EL ECO DE LA TORRE

EQUIPO DE REDACCIÓN Y COLABORADORES
B. Restaurante Villamares
Café Bar El Ancla
Chiringuito La Cangreja -La Azohía-
EL ECO DE LA TORRE
(continuación del comentario al Artículo 25)
“Buenos días, Antonio: Espero de corazón que hayas tenido un buen verano. El nuestro no ha sido fácil. Hace unos días te escribía para compartir contigo una noticia increíblemente dolorosa: la hambruna había sido declarada oficialmente en la Gobernación de Gaza.
Hoy me gustaría explicarte, con más detalle, qué significa esto y por qué es tan grave. La verdad es que para que se declare hambruna deben cumplirse unas condiciones muy específicas, tan extremas y terribles que rara vez llegan a darse. Para que te hagas una idea de la magnitud del sufrimiento: es la primera vez en la historia de Oriente Medio que se cumplen las condiciones necesarias para declarar hambruna. Hace un par de semanas, Antonio, cruzamos esa línea. Otra más. Para que se reconozca oficialmente la existencia de hambruna deben superarse dos de estos tres umbrales críticos:
Al menos el 20% de la población debe sufrir escasez extrema de alimentos. Al menos el 30% de los niños y niñas debe sufrir desnutrición aguda. Dos de cada 10.000 personas -cuatro si hablamos de niños y niñas- deben morir cada día como consecuencia de la inanición y las enfermedades que provoca. Hablamos de PERSONAS. Con nombre, rostro e historias que contar… Cada cifra es una vida interrumpida, Antonio.
Una madre que no verá crecer a su hijo. Una mano que no encontrará quien la sostenga. Una risa que no estallará de nuevo. Vidas que aman, que sueñan. Igual que las nuestras. Y cada una de ellas importa. La hambruna, Antonio, no solo tiene que ver con la falta de alimentos. Es el colapso absoluto de todo lo necesario para la supervivencia humana. Y no aparece de repente.
Es el resultado de un proceso lento y cruel: primero se destruyen las infraestructuras y los sistemas alimentarios, luego se agotan las reservas y se dispara el precio del pan, después las familias se ven obligadas a saltarse comidas y empiezan a rebuscar entre la basura, a pelear por un puñado de harina, a mendigar. Y cuando la dignidad se quiebra y el silencio se apodera de los cuerpos sin fuerzas siquiera para llorar, la muerte comienza a extenderse por todos los rincones.
Esto, Antonio, es lo que está ocurriendo en Gaza. Y no es accidental. Por eso, no basta con compadecerse. Tenemos que seguir hablando, gritando, presionando, exigiendo. El alto el fuego y el acceso humanitario son la única opción. La suya y, por tanto, la nuestra. Aunque duela leerlo, aunque incomode decirlo: el silencio también mata. Por eso, no tengas ninguna duda de que tu voz, tu compromiso y tu lucha están marcando una diferencia real para miles de personas. Y lo seguirán haciendo.
Gracias por unir tu voz a la de UNRWA y mostrar tu apoyo a Palestina.
Con cariño,
Cristina y el equipo de UNRWA.”
UNRWA es la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (United Nations Relief and Works Agency for Palestine Refugees).
Considero que esto es lo más actual y grave a nivel mundial frente a los derechos expresados en este artículo 25.
(continuará)
(continuación)
Artículo 46. Conservación del patrimonio artístico
“Los poderes
públicos garantizarán la conservación y promoverán el enriquecimiento del
patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de los
bienes que lo integran, cualquiera que sea su régimen jurídico y titularidad.
La ley penal sancionará los atentados contra este patrimonio.”
Como en casi toda nuestra Carta
Magna, los ponentes estudiaron muy bien y cuidaron mucho las redacciones del
articulado y sus apartados; en los poderes públicos quedan incluidos los
municipios desde los más pequeños a los más grandes, las provincias de las
menos a la más pobladas; dentro de los pequeños pueblos de la España vaciada se
encierran valiosos tesoros arqueológicos difíciles de mantener y necesitan el
amparo de la comunidad autónoma o del Estado, para que no haya excusa; el
objeto es proteger y desarrollar no solo el objeto en sí sino también
lo que encierra; además, sea cual sea su régimen o titularidad del objeto,
porque intuyo que detrás de cada objeto no está ajena la picaresca.
Alguien dijo, muy acertadamente
que “el pueblo, el país… que no protege su patrimonio histórico, cultural y
artístico está condenando a desaparecer”. Lo sabían muy bien los serbios
cuando, en las continuas y crueles guerras de los Balcanes en la década de los
90 del siglo XX. Destruyeron la valiosa biblioteca de Sarajevo. Por supuesto,
veo procedente una ley penal que pueda sancionar a los posibles depredadores o
saqueadores, que siempre los hubo, aunque de distinto signo.
La extraordinaria Irene Vallejo,
cuyo “El infinito en un junco” es para muchos de nosotros lo más amplio y
logrado de la comunicación entre los humanos, empieza su relato por la manera
en que los Tolomeo se hacen con los textos griegos para enriquecer las ya ricas
Bibliotecas de Alejandría, capital de la porción que asumieron del Imperio de
Alejandro Magno.
Cualquier griego de cultura media
sabe que muchas de las piezas de su maravillosa Acrópolis están enriqueciendo
el ya rico Museo Británico y que no fueron arrancadas de su emplazamiento y
llevadas a dicho museo de una manera que se pueda calificar de honesta, y que
el Gobierno griego reclama su de devolución.
En el Castillo de Vélez Blanco,
detentado por la entonces poderosa y acaudalada estirpe de Los Vélez, el
claustro estaba decorado con unos bajorrelieves, obra de Andrea Mantegna
(1431-1506), uno de los grandes creadores polifacéticos del Quattrocento italiano.
Uno de los descendientes de los Vélez, que ya no era tan amante de las
exquisiteces renacentistas, o que necesitaba el dinero o ambas cosas, los
vendió a un visitante francés por 80.000 pesetas. El destino parecía que iba
ser el Museo del Louvre, pero no llegó allí; por el camino se encontró con un
adinerado norteamericano y terminó en el Metropolitano de Nueva York. Tenemos
las bellas imágenes y prometida una reproducción ¿para cuándo?
