miércoles, 5 de julio de 2017

ECO 36. La mariposa del madroño

LA MARIPOSA DEL MADROÑO, por Eva Sevilla Cervantes

Estaba en la mano de Felipe, un motero en cuero negro y pañuelo pirata ‘no se va’ me comentó. Yo regresaba de un "paseo mañanero". Me fijé en su mano extendida. ‘Me chupa y corretea por mi brazo...’. Qué envidia, pensé para mis adentros; pero no por eso iba a dejar de disfrutar de ese momento tan poco habitual, un ejemplar tan magnífico. Cogí el móvil y me lié a hacerle fotos a la mariposa... Bueno, a Felipe también.

Se llama charaxes jasius y vive en las regiones del litoral mediterráneo y es la más grande de las diurnas que habitan por aquí. Solo las podemos ver en dos generaciones; a principios y finales del verano así que fue un lujazo el tenerla tan cerca. La información que he encontrado sobre su corta vida no es mucha; pero, desde que eclosiona el huevo hasta que se transforma en mariposa no deja de ser interesante.


Comienza siendo una oruguita de color verde con un cabezón que te recuerda a un "demonio emplumado" (que diría mi madre), muy marrón y con cuernecillos. 



Esta etapa de su vida la dedica a devorar hojas de madroño; de ahí el nombre pero también se ha comprobado que los laureles, los cítricos y chirimoyas están dentro de su dieta. Cuando alcanza la madurez suficiente, la metamorfosis, abre la puerta a la reina de las mariposas mediterráneas. La más grande.


Felipe: qué envidia.

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