El "Museo de Teruel". El gran olvidado por los guías, por Paco Acosta
En nuestra visita Teruel y
Albarracín de los pasados 5-7 de Noviembre, los guías que nos mostraron los
lugares más destacados y reseñables de ambas ciudades, no incluyeron este
valioso Museo en el recorrido de visitas que nos prepararon.
Fue por casualidad -un hueco imprevisto tras visitar la catedral y su museo- y también por cercanía, que unos cuantos -casi todos- decidimos acercarnos a ver el Museo de Teruel. En principio para hacer tiempo hasta la hora en que nos esperaba el bus para el regreso. Una lástima no haber tenido más tiempo para recorrer sus salas y contemplar con más detenimiento lo que se mostraba en sus vitrinas.
Posiblemente el mayor “fallo” del Museo de Teruel sea que no tiene “una joya” que llame la atención muy por encima de los otros fondos que componen sus colecciones. Quizás por eso no ocupa un lugar preferente en los recorridos monumentales, históricos o culturales por la ciudad de Teruel.
El Museo de Teruel nos ofrece en sus plantas una visión muy completa de los distintos grupos humanos que habitaron el territorio del Bajo Aragón, a través de los diversos hallazgos -sacados a la luz en las excavaciones arqueológicas desarrolladas en los yacimientos de la provincia turolense. Así este recorrido cultural nos lleva por la prehistoria, la época ibérica y romana, para culminar en Al-Andalus y la baja Edad Media.
En nuestro caso, y dada la
premura de tiempo que teníamos, abordamos en pequeños grupos este recorrido por
las sucesivas plantas. Incluso al llegar a la última un amable vigilante nos
indicó que nos asomáramos a la terraza, desde donde pudimos observar una vista
inmejorable de la techumbre de la Catedral, con su cúpula central y torre, y
una vista casi panorámica de los tejados de la ciudad.
Al descender, ya casi sin tiempo nos asomamos a la planta inferior donde, en su día se encontraban las caballerizas del Palacio. Allí se muestran diversas secciones con los aspectos más significativos de la vida tradicional: la vivienda, la indumentaria, la higiene personal, los juguetes, la cocina y la alimentación, se contemplan enmarcadas en las claves del desarrollo de los pueblos: la producción agropecuaria, la artesanía y el transporte, tal como han ido evolucionando a lo largo de la historia. En definitiva una muy completa colección etnográfica.
El Museo de Teruel es pues
un muy importante valor turístico que, a mi entender, los guías deberían
promocionar con más ahínco, conscientes que el visitante sabrá valorar
convenientemente el rato que va a dedicar a su visita. Y más si, como es el
caso de este Museo, la entrada es gratuita.
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