Más de un adinerado de este país,
recorriendo el nuestro, en esa España vaciada descubrió alguna pequeña iglesia,
bella joya románica; se encapricha, la hace desmontar piedra a piedra y de
manera similar aparece montada en su finca de EEUU. Aparte del dinero tienen
buen gusto y aman el arte.
(continuará)
NO me gusta… la guerra de aranceles que últimamente
está impulsando el gobierno populista norteamericano.
Efectivamente los aranceles son
una herramienta de la política de los gobiernos. Y son “barreras
comerciales” que desde siempre se han utilizado -fundamentalmente- para corregir
fuertes desequilibrios en el comercio entre países, o en otros casos
para “proteger” determinadas industrias nacientes (y hay que ser
muy cuidadoso en las consecuencias de las prácticas proteccionistas… -esas u
otras-)”, y también se han utilizado para “castigar” a algunos países que
realizan prácticas comerciales desleales (arancel enmascarado
diplomáticamente como una respuesta a estas prácticas desleales inadmisibles).
Prácticas comerciales inadmisibles, podrían ser, por ejemplo, el trabajo de
niños para minimizar los costes, el “dumping” (o venta de productos a un precio
sensiblemente inferior al que corresponda o se considere normal), los subsidios
o subvenciones a productos para favorecer la competitividad, y otras
similares). Pero ¿realmente son estos casos los que han dado lugar a esta
“guerra de aranceles”?
NO me gusta, pues, la
“imposición forzada y agresiva” de aranceles, sin que previamente hayan
tenido lugar reuniones de diplomacia económica, de negociaciones basadas en las
reglas (y políticas) comerciales mundialmente aceptadas en, y para, el comercio
internacional.
NO me gusta…, el anuncio
“bombo y platillo” de la aplicación de nuevos (e importantes) aranceles a determinados
países (o como en este caso a la UE) con objeto de forzarles a una negociación
para que cambien sus políticas comerciales… Y de paso pretender así conseguir el
“acobardamiento” del contrario…, cosa que si no se logra (del todo) provocará
represalias (es común que el afectado responda con medidas propias), también en
forma de aranceles. Es lo que recibe el nombre de “guerra de aranceles”.
No me gusta la guerra de
aranceles, que ha iniciado el gobierno norteamericano, porque
significa una medida proteccionista extrema -muy contraria a las políticas
liberales de un mundo globalizado-, con la que se pretende lograr una “ganancia
política interna”. Creo que, en general, las políticas “proteccionistas”
tienden a ser “populares” entre la población que teme la pérdida de empleos (o
de influencia) a causa de la competencia extranjera. ¿Será éste el fin último
de la imposición de estas medidas?
NO me gusta la guerra de
aranceles, porque en ella nadie gana (dicen que a largo plazo…). Aunque al
principio se puedan conseguir algunas concesiones del rival, el coste para la
propia economía y la de sus ciudadanos suele ser significativo. Las empresas se
enfrentan a mayores costes, los consumidores pagan más por lo mismo y la
incertidumbre reduce las inversiones. Lo que comienza como una medida de
protección para unos pocos sectores puede terminar dañando a muchos,
demostrando que, en el juego del comercio global, la cooperación y el diálogo
suelen ser más productivos que la confrontación.
NO me gusta la guerra de
aranceles, porque cuando un país impone impuestos a las importaciones, los
productos extranjeros se vuelven más caros, lo que suele trasladarse a los
precios al consumidor (la factura final recae en las familias). Se reduce el
poder adquisitivo, “golpeando” especialmente a quienes tienen ingresos bajos o
fijos…
NO me gusta la guerra de
aranceles, porque las empresas, y especialmente las pymes, sufren
importantes incrementos de costes (y también retrasos -en un mundo
interconectado, muchos productos dependen de insumos procedentes de distintos
países-); encarecimiento de la producción que obliga a las empresas a buscar
proveedores alternativos, a veces de inferior calidad. Industrias que dependen
de exportaciones pueden sufrir caídas de demanda, lo que se traduce en
inseguridad laboral, despidos, reducción de salarios y cierre de empresas.
NO me gusta la guerra de
aranceles, porque, en la ciudadanía, puede generar un ánimo de boicotear
“todo lo que provenga del otro país” (un rechazo generalizado a todo lo
importado), con el consiguiente perjuicio añadido a las estructuras comerciales
que hasta ese momento estaban funcionando. ¿Y si no se encuentran otras
alternativas equivalentes en calidad y precio?
NO me gusta la guerra de
aranceles, porque genera un conflicto comercial que tiende a desestabilizar
no solo las relaciones internacionales, sino también la economía de los propios
países implicados, generando un menor crecimiento económico. La incertidumbre
comercial disuade la inversión y reduce el comercio internacional, lo que además
de ralentizar el crecimiento económico global puede, en el peor de los casos,
provocar una recesión. Y lógicamente todo esto afecta más al país más débil.
¿De acuerdo?
Seguro a vosotros, tampoco os
gusta… el panorama que se nos viene encima.
(continuación)
3ª. El más breve que al final prosperó.
“(En este
momento, y cuando eran aproximadamente las dieciocho horas y veinte minutos,
tras escucharse en el pasillo algunos disparos y gritos de «¡Fuego.
fuego!» y «¡Al suelo todo el mundo!» irrumpe en el
hemiciclo un número elevado de gente armada y con uniforme de la Guardia Civil,
que se sitúa en lugares estratégicos, amenaza por la fuerza a la Presidencia y,
tras un altercado con el Vicepresidente Primero del Gobierno, Teniente
General Gutiérrez Mellado, conmina a todos a tirarse al suelo, sonando ráfagas
de metralleta. Queda interrumpida la sesión.)”.
Si mezclamos la tradición
narrativa de quien fuera Diputado y enorme escritor, D. Benito Pérez Galdós,
con mi natural propensión a la creación de nuevas palabras38
obtendremos la expresión eclipsodios nacionales, referida a
momentos oscuros de nuestra historia reciente, categoría en la que sin duda
cabe lo ocurrido el 23 F de 1981, esa irrupción de guardias civiles en el
hemiciclo de mi querido Congreso de los Diputados. Esa gente armada,
uniformada, “tricornizada”, nos obligó a tirarnos al suelo y a sufrir la
balacera, ese tiroteo cuyo impropio sonido dentro del Parlamento resuena aún en
mis oídos y me estremece. Todo se oscureció, y por eso no era fácil dar con la
versión adecuada para el Diario de Sesiones.
