martes, 15 de mayo de 2018

ECO.41 PHICARIA VII Recuperación del patrimonio arqueológico submarino


PHICARIA VII: Recuperación del patrimonio arqueológico sumergido, por Paco Acosta


Este año la séptima edición de PHICARIA ha tratado un tema muy relacionado con Mazarrón, aunque el tema del yacimiento de los barcos fenicios de la playa de la Isla, no aparecía en el programa.


Sobre el papel, las conferencias y ponencias que se iban a desarrollar durante los tres días en los que se ha celebrado este encuentro internacional aparentemente “se parecían mucho entre sí”, pues casi todas ellas se referían a los problemas que se presentan, o a los métodos de excavación y estudio que se han llevado a cabo, a la hora de recuperar el patrimonio arqueológico sumergido, la protección, los tratamientos de preservación, consolidación y conservación y finalmente su posible exposición o musealización.


Sin embargo, la amenidad de los ponentes, su muy destacable autoridad al divulgar unos trabajos en los que participan activamente, el interés de los temas expuestos y la diversidad de los trabajos que se iban presentando, ha mantenido, durante estos tres días, la atención de los asistentes (expertos científicos, universitarios, estudiantes e interesados, en número superior al centenar), que han sabido valorar muy positivamente el esfuerzo realizado por los conferenciantes y organizadores.

Los ponentes han presentado unos muy interesantes trabajos relacionados con casos concretos como son el proyecto Delta, ubicado en Cádiz y en general la Carta Arqueológica subacuática de Andalucía, el pecio Bou Ferrer, en Villajoyosa, el tratamiento de maderas del laboratorio de conservación del CASC, en Girona, o los procesos de conservación-restauración que se realizan en los laboratorios del Museo Nacional de Arqueología Subacuática, de Cartagena: las defensas de elefante -colmillos de marfil- procedentes del yacimiento del Bajo de la Campana, frente al Mar Menor, todo lo recuperado de la fragata Ntra. Sra. de las Mercedes que actualmente se encuentra en el ARQUA de Cartagena (las monedas procedentes del expolio realizado en este pecio por parte de la empresa cazatesoros norteamericana Odysey y afortunadamente recuperados para España tras un largo juicio celebrado en los Estados Unidos, o la artillería -cañones y obuses- junto con diversos materiales que se recuperaron en campañas posteriores) todos éstos en un ámbito nacional, así como otros trabajos de investigación y recuperación de estructuras sumergidas que se han efectuado en Italia, fundamentalmente los realizados en la Campania (la ciudad de Baia) y el Lacio meridional (las villae marítimas), Pisa (las naves localizadas en el río Arno), los barcos del delta del Po (nave Fortuna Maris y otras barcas), y el Portus de Roma (centro marítimo de la Roma imperial).

Además ha habido comunicaciones y conferencias de índole más generalista, menos asociadas a casos concretos, que nos han ilustrado sobre propuestas y posibles buenas prácticas a la hora de conservar el patrimonio sumergido manteniéndolo in-situ, es decir sin necesidad de sacarlo a la superficie, y facilitando tanto la interpretación arqueológica y su difusión, como su gestión, acceso público, contemplación, disfrute y conservación a través de la participación social.

Empezaba esta reseña indicando que el tema tenía mucho interés para Mazarrón, pues es bien sabido que tras la recuperación del primer barco fenicio de la playa de la Isla (el que actualmente se encuentra en ARQUA, en Cartagena), está en estudio la recuperación del segundo barco, actualmente sumergido y protegido por una “jaula”.

Los mazarroneros, y todos los asistentes, hemos aprendido en estas jornadas la importancia que tiene no solo sacar del agua unos restos a la superficie, sino que hace falta un considerable trabajo especializado hasta conseguir que estos restos algún día lleguen a ser objeto de exposición en un museo en unas condiciones de conservación duradera y eficaz. Para ello son necesarios unos delicados tratamientos de desalación, protección, conservación y consolidación que garanticen no sufra más deterioro el patrimonio recuperado, y que, nos dicen los expertos, precisan bastantes años y mucha dedicación por parte de los especialistas.

También se nos ha trasmitido que desde el principio de los trabajos de recuperación se debe ya contemplar el destino museístico al que estos valiosos restos van a ir destinados, con suficiente garantía de conservación, y por supuesto de dotación económica. ¡Que así sea!


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