PHICARIA VII: Recuperación del patrimonio arqueológico sumergido, por Paco Acosta
Este año la séptima edición de PHICARIA ha tratado un tema muy
relacionado con Mazarrón, aunque el tema del yacimiento de los barcos fenicios
de la playa de la Isla, no aparecía en el programa.
Sobre el papel, las conferencias y ponencias que se iban a desarrollar
durante los tres días en los que se ha celebrado este encuentro internacional
aparentemente “se parecían mucho entre sí”, pues casi todas ellas se referían a
los problemas que se presentan, o a los métodos de excavación y estudio que se
han llevado a cabo, a la hora de recuperar el patrimonio arqueológico
sumergido, la protección, los tratamientos de preservación, consolidación y
conservación y finalmente su posible exposición o musealización.
Sin embargo, la amenidad de los ponentes, su muy destacable autoridad
al divulgar unos trabajos en los que participan activamente, el interés de los
temas expuestos y la diversidad de los trabajos que se iban presentando, ha
mantenido, durante estos tres días, la atención de los asistentes (expertos
científicos, universitarios, estudiantes e interesados, en número superior al
centenar), que han sabido valorar muy positivamente el esfuerzo realizado por
los conferenciantes y organizadores.
Los ponentes han presentado unos muy interesantes trabajos
relacionados con casos concretos como son el proyecto Delta, ubicado en Cádiz y en general la Carta Arqueológica
subacuática de Andalucía, el pecio Bou
Ferrer, en Villajoyosa, el tratamiento
de maderas del laboratorio de conservación del CASC, en Girona, o los
procesos de conservación-restauración que se realizan en los laboratorios del
Museo Nacional de Arqueología Subacuática, de Cartagena: las defensas de elefante
-colmillos de marfil- procedentes del yacimiento
del Bajo de la Campana, frente al Mar Menor, todo lo recuperado de la
fragata Ntra. Sra. de las Mercedes que actualmente se encuentra en el ARQUA de
Cartagena (las monedas procedentes del expolio realizado en este pecio por
parte de la empresa cazatesoros norteamericana Odysey y afortunadamente
recuperados para España tras un largo juicio celebrado en los Estados Unidos, o
la artillería -cañones y obuses- junto con diversos materiales que se recuperaron
en campañas posteriores) todos éstos en un ámbito nacional, así como otros
trabajos de investigación y recuperación de estructuras sumergidas que se han
efectuado en Italia, fundamentalmente los realizados en la Campania (la ciudad de Baia) y el Lacio meridional
(las villae marítimas), Pisa (las naves localizadas en el río Arno), los
barcos del delta del Po (nave Fortuna
Maris y otras barcas), y el Portus
de Roma (centro marítimo de la Roma imperial).
Además ha habido comunicaciones y conferencias de índole más
generalista, menos asociadas a casos concretos, que nos han ilustrado sobre
propuestas y posibles buenas prácticas a la hora de conservar el patrimonio
sumergido manteniéndolo in-situ, es decir sin necesidad de sacarlo a la
superficie, y facilitando tanto la interpretación arqueológica y su difusión,
como su gestión, acceso público, contemplación, disfrute y conservación a
través de la participación social.
Empezaba esta reseña indicando que el tema tenía mucho interés para
Mazarrón, pues es bien sabido que tras la recuperación del primer barco fenicio
de la playa de la Isla (el que actualmente se encuentra en ARQUA, en
Cartagena), está en estudio la recuperación del segundo barco, actualmente
sumergido y protegido por una “jaula”.
Los mazarroneros, y todos los asistentes, hemos aprendido en estas
jornadas la importancia que tiene no solo sacar del agua unos restos a la
superficie, sino que hace falta un considerable trabajo especializado hasta
conseguir que estos restos algún día lleguen a ser objeto de exposición en un
museo en unas condiciones de conservación duradera y eficaz. Para ello son
necesarios unos delicados tratamientos de desalación, protección, conservación
y consolidación que garanticen no sufra más deterioro el patrimonio recuperado,
y que, nos dicen los expertos, precisan bastantes años y mucha dedicación por
parte de los especialistas.
También se nos ha trasmitido que desde el principio de los trabajos de
recuperación se debe ya contemplar el destino museístico al que estos valiosos
restos van a ir destinados, con suficiente garantía de conservación, y por
supuesto de dotación económica. ¡Que así sea!
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