D. Protección de las Cámaras. La insuficiencia, incluida la tipificación de delitos en los Códigos Penales. Los asaltantes como especie invasora.
Es cierto que existe protección penal para las sedes parlamentarias y aún para el desarrollo de su actividad y que las leyes punitivas tipifican como delito contra la Constitución el hecho incluso de obligar a las Cámaras a hacer o a dejar de hacer algo que tenga que ver con sus atribuciones o competencias. Así lo establece el actual artículo 472 del Código Penal, inserto dentro del Título XXI, Delitos contra la Constitución, cuyo Capítulo I se refiere a la Rebelión, y en el cual aparece el citado precepto con la siguiente redacción
“Artículo
472.
Son reos
del delito de rebelión los que se alzaren violenta y públicamente para
cualquiera de los fines siguientes:
1.º
Derogar, suspender o modificar total o parcialmente la Constitución.
2.º
Destituir o despojar en todo o en parte de sus prerrogativas y facultades al
Rey o a la Reina, al Regente o miembros de la Regencia, u obligarles a ejecutar
un acto contrario a su voluntad.
3.º
Impedir la libre celebración de elecciones para cargos públicos.
4.º
Disolver las Cortes Generales, el Congreso de los Diputados, el Senado o
cualquier Asamblea Legislativa de una Comunidad Autónoma, impedir que se
reúnan, deliberen o resuelvan, arrancarles alguna resolución o sustraerles
alguna de sus atribuciones o competencias.
5.º
Declarar la independencia de una parte del territorio nacional.
6.º
Sustituir por otro el Gobierno de la Nación o el Consejo de Gobierno de una
Comunidad Autónoma, o usar o ejercer por sí o despojar al Gobierno o Consejo de
Gobierno de una Comunidad Autónoma, o a cualquiera de sus miembros de sus
facultades, o impedirles o coartarles su libre ejercicio, u obligar a
cualquiera de ellos a ejecutar actos contrarios a su voluntad.
7.º Sustraer cualquier clase de fuerza armada a la obediencia del Gobierno.”
No queremos ahondar en reformas recientes de nuestro sistema punitivo. A veces basta con aplicar el vigente para proteger instituciones como nuestro querido Parlamento. Pero debemos estar en todo caso atentos a las especies invasoras. Estas utilizan incluso apelaciones sentimentales, una supuesta lírica concentrada en frases como “guardianes del juramento” que pueden engañar, sobre todo si, como ocurrió en el caso del Capitolio estadounidense, se transmiten sin más por las redes sociales en aras de convocar manifestaciones y asedios. Ello no excluye, desde luego, la violencia física: allí ha sido condenada una persona de catorce años que atacó a un policía con gas pimienta y una silla.
Han pasado 2 años y cuatro meses de las imágenes que todos vimos mientras abríamos los paquetes de los regalos esa mañana del día de Reyes. Parecía que habían conectado en directo con un plató de rodaje de una película de Hollywood.
Nuestra primera norma de Cádiz al respecto, el Reglamento de 1810, de 24 de noviembre, contiene un apartado “De la Guardia”, y en él se puede leer este texto: “en el interior del Palacio de las Cortes harán la guardia los Reales Cuerpos de Guardias de Corps y Alabarderos, y en el exterior y galerías las Reales Guardias Españolas y Walonas, en los términos que la hacían en el Palacio del Rey. Los Jefes de la guardia recibirán la orden del Presidente de las Cortes”. No ha cambiado mucho la cosa: hoy día seguimos custodiados por policías y cuerpos de seguridad que pertenecen a fuerzas nacionales, no son propias del Congreso o del Senado.
Algo más tarde, en el Reglamento de 1813 (Libro I, pág. 125) se regula, el “Capítulo 21”, “la guardia de las Cortes”, y se apunta que “el jefe de ésta recibirá las órdenes del Presidente y los centinelas se distribuirán por la Comisión de orden y gobierno interior. La guardia será precisamente de infantería de los cuerpos que sirvan en el palacio del Rey”.
El Reglamento del Congreso de los
Diputados de 14 de febrero de 1838 ya recogía una mención expresa a “la
política y gobierno interior” de la Cámara. En concreto se establecía
que “la policía del Congreso y del edificio corresponde a su Presidente, que
dará las órdenes oportunas a los empleados y al jefe de la guardia militar”.39
(continuará)
38 Vid mi libro, Kolia de KAZÁN, Ficcionario:
diccionario inventológico. (También pi-ccionario: 3141 voces nuevas, un número
de palabras que se acerca a pi), Círculo Rojo, Madrid, 2020.
39 Vid. Adolfo PONS
y UMBERT, Organización y funcionamiento de las Cortes según las
Constituciones españolas, Madrid, Congreso, 1906, pág. 439.
(continuación)
¿Y ya está?
Posiblemente debido a la gran cantidad de personas que los utilizan, cada día asistimos a noticias sobre efectos de los GLP-1RAs en diversas enfermedades asociadas a la diabetes y/o a la obesidad. Por eso lo de llamarlos la nueva Panacea del siglo XXI.
En los diabéticos es frecuente encontrar síntomas de fallo en el funcionamiento de los riñones. Lo que se llama Enfermedad Renal Crónica. Cuando se comparó lo que pasaba con estos enfermos si tomaban GLP-1RAs o un placebo se tuvo que parar el experimento, porque la mejoría en la progresión de la enfermedad era tal, que seguir dando placebo iría contra la ética médica.
Se piensa que el efecto de protección renal puede producirse no solo en los diabéticos obesos, pero faltan investigaciones para estar totalmente seguros.
En 2023 se comprobó que uno de estos análogos tenía un efecto de protección cardiovascular y lograba disminuir los infartos de miocardio y los accidentes cerebro vasculares en personas obesas y con cardiopatía. La protección cardiovascular parece independiente de la pérdida de peso ya que se consigue con disminuciones de tan solo el 5% del peso.
