO.63 VISITA A TERUEL (5-7/11/2021)

 Visita a Teruel  (5-7/11/2021), por A.F.García

 

Salimos, desde La Azohía, a las 7:00h de la mañana y antes de las 13:00h llegábamos al Restaurante Los Maños a unos 50 kms de Teruel.

A las 17:00h pudimos estar junto al simbólico Torico, donde habíamos quedado con la guía, Giulia Losantos, que nos acompañaría la tarde del día 5 y la mañana del día 6.

Giulia, una excelente guía, muy responsable y profesional, que conoce muy bien su trabajo. Empezó por situarnos la Ciudad en la confluencia de los ríos Guadalaviar, de aguas cristalinas, procedente de Albarracín y el cercano parque natural y el Alfambra, afluente que lo tiñe de rojo y más abajo dan lugar al Turia, el río de Valencia.

Como villa fortificada fue fundada por Alfonso II el Casto en 1171, donde había una construcción defensiva musulmana. Con ello pretendía fortificar la frontera sur de Aragón frente al posible ataque del reino moro de Valencia.

Para hacerla atractiva a los futuros pobladores la dotaría de fueros y privilegios, si bien el título de ciudad no lo tendría hasta 1347 de la mano de Pedro IV, el Ceremonioso.

Está situada a 915 m de altitud; con poco más de 36.000 habitantes es la capital de provincia más pequeña de España y tiene fama de temperaturas extremas.

Soportando el frío de esa tarde, guiados por Giulia, recorrimos todo el casco viejo y apreciamos la belleza y el encanto de esta pequeña ciudad y, por supuesto, sus torres mudéjares.



Torre de San Martín con tres caras a la vista y la otra adosada a la iglesia del mismo nombre con cierta inclinación, debido a algún movimiento del suelo.

Al igual que las otras tiene el estilo del minarete almohade con dos torres cuadradas concéntricas entre las que hay una escalera de acceso. En el caso de tres de las torres al campanario; en el caso de la Torre del Salvador a un remate almenado desde el que se puede contemplar la ciudad y el campo al otro lado del río. En cada planta de ésta hay un centro de interpretación. El hecho de que el acceso lo circunvale en rellano hace más llevadera la subida.

Había algo en estas torres que me impresionaba, me impactaba… y era algo, a parte de su perfecta simetría. Giulia lo explicó muy bien y no sé si lo llegué a captar.

Desde el suelo hasta arriba hay como diez espacios y cada uno tiene distinta combinación; los de abajo son más cerrados; algún ventanal estrecho abierto ¿luz a la escalera? En una supuesta franja los arcos son apuntados, en otras, de medio punto. Las estrellas de ocho puntas adornan los espacios de manera simétrica; los azulejos combinando el verde y el blanco parecen llenar los frisos en una torre de ladrillo, completa con la cerámica vidriada en un efecto visual impresionante.

Entre día y noche, haciéndonos al frío, descendimos a la escalinata del Óvalo, que por ser moderna no deja de ser una llamativa obra de arte.



La Torre de san Pedro también tiene adosada a la iglesia del mismo nombre una de sus fachadas. Es más austera; pero su cerámica vidriada y ladrillo es común.

La iglesia, de gótico tardío, de una exuberancia decorativa que impresiona a la vista. Sus arcos entrecruzados y bellos ventanales en el ábside añaden vistosidad y elegancia. En el exterior sobre el ábside hay siete hermosas torres octogonales con ricos elementos decorativos.



Las momias de los Amantes de Teruel fueron descubiertas en la capilla de San Cosme y San Damián. El famoso escultor Juan de Ávalos esculpió las estatuas yacentes de Juan Diego e Isabel, cuya serenidad nos impresiona y unas manos, que no llegan a juntarse son el símbolo de un amor que no pudo ser.

La guía de la fundación nos impresionó gratamente a todos por su entrega y convicción, sin ahorrar tiempo y esfuerzo.



La Catedral, visitada el día 7, con la torre mudéjar más antigua -1257-, se empezó a construir a finales del XII y sus añadidos y reformas llegan hasta el XX con modernismo de la portada, obra de Pablo Monguió. Consta de tres naves. Son de destacar la capilla de la Coronación, s.XV, de estilo gótico; la de la Inmaculada, s XVIII, de estilo barroco; la de los Santos Reyes, s XVIII?, neoclásico; la reja del coro, s XV, de gótico flamígero. Especialmente valioso, el Retablo Mayor, s XVI, renacentista, en madera no cromada, del gran imaginero francés Gabriel Yoly.








La Techumbre mudéjar, cubre totalmente la nave central, subimos con nuestra guía, acaso un poco más estamental, y nos colocamos en hilera en los corredores laterales para ver de cerca esa maravilla de arte complejo, tan amplio y variado que te cansas de verlo antes de llegar a una idea completa.


No me sorprende que la guía insistiera en que era único en el mundo y había sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986.

 















































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