jueves, 18 de septiembre de 2025

ECO.86 MEDIO AMBIENTE. LAS BOLSAS DE PLÁSTICO (II)

Medio Ambiente. Las bolsas de plástico (II), por Paco Acosta

(continuación)

 

Como decía al final del artículo precedente, las bosas de plástico, a pesar de todos las prevenciones regulatorias siguen estando muy presentes en nuestras casas y en nuestro día a día.

Podremos entender -para quedarnos “tranquilos”- que los plásticos de estas bolsas son biodegradables e incluso se menciona que algunos son compostables…, aparentemente todos ellos “amigables” con el medio ambiente. Aunque su nombre suena prometedor, en realidad, muchas de estas bolsas aún contienen polietileno de alta densidad en su estructura.

Estas bolsas se introdujeron en el mercado como resultado de las reformas sobre residuos y su fabricación es similar a la de las bolsas plásticas, lo que facilitó su aceptación. Si bien sonaba a una gran solución, para que realmente las bolsas biodegradables se descompongan necesitan ser expuestas a la luz UV, fricción o una combinación de ambos, antes de poder ser compostadas. Hay que tener en cuenta que el material, al degradarse, se va fragmentando en piezas cada vez más pequeñas hasta que finalmente no queda evidencia física de su existencia… 

Por lo tanto, aunque forman parte de la solución, en realidad representan un nuevo desafío en nuestra lucha contra la contaminación por plásticos.

 

¿Cuál es la diferencia entre bolsas biodegradables y compostables?

Los materiales “biodegradables” están desarrollados con productos orgánicos que pueden descomponerse -según un proceso químico- de manera natural en un plazo de tiempo relativamente corto. Entre estos materiales destacan los llamados «bioplásticos», derivados de fuentes de biomasa renovables como grasas, aceites vegetales, almidón de maíz o desechos de alimentos. Algunos de estos bioplásticos están hechos con ácidos polilácticos (PLA) presentes en plantas como maíz y caña de azúcar, y otros de polihidroxialcanoatos (PHA) producidos a partir de microorganismos. (Los bioplásticos del tipo PLA, creado a partir de la fermentación de fécula de maíz, trigo o patata pueden tardar en biodegradarse más de 20 años en la naturaleza).

Como ejemplos de bolsas biodegradables, tenemos las bolsas que se utilizan para recoger las heces de los perros o las que se fabrican con almidón de maíz o con almidón de patata, que pueden descomponerse en elementos químicos naturales por la acción de agentes biológicos como bacterias, plantas o animales. También al estar en contacto con el agua, el aire o la luz solar.



Algunas bolsas, a priori biodegradables, incluyen (aunque en proporciones prácticamente imperceptibles), derivados del petróleo y metales pesados como el cadmio, el plomo y el berilio. 

Las bolsas “compostables” están fabricadas con fécula vegetal y no producen residuos tóxicos. Esto quiere decir que se degradan biológicamente de manera natural, produciendo dióxido de carbono, agua, compuestos inorgánicos y biomasa, y sin dejar residuos visibles o distinguibles en este proceso. Sus restos deben servir para hacer compost o abono orgánico para nutrir la tierra.

Cuando las bolsas compostables son degradadas por la acción del hombre, se convierten en compost o en abono orgánico. El tiempo que un material tarda en ser compostado depende de los organismos descomponedores que participan en el proceso (aire, bacterias, temperatura, etc.). Por lo general de forma natural tardan varios meses en degradarse. En el caso del PLA del que hablábamos antes, este mismo material en una planta de compostaje industrial puede ser degradado entre 30 y 60 días.


 

Por tanto, la diferencia entre una bolsa biodegradable y una compostable está en el material con el que se fabrica. 

Y aunque todos los materiales compostables son biodegradables, al contrario no ocurre lo mismo, ya que no todos los materiales biodegradables son compostables. 

Es decir, las bolsas compostables son menos dañinas para el medio ambiente 

Debido a su composición, las bolsas compostables pueden depositarse en el contenedor marrón, también llamado «de compostaje» o de residuos orgánicos.

 

Atención: No confundir con los conceptos Reutilizable y Reciclada/Reciclable

Bolsa Reutilizable: son las bolsas diseñadas para ser empleadas más de una vez, Tiene la consistencia adecuada para ser utilizadas “varias” veces.

Bolsa Reciclada: Se trata de bolsas de plástico y de otros materiales fabricadas a partir de residuos reciclados (residuos reaprovechados).

Bolsa Reciclable: Son todas aquellas bolsas plásticas, que por sus componentes no se pueden someter a un proceso de degradación específico, y por tanto tardan mucho más tiempo en su descomposición. 

Se dice que son “sostenibles” cuando en el proceso de fabricación, se minimiza la huella de carbono y la huella hídrica. 

Esto no quiere decir que sean biodegradables o compostables. Simplemente, que se fabrican aprovechando recursos ya consumidos (y recuperados para su posterior tratamiento, que trataremos más adelante). Simplemente mencionaré aquí, que muchos de estos plásticos provienen de lo depositado en los contenedores amarillos. 

Y ya puestos, mencionaré otros conceptos aclaratorios complementarios:

Foto-degradable: Son bolsas de plástico convencional, solo que se les añaden unos aditivos, que aceleran su desintegración física, mediante la acción de los rayos ultravioleta, de tal manera que pierden resistencia y se fragmentan en partículas diminutas.

Oxo-degradable: Bolsas compuestas con materiales que desarrollan la descomposición, mediante un proceso de varias etapas, usando aditivos químicos para iniciar su oxidación. De esta manera se reduce el peso molecular del polímero debido a la rotura de las cadenas moleculares.

Hidro-soluble: Son bolsas compuestas por un plástico hidrosoluble, que tiene la capacidad de disolverse en el agua sin causar toxicidad. Aunque no son muy comunes, podrían ayudar a disminuir la contaminación de los océanos. 

 

¿Qué ocurre con nuestras bolsas de plástico, cuando las desechamos? 

He indicado antes que las bolsas compostables -las menos dañinas para el medio ambiente- tras su uso, deberían depositarse (la sabiduría popular diría deben tirarse), junto con los restos orgánicos en el Contenedor marrón. 



Por cierto ¿Cuántos contenedores marrones tenemos en nuestra zona? Según la directiva europea los municipios de más de 5.000 habitantes debían tenerlo listo antes del 31 de diciembre de 2023, mientras que en el resto de municipios el plazo era el 31 de diciembre de 2024… Por ahora los únicos que he visto (un centenar, más o menos) se encuentran en el Puerto de Mazarrón… Pero están almacenados, encerrados en un solar vallado -cual coches de un desguace-; son visibles, a mano derecha, al ir en coche desde la rotonda de los barcos fenicios hacia el Alamillo… No están en uso, pero al menos parece que “están a la espera”…

 

(continuará






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