También parece que son útiles en los casos de hipertensión y apnea del sueño. Estando ambas situaciones relacionadas con la obesidad, se puede pensar que el efecto sea secundario a la pérdida de peso.
También actúan sobre algunas enfermedades cutáneas. Así, en la psoriasis y la artritis psoriásica los agonistas del GLP-1 mejoran la respuesta a los tratamientos, efecto secundario a la pérdida de peso, pero también podrían tener propiedades antiinflamatorias independientes.
También mejoran otras enfermedades cutáneas como algunos síntomas de la hidradenitis supurativa y actúan sobre diversos factores que promueven la cicatrización de heridas.
En relación con la salud mental existe la posibilidad de que lo análogos al GLP-1 ejerzan efectos directos en el cerebro, sobre zonas relacionadas con el estado de ánimo y el procesamiento de la recompensa. Esto podría influir en el bienestar emocional que manifiestan las personas tratadas independientemente de las mejoras en la salud física, cuando bajan de peso.
Se han descrito otros efectos como reducción de la adicción al juego, el alcohol, el consumo de drogas, el tabaquismo y las compras compulsivas.
Para que estos medicamentos actúen es necesario que las células tengan en su superficie receptores para el GLP-1. En efecto los tienen y en abundancia en el páncreas que es el órgano diana del GLP-1, pero también se encuentran, por orden de abundancia, en corazón, glándulas salivares, cerebro, intestino, estómago, mamas, tiroides, pulmón, piel y con menor frecuencia en otros tejidos.
Su presencia en el cerebro es interesante porque parece que son capaces de ejercer un efecto protector contra la demencia más intenso que otros tratamientos de la diabetes.
Los GLP-1RAs pueden ayudar a reducir las exacerbaciones de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica a través de efectos antiinflamatorios, de la disminución de peso, de sus efectos cardiovasculares y de mecanismos de protección pulmonar.
En realidad, hay que avisar que esto se está escribiendo en junio de 2025 porque cada día aparecen noticias sobre otras posibilidades terapéuticas de los agonistas de los receptores del GLP-1.
Por supuesto que no son una verdadera panacea, que ya sabemos que se considera desde hace siglos como una utopía, pero resultan intrigantes tantos efectos para unos fármacos relacionados con una sustancia, el péptido similar a glucagón, que no se descubrió hasta la década de los 80 del siglo pasado y de los que se dispone en las farmacias solamente desde principios de este siglo.
En la investigación sobre los mecanismos de actuación de estos medicamentos tropezamos con un inconveniente y es que no es razonable utilizarlos en personas sanas, por lo tanto, sus efectos se estudian sobre todo en diabéticos obesos. El motivo es simple, los GLP-1AR, como cualquier medicamento eficaz tiene más de un efecto y alguno es perjudicial. Por consiguiente, no sería ético administrarlo a quien no le va a beneficiar, de entrada, pero sí le podría perjudicar.
Si sus efectos se deben a que mejoran los niveles de azúcar en sangre no se espera que los tengan en quienes tienen una glucemia normal. No parece que sea esta la causa fundamental ya que otros medicamentos que normalizan la glucemia no tienen los efectos de los GLP-1AR o si los tienen es en menor intensidad.
Si los efectos se deben a la bajada de peso, la primera conclusión sería que la obesidad es una enfermedad mucho más grave de lo que pensamos, ya que la simple bajada de peso provocaría mejorías en órganos tan distintos como al corazón, el cerebro, la piel o los pulmones.
No se puede descartar que sea el efecto sobre el peso la explicación; pero habría que comprobar que no se produce cuando se trata a personas sin obesidad y dispuestas a aceptar las molestias intestinales, náuseas, vómitos, diarreas, riesgo de pancreatitis o de enfermedades oculares y otros efectos secundarios de estos medicamentos. Sin hablar de lo caro que resulta el tratamiento y de que casi siempre se lleva a cabo mediante inyecciones subcutáneas (ya hay pastillas para emplearlos vía oral, aunque desde hace poco).
Por todo esto es muy interesante la posibilidad de que algunos efectos estén mediados por una acción antiinflamatoria independiente del peso y la glucemia, lo que justificaría su empleo en algunos casos sin diabetes ni obesidad.
Mientras tanto
esperemos que las ingentes ganancias que están teniendo los laboratorios con
estos medicamentos, les induzcan a incrementar su investigación en esta vía,
pero sin olvidar los tratamientos para enfermedades menos frecuentes, pero
incluso más graves y más olvidadas.
José Sánchez Bustamante nació en Cartagena el 24 de marzo de 1940, inició sus estudios en el colegio público del Barrio de San Antón. Antes de terminar la escolaridad, teniendo sólo 12 años, se tiene que poner a trabajar mientras sigue su aprendizaje por su cuenta.
Como este hombre y yo nacimos el mismo año, el siguiente de finalizar nuestra guerra civil, sabemos lo que es trabajar de niños en el campo y con pocos años, pero acaso con menos dureza que en la ciudad. Eso puede ir haciéndonos una idea de un hombre que se fue haciendo a sí mismo a base de esfuerzo, constancia y tesón.
A los 17 años ingresa voluntario
en el ejército de la marina, por la especialidad de contramaestre. Con 18 lo
trasladan al Ferrol, donde durante más de dos años recibió formación e hizo
prácticas en el buque escuela Galatea. Tras estos dos años de intensa
formación en El Ferrol le someten a un examen del que sale cualificado de cabo
contramaestre con 20 años.
De vuelta a Cartagena, estuvo dos años ejerciendo de militar de marina en buques de superficie. Con 22 años le destinan a ejercer en submarinos, destino que cubrirá 32 años de su vida profesional.
El submarino es un arma de ataque sorpresa y su proyectil específico es el torpedo; es antecesor del submarino con carga nuclear, del que carece nuestro país en este momento; desde su aparato de observación específico, el periscopio, por el cual un marino de la tripulación puede ver durante las 24 horas todo lo que asoma a la superficie en el entorno. Mediante otro aparato, el snorkel, (muy habitual en los submarinistas), bajo el control de mando pueden acceder a la superficie del agua para renovar el aire exterior imprescindible para la respiración de los tripulantes y para el buen funcionamiento de los motores diésel.
