LOS CAUTIVOS EN CARTAGENA (II), por Cándido
Román Cervantes
(Continuación del número anterior) (pasar a la parte I)
Los regidores solicitan a buques de la armada
que están varados en la bocana del puerto que vigilen para que ninguna persona
del buque redentor pueda abandonar el barco. También se le asigna un barco de
vigilancia toda la noche con guardas para que nadie abandone el buque.
La comisión del ayuntamiento estaba compuesta
por Señores Justicias, Caballeros Comisarios de la Salud, acompañados por el
Señor Escribano. El ayuntamiento solicita instrucciones a Madrid para saber
cómo se debe proceder.
El 3 de diciembre de 1679 se reúne el
ayuntamiento para escuchar los informes de la comisión que se desplazó al
puerto. Disponen que a la espera de las órdenes de Su Majestad, “conviene tener el dicho navío con la guarda y custodia
para impedirle la comunicación y comercio tanto por mar como por tierra. Se
nombra comisión para entrevistarse con los Trinitarios para recabar información
de cuántas personas y demás detalles del navío”.
Los caballeros de la diputación de la Salud
se desplazan al barco con el escribano, se entrevistan con los reverendos
padres Fray Antonio de Olives, Fray Diego Gómez de la Posada y Fray Gerónimo de
Marquina, y también con el capitán Gerónimo Regalli. Declaran que viajan
algunos enfermos según certificaciones de escribanos de Argel. Los padres
trinitarios manifiestan que viajan con ellos 160 redimidos, un criado y un
escribano de la redención. El capitán declara que el buque estaba compuesto con
un total de 52 marineros y que no hay más personas que las que ha declarado: un
total de 218 personas.
Tanto el capitán como los religiosos
testifican y aseguran que Argel está libre de cualquier enfermedad. Como
testimonio llevan patente de sanidad que exhiben ante los caballeros de la
salud.
En el mismo día, después de esto, el alcalde
y los corregidores dan orden a la guardia para que permitan a los padres
trinitarios y algunos de los redimidos bajar a tierra, bajo vigilancia, desde
las 8 de la mañana hasta la puesta de sol “…por
ser justo el aliviarles en lo que se pudiere sin perjuicio de la precaución de
la salud…”.
Al día siguiente, el 4 de diciembre de 1679,
se recibe carta de súplica, por parte de los Padres Trinitarios, argumentando
que se encuentran en una situación calamitosa, con riesgo de contraer
enfermedades a pesar de haber mostrado patente de sanidad de que en Argel no
había infección alguna. Argumentan que dentro del navío hay reos condenados a
muerte, muy violentos, y se están provocando fuertes disturbios entre las
personas rescatadas, “… habiendo motines entre los
rescatados ocasionando tomar armas unos contra otros por los disturbios que
cada día y cada noche se levantan…”. Los Padres se
quejan de que todo esto puede hacer fracasar la operación de redención por
poder ir a males mayores. Algunos están dispuestos a escapar aunque puedan
encontrar la muerte en el intento.
(continuará)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se ruega NO COMENTAR COMO "ANÓNIMO"