NOS MERECEMOS ALGO MEJOR, por A.F.García
Los catalanes se merecen algo mejor; y los españoles, todos, nos
merecemos algo mejor. Tal vez algunos políticos merezcan un gran aprecio de su
pueblo: Ghandi, Nelson Mandela…, aunque dudo que ese aprecio deba llevar
consigo la paralización prolongada de ese país. De quien estoy convencido que
no lo merece es de alguien que, incapaz de asumir sus responsabilidades
políticas, abandona a sus súbditos en un momento difícil y se refugia en otro
país. Sería bueno que se recordara cómo eran considerados estos personajes en
el mundo greco-romano y que lo recordaran algunos catalanes como el que hace la
siguiente declaración, y tal vez no es de los más radicales: “la persecución contra el presidente
Puigdemont y el resto de exiliados es una persecución contra el pueblo de
Cataluña, contra la democracia". Es asombroso este grado de
mitificación en el siglo XXI, en una sociedad supuestamente muy avanzada. No
envidio la amplitud de miras de personas así. Yo me siento ciudadano del mundo.
Estas personas se han embarcado en una aventura irracional, que llaman
procés,
saltándose sus propias normas democráticas, soslayando el juego limpio que
corresponde a un proceso de tal envergadura y transcendencia. Hasta ese
referéndum del que tanta gala hacen se ha llevado a cabo sin las más
elementales garantías exigibles.
Insisten en hablar de democracia, de derechos humanos, mientras que
representando a menos del 50% de los catalanes, mantienen actitudes hostiles,
de intolerancia y presión sobre los que no piensan igual, muy propias de
regímenes totalitarios, no tan lejanos en la historia.
De verdad, los ciudadanos catalanes de tan brillante historia en
artes, ciencias, comercio, deportes, letras… se merece algo mucho mejor que
este lamentable procés sin horizonte. Sin embargo, aún espero, convencido, de
que se imponga el sentido común y algunos de estos líderes catalanes vuelvan
sus ojos a esa mayoría de catalanes, que no alborotan por las calles, no
bloquean las vías públicas ni intimidan, y se ocupen del bien todos,
partidarios y oponentes.
¿Qué hace mientras el gobierno del Estado? ¿Ha tomado alguna
iniciativa constructiva, de dialogar y saber escuchar sin condiciones? En estos
casi siete años ha estado encerrado en su autosuficiencia y prepotencia,
mirándose el ombligo y menospreciando no solo al adversario político, sino a la
inmensa mayoría de los españoles, sin querer ver y escuchar, sin dar muestras
de enterarse de la germinación y desarrollo del actual problema catalán ni del
grave empobrecimiento de la mayoría social del país. Le ha sobrado orgullo y
autocomplacencia y le ha faltado sentido de la justicia, habilidad e
imaginación para velar por todas las personas y todos los problemas, tender la
mano y tender puentes. Le ha faltado en esto lo que la capacidad y habilidad
que le ha sobrado para lucrarse de los bienes públicos esquivando la Ley y la
Justicia.
Uno recuerda a este respecto lo que Gerald Brennan, un escritor inglés
amigo de nuestro país, en su ”El
Laberinto Español” afirmaba que “el
pueblo español es un pueblo vigoroso, el más vigoroso de Europa, pero no tiene
suerte con sus gobernantes”. Vaya esto por el conjunto del pueblo español,
incluidos los catalanes.
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