Nuestro marinero ejerció su profesión en diversos submarinos; por la duración o importancia recuerda el Dafne, el Súper Dafne y el americano. La tripulación o dotación la componían entre 60 o 70 militares. Ante mi asombro, porque me parecía imposible, me aclara que algunos de estos submarinos se acercaban a los 100 m. de eslora. La escala jerárquica se distribuía en: un comandante, como responsable máximo, cuatro oficiales, 20 suboficiales entre los que estaría nuestro amigo. Supongo que el resto sería clase de tropa base. Sólo disponían de un practicante como sanitario, pero me sorprende que no contaran con un sacerdote capellán.
En el submarino no se sabía cuándo era de día o de noche; pero se organizaban horarios de trabajo, descanso y comidas, cambiándolos metódica y periódicamente.
No dejo de pensar que la vida y la rutina deben ser muy duras por más que la tripulación sea imaginativa y haga esfuerzos por amenizar los días y las horas. Romperían no poco cuando atracaban en algún puerto, previamente concertado y se tomaban algunos días, no muchos, de bastante libertad; por supuesto, eso no les eximía de pasar lista diariamente y pernoctar en el submarino con una hora determinada de salida y de vuelta ¡cuántas leyendas, narraciones o poemas ha habido sobre esos marineros que llegan a los puertos periódicamente, aunque sus estancias sean cortas!. Esperemos que nuestro marinero nos cuente alguna en algún próximo número. En 1989, cuando llevaba 32 años en el submarino, se le examina de nuevo y se le da destino exterior, con la graduación de oficial en la base naval de Cartagena.
Ahí le dejamos con un deseo firme
de continuar en el próximo número, si el protagonista lo tiene a bien.
(continuación)
NOVENA DECLARACIÓN:
El dicho Juan de Zamora,
Alcalde Ordinario de esta villa y su término y jurisdicción, hizo comparecer
ante mí a Rodrigo García de Escobar, de el cual se tomó e recibió
juramento en forma de derecho e habiéndolo fecho y siendo preguntado por el
caso dijo, que en diez y siete días de el mes de noviembre de este año pasado
de mil quinientos ochenta y cinco años, Domingo de mañana, vinieron a dar aviso
los guardias de la Cueva de los Lobos en que dijo: Que había oído gran rumor y
que le pareció que era de mucha gente, y ansí tocaron la campana a rebato y la
gente se levantó; y al rebato a él y con la gente de a pie y a caballo que se
pudo juntar fueron a la vuelta de la mar hasta donde de los dichos Guardias
habían dicho habían sentido el rumor y como allí llegaron vieron según se dijo,
a siete Vageles de remos gruesos a la buelta de poniente hasta Cope, y andando
mirando por las costas junto a el Vol que dicen del Rinconcito de Piedra Mala,
hallaron juellega de gente; y los que allí se hallaron se espantaron infinito;
y ansí andando buscando vieron como iba el rastro y juellego casi a la falda de
la Sierra de Piedra Mala y pasando cerca del Cabo de la Leonera, dieron en el
camino que venía a la Cueva del Plano y de allí tomaron la voquera de la vereda
de el Señor Alcalde y por la regadera adelante se pusieron por la juellega,
hasta la Olla de las Moreras de el dicho Señor Alcalde y a la Torre y de allí
vivieron por la Rambla que viene de Lorca y Murcia a dar en el Bel de Susaña y
a las Sierras de Andrés Sepúlveda, y por allí revocaba el rastro a una cañada
de Antonia Ardid a la Cruz que está sobre esta Villa, y a la Rambla, Rabol de
esta Villa, y el Camino Real abajo hasta pasar por las dichas casas de la
Rambla y el pozo de el Ladrillar y a el Camino que va a las Pedreras Viejas y
al Puerto de Piedra Mala; y ansí la gente toda quedó admirada de ver tan grande
rastro como la gente había fecho, que bien parecía por la dicha juellega ser
mucha cantidad de Moros de más de quinientos o seiscientos; y ansí admirados y
espantados, se volvieron a esta Villa dando gracias a Nuestro Señor de que tan
grande peligro y perpetuo cautiverio les había escapado; y luego que se vino de
ver los dichos rastros, se entraron en Misa, y este testigo, salidos, se puso a
comer y acabado de comer oyó tocar la Campana de la iglesia de Nuestra Señora
de la Concepción, Hospital de esta Villa, y la gente decía a voces que había
Milagro en la dicha iglesia. Y ansí este testigo fue a la puerta de allá y
entró a la dicha Iglesia donde halló infinidad de gente y los dos Curas de las
iglesias de esta Villa dando grandes voces; y vido como la Lámpara que estaba y
está en la dicha Capilla, que ardía, y vido ese testigo que vertía en grande
abundancia aceite y caía en el plato que estaba debajo de el cual muchas gentes
tomaban para salud y se untaban los ojos y partes enfermas; y este testigo hizo
lo propio y luego al cabo de un rato de ir este testigo, vido en el rostro de
la Imagen que en el altar de la dicha Iglesia estaba, gotas de sudor en especial
en el carrillo derecho de la dicha Imagen y ansí; empezaron a dar grandes
alaridos alabando a Nuestro Señor por las mercedes que a esta Villa había fecho
en nos librar de tan mal poder y mostrarnos perfectamente que su Divina
Majestad lo había fecho, por intercesión de su Benditísima Madre Señora Nuestra
la Virgen María, y ansí nos lo quiso mostrar este dicho día porque no pudo ser
menos si no es Milagro pues habiendo llegado esta noche quinientos Turcos
enemigos de nuestra Santa Fe Católica tan cerca de esta Villa, que no
estuvieron quinientos pasos de ella sin haber sido sentidos de persona alguna y
pasado por el medio de las casas de la Rambla donde pudieron torcer y cautivar
gentes, no lo hicieron y haber venido dos leguas y media hasta la Villa y otra
legua desde allá, hasta donde se embarcaron sin haber hecho mal alguno, antes
sí ¡han dejado de las municiones y cosas suyas que llevaban! y a lo pareció
iban los dichos moros huyendo y ansí pareció por haber encontrado en el camino
que hicieron las piedras muy grandes movidas de un lugar gran trecho; y vido
este testigo en la dicha Iglesia que el Cura del señor San Andrés, que es el
Padre Parra tomó unos corporales y limpió el rostro de la dicha Imagen de
Nuestra Señora de la Concepción, y cuando iba limpiando el rostro de la dicha
Imagen, quedaron los corporales mojados de él; este testigo y los demás que
allí estaban que eran grande número de gente, quedaron satisfechos que era
sudor lo que la dicha Imagen tenía y el verdadero Milagro y ansí se juntó mucha
gente y se hizo una solemne procesión que salió de la dicha Iglesia de la
Concepción y se fue a las iglesias parroquiales con las cruces y Cofradias de
esta Villa y clérigos, dando grandes alabanzas a Dios Nuestro Señor por tantas
mercedes como en esta Villa Su Majestad había tenido esta mañana y volvió dicha
procesión hasta la dicha Iglesia de la Concepción, y sabe este testigo que en
este dicho día diecisiete de noviembre fue el día de lo dicho y el Milagro tan
grande que tiene obligación esta Villa y todos os vecinos de ella a olgar y no
trabajar este día y dar infinitas gracias a Nuestro Señor y a su Madre
Santísima, por tantas mercedes y hacer a el Santo del día gran fiesta; y que
esto es la verdad de lo que sabe, para el juramento fecho; y que es de edad de
cuarenta años poco más o menos; no firmó porque dijo que no sabía. Firmó el
dicho señor Alcalde, Juan de Zamora Vivancos. Ante mí, Jorge de Escobar.
