LO QUE PUEDEN HACER LOS MAYORES, por A.F.García
El domingo, 18 de febrero, celebraba su asamblea anual ordinaria el
Club de Mayores de Isla Plana, al que pertenezco desde 2013. Es una casualidad
porque mi inolvidable amiga y compañera Fuensanta me había insistido en que me
incorporara a la gimnasia que hacían allí y de paso les inscribiera a ella y a
su marido, que tenían concertada una cita médica para ese día. Lo que no
sabíamos ni ella ni yo, ni por supuesto sus maridos, es que tras esa consulta
vendrían muchas y el triste desenlace antes del año.
Les agradezco el encargo que más agradable hubiera sido de haberlo
compartido con ellos.
La actitud abierta y cordial de aquellas personas me hizo sentirme
bien en todo momento: en sus comidas de convivencia, sus excursiones y, sobre
todo la gimnasia dos veces por semana. Ahora ya no puedo hacer gimnasia, pero
quiero seguir unido a ellos y compartiendo lo que pueda.
No entiendo por qué una asamblea con primera y segunda convocatoria,
en este caso 11:30 y 12, algunas personas se toman media hora más para
incorporarse.
Desde luego, los puntos fundamentales de una asamblea se aprobaron de
manera expedita; no hubo objeción alguna al acta anterior, al informe de
cuentas, muy exhaustivo, y al informe de la Junta Directiva.
Es en el punto de ruegos y preguntas donde, al igual que ocurre en las
asambleas de la Junta Vecinal, nos trabamos en pequeños problemas como si
hubiera un oculto deseo de alargar la reunión. Además de la mencionada gimnasia
y una comida anual de hermandad, este Club de Mayores hace manualidades, un
Taller de la Memoria y un encuentro lúdico cada 15 días, que incluye baile con
música en directo y lotería familiar cada 15 días. Personalmente, considero
humanamente más enriquecedor que estos encuentros quincenales contengan música
y baile y no se queden en la rutina de la lotería familiar. Es muy de admirar
que haga por mantenerlo un presidente de una sola pierna.
Sin prejuzgar con ello un oculto deseo, a veces nos encontramos con
personas que, yendo de enterados, pretenden dar consejo a quien ya domina bien
el tema.
Algo así presencié cuando algún nuevo asistente pretendía alertar a
Ginés sobre el precio de los autocares para las excursiones.
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