LA SABINA MORA, por Eva Sevilla Cervantes
Hasta el siglo XIX este árbol era abundante en toda la comarca de
Cartagena. Su preciosa madera se utilizó para los entibados de las galerías
mineras de forma abusiva, lo que provocó la desaparición de la mayoría de los
individuos en la zona levantina.
La Sabina mora habita la península desde la prehistoria, según las
dataciones de restos de hogueras halladas en yacimientos de Jumilla. En la
actualidad, es uno de los árboles más escasos de España, por lo que el interés
de su conservación es máximo.
Estas reliquias del pasado aún las podemos admirar en Calblanque,
lugar identificado como enclave único dentro de la red Europea Natura 2000.
Los peligros que amenazan la proliferación de la Sabina son serios y
variados. Las actividades humanas que se despliegan sin miramientos sobre el
campo, limitan su expansión. El pastoreo intensivo impide el desarrollo de la
planta. Los fuegos arrasan los brotes... Pero ¿por qué tan rápido? Pues; porque
su madera es excelente para hacer carbón, su aceite esencial es rico en
hidrocarburos. Los egipcios la utilizaron para embalsamar cadáveres. Las tallas
de sabina aún son muy apreciadas y con la resina, se hacen pegamentos para
cristal y cerámica.
El tetraclinis articulata
es el árbol de Saturno. Servía para dominar buenos y burlones espíritus, para
dar buenas vibraciones y expulsar los malos sentimientos. Había ceremonias
mágicas para proteger viviendas de hechizos y bichos venenosos.
Como veréis, es otro tesoro de la naturaleza digno de mantenerse en el
tiempo y en la memoria. Para este fin trabajan al compás la Universidad
Politécnica, Anse, el Ayuntamiento de Cartagena… Y ahora nosotros, también,
lectores de este boletín, pues de no hacerlo seremos cómplices de su pérdida.
Como siempre, os animo a participar en su conservación.
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