AUTO.-Y luego el
dicho Señor Acalde dijo; que certificaba a todos los señores que esto vieron
que lo susodicho por los testigos en esta información es ansí por sus
disposiciones y por su Merced haberse hallado presente a todo lo que dicho es,
según que aquí se contiene, y que a los dichos y deposiciones de los dichos
testigos se debe y se puede dar entera fe y crédito; y que a ello interponía y
interpuso su autoridad y decreto judicial, tanto cuanto ha lugar en derecho y
firmolo. Juan de Zamora Vivancos. Ante mí, Jorge de Escobar.
Hasta aquí la transcripción de
las 9 declaraciones de vecinos de Almazarrón; y sus testimonios recogidos en
ese informe oficial nos relatan los prodigios que ocurrieron en la madrugada de
aquel 17 de noviembre de 1585.
Estos
“sucesos milagrosos” se difundieron con
rapidez por todo el Reino de Murcia, de tal forma que pocos días después “Gómez
Pérez das Marinas, Corregidor y Justicia Mayor de las ciudades de Murcia, Lorca
y Cartagena, Adelantado y Capitán Mayor de este reino, a cuyo cargo
está la defensa de la costa”, enterado de lo ocurrido quiere confirmarlo y para
ello ordena a una persona de su confianza para que “hagáis averiguaciones en
personas fidedignas”…”lo cual todo haréis con todo cuidado y diligencia”.
Nos
sorprende que sea la autoridad civil la que se interese inmediatamente
por este asunto, y no la autoridad religiosa… Quizás al corregidor le
preocupara saber si el sistema defensivo establecido en la costa había
funcionado, pues en su carta escribe “según
e sido informado” … “al amanecer siete galeotas gruesas de
enemigos” … “aportaron a la costa de Almazarrón y en ella echaron en
tierra mucha cantidad de turcos para yr a saltear y robar la gente de aquella
villa”. Por eso le interesa saber con certeza, “de las galeotas que ansí
llegaron a la costa, la gente que echaron en tierra y la parte y lugar do
llagaron y la causa de su retirada y el daño que hizieron y si al desembarcar,
las guardas de aquella parte los vieron y sintieron avisaron a la justicia de
la dicha villa y si en ello tuvieron descuydo o culpa alguna y lo que dicen
haberse tocado la dicha campana”.
Con esto terminan los testimonios históricos. En las siguientes entregas publicaremos lo que al respecto escribió, casi dos siglos después -en 1761-, Fray Ginés García Alcaraz, lector de teología.
(continuará)
Es dirigida a Rosa Frasquet Pérez por parte de Antonio Fernández García, a nivel personal y como presidente de la A. R. D. Cultural Torre de Santa Elena.
Yo siempre he tenido una relación amistosa con la familia de Rosa, especialmente con ella y su padre, a los que siempre he apreciado por su lealtad y he mantenido mi gratitud y reconocimiento.
Fallecido su padre hace algunos años, hace dos he tenido que recurrir a ella por motivos personales. Todavía no hace un año ha colaborado como brillante lectora en el Club de lectura de la Universidad Popular de Mazarrón. En fecha más reciente se ha ofrecido a darnos un curso de Dietética y Nutrición como titulada superior por la Universidad de Murcia por esta especialidad.
Lo hemos realizado completo en nuestro local de San Ginés, a sabiendas de que estábamos muy lejos de alcanzar el número idóneo de asistentes. Tuve la gracia de oírle que lo hacía por mí, lo que he interpretado como un extraordinario gesto de generosidad.
Gratamente impresionado, me pareció que haría una buena acción si difundía la labor y los grandes conocimientos de Rosa entre los socios y lectores de nuestra modesta publicación. Así aparezco con mi firma a continuación de la suya en la página 20 del Nº 85 de nuestra publicación, que corresponde a los meses de julio y agosto.
En mis renglones pretendo reforzar la dieta mediterránea, no sólo porque ha sido reconocida como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, sino que también ha sido estudiada y valorada en la mayoría de las culturas como un medio sano de nuestra nutrición.
Inconscientemente he pasado por alto los legítimos derechos de autor de nuestra amiga y excelente nutricionista Rosa Frasquet Pérez. Admito mi gran error y le pido disculpas a la vez que le aseguro que no volveré a cometerlo a partir de ahora.
Gracias por tu generosidad por habernos ofrecido tu valiosa información dietética y nutricionista, la que seguiremos lo más fielmente posible. Te animamos de corazón a que sigas muchos años impartiendo tus cursos y difundiendo tus valiosos conocimientos.
Un saludo afectuoso. Antonio
El ciclo de conciertos de música clásica y antigua CRESCENDO 2025 tras el paréntesis del verano, reanuda su actividad en el último trimestre del año.
