viernes, 11 de mayo de 2018

ECO 40. "Veracidad" y "Credibilidad" de la información


“Veracidad” y “Credibilidad” de la información, por Paco Acosta


Desde muy antiguo se ha dicho “Si no lo veo no lo creo”. Incluso es una frase que aparece en los evangelios.

Pero la “credibilidad” de una información, no siempre se corresponde con su “veracidad”. Una información puede ser falsa, pero creíble. La credibilidad suele asociarse con la confianza que se tiene en el que la transmite. Y la confianza, a su vez se consigue, o se conseguía, a través de las fuentes tradicionales del respeto: gobierno y sabiduría o experiencia, generalmente asociada esta última a la edad.

Gobierno o gobiernos
Desde siempre se ha dicho que los “gobiernos” utilizan el ser fuentes de confianza para trasmitir informaciones “creíbles” –y no siempre del todo veraces- a los gobernados o ciudadanos (especialmente dirigidas a los más fácilmente influenciables –los niños-, así como a contentar a los afines o a manipular a los menos críticos).

En el caso de los niños y jóvenes, hemos comprobado recientemente cómo los políticos regionales se apoyan en las “competencias de educación”, para trasmitir “consignas” y “visiones partidistas”.

Para “convencer” al resto de la ciudadanía, es suficiente con asumir el “control” de medios de comunicación. Los gobiernos se han basado en éstos para transmitir la información que desean llegue a los ciudadanos. Las fuentes de información “fiable” eran, en el pasado casi exclusivamente los periódicos. Y con posterioridad este papel les correspondió a la radio y después la televisión.

Y ahora, las redes sociales parece que escapan de su control… Este tema lo trataré más adelante.

Los que detentan el Saber
Aquí la situación es algo más confusa. ¿Quiénes son verdaderamente reconocidos como conocedores profundos de un tema o autoridades en el mismo?

Los debates científicos y las diferencias de criterio que enriquecen y hacen evolucionar la Ciencia (así con mayúsculas) no suelen ser de interés del ciudadano, que en general carece de la suficiente base para reconocer quienes detentan el “saber”.

La información “válida” respecto a los conocimientos científicos se ve reflejada y contrastada por la publicación en las revistas especializadas, los congresos y otros foros, por lo general de escasa repercusión para el público en general.

Ahora bien, a medida que los avances técnicos se han ido acercando al común de las personas, y crecer el interés de éstas por el “conocimiento”, han surgido oportunidades para aquellos que de una forma u otra podían poner de manifiesto una cierta autoridad en alguno de estos temas.

Nuevamente los medios de comunicación han tenido, y tienen, aquí una gran influencia “creando expertos” en forma de tertulianos más o menos famosos que se permiten opinar de todo, o “presentando divulgadores” que en su misión aparentemente formativa suelen concentrarse en los temas más novedosos o incluso en los más controvertidos, y éstos casi siempre son tratados con insuficiente profundidad en los medios. De esta forma, las posibles discrepancias que se pueden poner de manifiesto al tratar ciertos temas son aprovechadas para, generalizando, crear dudas en la audiencia respecto a la veracidad plena de la información.

La Edad, base tradicional de experiencia
Los años han sido una fuente tradicional de experiencia. Los consejos de ancianos, los senados, etc., reflejaban, en el pasado, claramente esta circunstancia. Hoy raramente es aprovechada o valorada por la sociedad.
De antiguo los nietos han escuchado con interés las sabias palabras de los abuelos, que en muchos casos constituían una magnífica fuente de transmisión oral de información verídica, con las que se perpetuaban los usos y costumbres generalmente considerados como adecuados, tanto en lo que respecta a la “buena educación”, la moral, las relaciones o incluso los procedimientos apropiados en los oficios familiares.

Hoy día, con el importante avance de las nuevas tecnologías, los conocimientos de los abuelos han quedado relegados a un segundo plano. La experiencia ha dejado de ser considerada un “valor”, de no verse relacionada con las nuevas técnicas.

Los jóvenes dominan fácilmente estas tecnologías asociadas a la comunicación, y confían en lo que “captan” a través de ellas…

LAS REDES SOCIALES
Las llamadas “redes sociales” constituyen actualmente la mayor fuente de difusión de información. La facilidad de comunicar “algo” a un gran número de “contactos”, que a su vez lo pueden “retransmitir” a muchos otros más, hace que en cuestión de segundos una noticia sea conocida por miles de personas… Y en la mayoría de los casos se trata de una imagen y un breve comentario….

Al ver la o las imágenes, se tiende a aceptar eso que se contempla en pantalla como perfectamente creíble, lo que suscita en muchos sujetos ansias de comentar esa noticia –positiva o negativamente-, dando lugar a que un tema se pueda convertir en “trending topic”, o dicho más a la antigua en “algo de lo que habla todo el mundo” …

Esa es la fuerza de las redes. Sin que nadie “asegure” la veracidad de la información, esta puede difundirse… y aceptarse. Tan solo es necesario que sea creíble. Y que llegue a bastantes seguidores activos… Múltiples veces, incluso por diferentes caminos, con ligeras variantes… Así, plenamente vencido nuestro posible espíritu crítico, se acepta la “noticia” como cierta y podemos comentarla como si la hubiéramos vivido…

¿No se está convirtiendo esto en otra forma de control y manipulación?

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