¡¡¡BASTA YA!!!, por Sienso
Todo empezó aquel fatídico día.
Fue el 7 de octubre de 2023 cuando militares del grupo terrorista Hamás
penetraron desde la franja de Gaza en territorio de Israel y perpetraron un
horrible atentado atacando a miles de jóvenes que asistían a un multitudinario
festival de música al aire libre. Murieron 1.400 personas y tomaron unos 200
rehenes.
Ni en sus peores presagios podían
imaginar las fatales consecuencias que tendría este hecho para ellos.
Pronto hará dos años y ya son más
de 66.000 víctimas en lo que muchas fuentes denominan genocidio y sin duda lo
es. De ellos unos 20.000 son niños.
Pasó el tiempo, llegó Navidad y
lo que se suponía iba a acabar pronto, continuaba y los muertos seguían
aumentando.
Llegaron los reyes y los niños de
buena parte del mundo recibieron juguetes; en Gaza, los niños recibieron bombas
y hambre; Israel impedía que la ayuda humanitaria llegara. A los muertos a
causa de los bombardeos, se empezaron a sumar los niños que morían de hambre.
Entre niños, ancianos y adultos
ya se contaban por miles, aumentaban como lo hacen los céntimos en el surtidor
cuando repostamos gasolina.
Pero no pasaba nada, el
mandatario israelí con el visto bueno del "amo" del mundo, del matón,
seguía machacando Gaza con todos los medios y con más virulencia.
Pasaron los reyes y comenzó el
curso escolar y también el político; los políticos seguían insultándose,
principalmente los peperos que en eso son especialistas.
Los muertos seguían aumentando y
aparecían en las televisiones cada vez más caras de niños escuálidos.
Comenzaron a verse y oírse
reacciones de asociaciones, ONGs y de algunos políticos como el presidente del gobierno
español, aunque con la boca pequeña; el PP ni tenía ni tiene boca.
Llegó la Semana Santa con sus
pomposas procesiones y las calle se llenaron de devotos que se santiguaban con
rostros compungidos cuando pasaban las imágenes de los santos. Pero miraban
para otro lado o usaban el mando de la TV, para tranquilizar sus conciencias.
... Y el número seguía creciendo y los políticos poniéndose
verdes e insultando.
Llegó la primavera y con ella las
primeras frutas; comimos nísperos, fresas y cerezas. Incluso apareció la
corrupción en la izquierda y la derecha, henchida de placer, insultaba con más
intensidad y vehemencia.
Los muertos no cesaban de crecer,
seguían aumentando y ya se contaban por varias decenas de miles.
Europa seguía callada, el matón
satisfecho y el genocida asesino disfrutando. Necesitaba más sangre más niños muertos,
aunque ya multiplicaba por 20 el número de los producidos en el atentado que
fue el "origen" del conflicto. Necesitaba el exterminio de todo ese
pueblo.
Pasó el verano que todo acalla;
pasaron más estaciones y la guerra continuaba. Las imágenes son cada vez más
duras y la represión más fuerte. La muerte en Gaza es el denominador común, se
olía a muerte.
Los genocidas quieren ocultar lo
que es inocultable y ven en la prensa internacional parte importante del
enemigo; los periodistas mueren casi a diario.
Los países con más peso de Europa
no se dan por aludidos y se rinden a los pies del matón mostrándole sumisión. Recientemente
se ha celebrado en la Casa Blanca un encuentro al que se le ha llamado "la
cumbre de la vergüenza" porque nadie alzó mínimamente la voz y el matón
salió más reforzado.
¿Dónde está la dignidad?
No tiene corazón quien ve y calla lo que está pasando.
Tímidamente algunos países ponen
fecha para reconocer el estado de Palestina.
Han pasado más estaciones, hemos
comido sus frutos y, aunque se ven más manifestaciones exigiendo el fin del
magnicidio, éste no cesa y cada día los medios dan el número de nuevos muertos.
En los últimos días, el presidente
del gobierno de España, ha dado un paso más y ha aumentado las medidas de
boicot hacia el gobierno de Israel a las que ha contestado con mucha caradura y
poca vergüenza.
Partidarios del fin del genocidio han tratado de dificultar
el normal desarrollo de la vuelta ciclista a España en la que participaba un
equipo israelí cuyo dueño es, al parecer, íntimo del ínclito Netanyahu.
Llamó fuertemente la atención, por el gran número de
participantes, la manifestación que tuvo lugar en Sídney hace unos días.
Todos deberíamos actuar como en
Sídney, todos deberíamos salir a la calle. Cada uno de nosotros debería, desde
su individualidad negar comportamientos como los que se están dando en Israel.
El mundo debería salir a la calle
para detener esta barbarie. TODOS.
Faltan palabras para calificar la
situación, para definir lo que está pasando.
No debemos negar la evidencia, no
podemos pensar y decir lo que dijo el alcalde de la capital de España: "No
considero lo que está pasando en Gaza un genocidio porque genocidio fue lo que
pasó en la segunda guerra mundial en los campos de exterminio nazi". Y
se queda el tío tan fresco. ¿Qué pasa? Si aquello fue un genocidio, ¿ya no es
posible que haya más?
Pase lo que pase la historia nos
juzgará. Pero aún estamos a tiempo de que el contador del surtidor de gasolina
se detenga.
¡¡¡BASTA YA!!!
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