Se presentan aquí únicamente los conciertos previstos para octubre y noviembre, que tendrán continuación en diciembre.
Los conciertos se celebran en el Auditorio del Centro
Cultural de Mazarrón. Son gratuitos, y comienzan a las 20:00h.
Todo empezó aquel fatídico día.
Fue el 7 de octubre de 2023 cuando militares del grupo terrorista Hamás
penetraron desde la franja de Gaza en territorio de Israel y perpetraron un
horrible atentado atacando a miles de jóvenes que asistían a un multitudinario
festival de música al aire libre. Murieron 1.400 personas y tomaron unos 200
rehenes.
Ni en sus peores presagios podían
imaginar las fatales consecuencias que tendría este hecho para ellos.
Pronto hará dos años y ya son más
de 66.000 víctimas en lo que muchas fuentes denominan genocidio y sin duda lo
es. De ellos unos 20.000 son niños.
Pasó el tiempo, llegó Navidad y
lo que se suponía iba a acabar pronto, continuaba y los muertos seguían
aumentando.
Llegaron los reyes y los niños de
buena parte del mundo recibieron juguetes; en Gaza, los niños recibieron bombas
y hambre; Israel impedía que la ayuda humanitaria llegara. A los muertos a
causa de los bombardeos, se empezaron a sumar los niños que morían de hambre.
Entre niños, ancianos y adultos
ya se contaban por miles, aumentaban como lo hacen los céntimos en el surtidor
cuando repostamos gasolina.
Pero no pasaba nada, el
mandatario israelí con el visto bueno del "amo" del mundo, del matón,
seguía machacando Gaza con todos los medios y con más virulencia.
Pasaron los reyes y comenzó el
curso escolar y también el político; los políticos seguían insultándose,
principalmente los peperos que en eso son especialistas.
Los muertos seguían aumentando y
aparecían en las televisiones cada vez más caras de niños escuálidos.
Comenzaron a verse y oírse
reacciones de asociaciones, ONGs y de algunos políticos como el presidente del gobierno
español, aunque con la boca pequeña; el PP ni tenía ni tiene boca.
Llegó la Semana Santa con sus
pomposas procesiones y las calle se llenaron de devotos que se santiguaban con
rostros compungidos cuando pasaban las imágenes de los santos. Pero miraban
para otro lado o usaban el mando de la TV, para tranquilizar sus conciencias.
... Y el número seguía creciendo y los políticos poniéndose
verdes e insultando.
Llegó la primavera y con ella las
primeras frutas; comimos nísperos, fresas y cerezas. Incluso apareció la
corrupción en la izquierda y la derecha, henchida de placer, insultaba con más
intensidad y vehemencia.
Los muertos no cesaban de crecer,
seguían aumentando y ya se contaban por varias decenas de miles.
Europa seguía callada, el matón
satisfecho y el genocida asesino disfrutando. Necesitaba más sangre más niños muertos,
aunque ya multiplicaba por 20 el número de los producidos en el atentado que
fue el "origen" del conflicto. Necesitaba el exterminio de todo ese
pueblo.
Pasó el verano que todo acalla;
pasaron más estaciones y la guerra continuaba. Las imágenes son cada vez más
duras y la represión más fuerte. La muerte en Gaza es el denominador común, se
olía a muerte.
Los genocidas quieren ocultar lo
que es inocultable y ven en la prensa internacional parte importante del
enemigo; los periodistas mueren casi a diario.
Los países con más peso de Europa
no se dan por aludidos y se rinden a los pies del matón mostrándole sumisión. Recientemente
se ha celebrado en la Casa Blanca un encuentro al que se le ha llamado "la
cumbre de la vergüenza" porque nadie alzó mínimamente la voz y el matón
salió más reforzado.
¿Dónde está la dignidad?
No tiene corazón quien ve y calla lo que está pasando.
Tímidamente algunos países ponen
fecha para reconocer el estado de Palestina.
Han pasado más estaciones, hemos
comido sus frutos y, aunque se ven más manifestaciones exigiendo el fin del
magnicidio, éste no cesa y cada día los medios dan el número de nuevos muertos.
En los últimos días, el presidente
del gobierno de España, ha dado un paso más y ha aumentado las medidas de
boicot hacia el gobierno de Israel a las que ha contestado con mucha caradura y
poca vergüenza.
Partidarios del fin del genocidio han tratado de dificultar
el normal desarrollo de la vuelta ciclista a España en la que participaba un
equipo israelí cuyo dueño es, al parecer, íntimo del ínclito Netanyahu.
Llamó fuertemente la atención, por el gran número de
participantes, la manifestación que tuvo lugar en Sídney hace unos días.
Todos deberíamos actuar como en
Sídney, todos deberíamos salir a la calle. Cada uno de nosotros debería, desde
su individualidad negar comportamientos como los que se están dando en Israel.
El mundo debería salir a la calle
para detener esta barbarie. TODOS.
Faltan palabras para calificar la
situación, para definir lo que está pasando.
No debemos negar la evidencia, no
podemos pensar y decir lo que dijo el alcalde de la capital de España: "No
considero lo que está pasando en Gaza un genocidio porque genocidio fue lo que
pasó en la segunda guerra mundial en los campos de exterminio nazi". Y
se queda el tío tan fresco. ¿Qué pasa? Si aquello fue un genocidio, ¿ya no es
posible que haya más?
Pase lo que pase la historia nos
juzgará. Pero aún estamos a tiempo de que el contador del surtidor de gasolina
se detenga.
¡¡¡BASTA YA!!!
No lo he comprobado, pero alguien
me asegura que un ilustre miembro del gobierno afirma que la solución para
apagar los incendios pasa por un cambio de condiciones meteorológicas.
Brillantísima deducción que seguramente justifica la caterva de burócratas e
ignorantes que florecen como la mala
hierba para disponer qué se hace con el monte. Y así le va al monte.
Ya no hay rebaños, vacas, cabras,
ovejas… que se permita su pastoreo. Están prohibidas o limitadas a un absurdo
que les hace inviables. No se puede recoger leña caída, ni castañas ni piñas ni
similares. No se pueden hacer cacerías de animales plaga, caso llamativo el de
los jabalíes, y no sé si se prohibirá también la del conejo incontrolado, uno
de los grandes destructores de la vegetación. La gente del medio rural no puede
tener en su cerca algún cerdo y algunas gallinas, como siempre tuvieron. Y no
hablemos de la retama, planta sagrada según las meigas, que le llaman xesta,
porque tocarla sería un crimen, ya que es la clave de la regeneración del terreno.
