“CAMINANTE NO HAY CAMINO, SE HACE CAMINO AL ANDAR…”, por Eva Sevilla
Cervantes
Y qué razón tenía este hombre, lo que está
claro es que dejar que te abduzca el sofá solo sirve para ver pasar la vida
ante tus narices, mero espectador. Todo está verde, la explosión vegetal que
hay en este ramal de la rambla, pasado San Ginés, es abrumadora; pero
aprovechamos el cauce seco que ha dibujado la última avenida y disfrutamos de
una visión primaveral: tréboles y campanillas, tomateras, malvas, espinacas y
unos zumbidos sordos que nos hacen levantar la vista buscando a las abejas que
lo producen; pero no, no hay abejas; son unos abejorros vestidos de
presidiarios y con el culillo blanco y peludo: Bombus, así se llaman.
Después de aquella esplendida visión, no pude
dejar de investigar (algo más) y me enteré que eran reinas recolectando néctar
y polen. ¿¿Reinas??. Pues sí, es febrero y en esta época despiertan de su
letargo invernal y se preparan para recibir a su prole, que aún son huevecitos
recogidos en minúsculas tinajas de barro; pero que, alimentándolas y
manteniéndolas secas, se convierten en las obreras que forrajearán y cuidarán
de las siguientes puestas de la reina. Una colonia puede llegar a tener hasta
cuatrocientas obreras. Pude saber que eran reinas por el tamaño, unos dos
centímetros y medio; las obreras son más pequeñas; pero ¿de dónde y por qué hay
tantas reinas?. Pues resulta que, al igual que las abejas, los abejorros vibran
cuando se quedan sobre las flores y parte del polen que llevan encima cae sobre
la flor y se poliniza.
Esto no lo hacen otros insectos y por
desgracia las abejas melíferas que antaño hacían esta labor ya no están. Los
Bombus son introducidos en cajitas con pequeñas colonias en los invernaderos y
claro, siguen su ciclo vital y, cuando nacen las reinas a finales de verano, un
macho criado expresamente las fecunda y con el frío muere la colonia; pero las
nuevas reinas, preñadas, buscan madrigueras abandonadas y ahí se duermen hasta
el siguiente febrero en que despertaran para iniciar su reinado. Tengo que
dejar claro que los Bombus no son competencia para las abejas; el problema es
que, al no haber abejas que polinicen, los agricultores introducen esta
variedad, fácilmente controlable.
Así, vemos más romero florido y tomillo y los
tomates y los almendros se polinizan. Es un problema muy serio; tenemos que
buscar soluciones. Toda idea es poca. Ayudemos a la naturaleza a envejecer más
lentamente.
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