Bien crecida y resecada al sol es un estupendo combustible. No creo que el
fuego regenere nada. Los pirómanos lo saben bien, aunque pueda molestar un poco
la guardia civil con sus acosos y detenciones. Pero nadie más molesta y al poco
están en la calle con el mechero en el bolsillo. Las cabras también sabían cuánto,
cuándo y cuáles debían comer para mantener su justa medida. Los de la caterva
lo dudo. No he visto que la coman nunca.
Pero no es mala idea esperar que
la lluvia -cuando llegue– apague el fuego, ya que no lo van a apagar los medio
aéreos, de los que cada vez tenemos menos y hemos de pedir prestados a países
más sensatos, preparados y prudentes en su política medioambiental. Dentro de
poco, tendrán que prestarnos también el agua porque seguiremos siendo
orgullosos líderes de este estúpido torneo de Europa que consiste en derruir
más embalses que ninguno. Y después de todo, lo que tenga que arder que arda.
La culpa es del cambio climático.
No niego el cambio climático. El
que haya arremetido contra los profesionales del miedo, ésos que viven del
miedo de la gente -que es hijo de la ignorancia- en vez de enseñar y educar, no
significa que lo niegue. Y no por las explicaciones de algunos “sabios” sino
porque hay gente de campo que cree, y yo creo en la gente del campo.
Agricultores, pastores, ganaderos, cazadores y otros a los que hay que
escuchar. También tendrán que escuchar a los damnificados, ésos que han perdido
todo o casi todo. Pero, en cambio, se podrán ahorrar los muertos. ¿Alguien no
sabe que ha habido muertos? Si los muertos no saben contar, ¿para qué
contarlos?
Ya se dejaron de contar en el
Covid-19, cuando se vio que en el primer año crítico alcanzaron los cincuenta
mil. Claro que es difícil saber cuántos hubieran sido inevitables y cuántos
–dicen- por esperar al 8 de marzo. Eso no lo puedo afirmar porque no lo sé. Lo
que sí puedo y sé es que las medidas se tomaron con tres meses de atraso respecto
a lo que avisaban instituciones mundiales de salud. El que suscribe lo pilló,
por fortuna con sintomatología leve, a mediados de diciembre 2019. Los médicos
sabían de sobra lo que era, pero le llamaron gripe porque no podían darle un
nombre que según el gobierno no existía aquí.
Los artistas de la política no se
inquietan por esto porque ellos sí saben apagar un fuego. El que provocan
hechos escandalosos que consiguen llenar medios de comunicación, por más que
algunos estén comprados. Basta con echar otro escándalo, inventado o real,
encima y se olvida el anterior. Un truco fácil en un pueblo como el nuestro,
rico en muchas cualidades pero flaco en memoria. Y mejor aún, poner como un
trapo a un rival. Entre los más repugnantes hábitos de nuestra mediocridad
política está la descalificación del rival. Alguien que se candidata para ser
nuestro representante, para luchar por aliviar nuestros problemas, para
conseguirnos una sociedad mejor, no nos dice ni puñetera palabra de lo que
piensa hacer para ello. Poner a parir al contrario y punto. En el fondo, el
mensaje que sin darse cuenta nos está dando es: “somos todos unos
indeseables pero los más indeseables son los otros”. Y no se da cuenta
porque además no le importa. Importa que ésta su repugnante actitud dé los
beneficios que él pretende. Y parece que los da. Hace 20 años estaba en el BOE
una ley que pretendía, entre otras cosas, acondicionar los cauces de la margen
izquierda del río Magro y el barranco Chiva-Torrente (rambla del Poyo).
Rivalidades políticas aprovecharon para borrarla a la primera oportunidad sin
substituirla por nada. 20 años después una avenida descomunal siega más de 200
vidas –esta vez sí se contaron los muertos– y no me suena que lo haya recordado
nadie.
Los líos de cama y familia –de los
que me resisto a hablar porque me repugnan tanto que hasta me repugna entrar en
ellos– han tapado la patata más caliente de la actual Unión Europea: la
solución energética. Después de dedicarnos a cantar las maravillas de las
renovables, y tras pasarnos en medio de tanto cantar largos años en los que el
gas y las vetustas nucleares nos están limpiando la cara cada vez que se nos
tizna, a alguna caterva le debía sobrar tiempo libre porque decidieron
deslumbrar a Europa demostrando que a flamencos nadie nos gana. Mientras ellos
dan vueltas a la manera de meter en sus programas las modernas nucleares, que
hace poco satanizaban porque el voto es el voto, nos decidimos a sacar de la chistera un día de finales de
abril iluminado en exclusiva por energía fotovoltaica. La gran sorpresa se
transformó en el gran chasco. Pero nadie lo recuerda ya, lógico porque casi
nadie lo supo. No hubo una información que explicara realmente el tamaño del
desastre que estuvo a punto de suceder. Ni, por supuesto, se contaron los
muertos, que los hubo. Para la gran mayoría, un largo apagón. Y a seguido, intentar
echar a uno u otro enemigo el detritus por encima del gorro. Y caso cerrado. Lo
que puedo asegurar es que no fue un botones de la caterva quien autorizó la
fiesta, porque un lío de este calibre exige voces que aunque hablen muy bajito
tienen que hablar desde muy arriba.
¿Y esto dónde nos lleva? ¡Pues al
2030, claro! El momento feliz en el que no habrá guerras, la alimentación, la
vivienda y la energía estarán al alcance de todos, la sanidad se recuperará, la
enseñanza dejará de ser un truco pérfido para hacer generaciones de
desorientados jóvenes ignorantes y les dará los medios necesarios para que
sepan labrarse su propio futuro.
¿Acaso no conocen la agenda 2030?
No estaría de más que en una oportunidad
próxima hablemos de ella. Aunque anticipo que no se cita la España
vaciada. No hace falta. Ya se sabe que para vaciar una aldea basta con
eliminar su modo de vida.