miércoles, 5 de julio de 2017

ECO 36. ¿Héroes?

¿HÉROES?, por Javier    y A.F.García

En la pasada Semana Santa falleció en Cartagena un miembro de una familia con la que yo mantenía una estrecha relación, de sincera amistad, desde hacía unas tres décadas. Diríamos que falleció el patriarca de la misma, después de una larga enfermedad con no poca dosis de morfina.

Aunque había intentado varias veces verlo, no lo conseguí hasta el día anterior a la defunción. El médico les estaba diciendo que el desenlace podía ser cuestión de días o de horas. La familia no se oponía a mi firme deseo, pero alertaba de lo delicado del momento. Apenas asomé a la puerta, el héroe hizo un esfuerzo por sonreír y no pudimos comunicarnos de otra manera que no fuera la mirada y la presión de la mano.

Al día siguiente, por la mañana, tal como le había encarecido a uno de los hijos me comunicó el triste desenlace, no por esperado y aceptado menos doloroso. Oí decir a alguno de sus hijos. “ha sido mejor así; ha descansado; su naturaleza ya no podía más”. Cuando, en el tanatorio les decía a cada uno de los hijos, mientras les abrazaba, que se había ido un buen hombre, ellos me respondían con un ademán informativo: “…y no sabes hasta qué punto”. Por deseo expreso del difunto se hizo un funeral laico, habiendo creyentes en una familia en la que el amor, aprecio y solidaridad entre ellos se pueden calificar de heroicos, a pesar de parecer perseguidos por la desgracia.

A las 10 de la mañana, en el patio del Tanatorio, en torno a una foto del difunto, ante unas 200 personas fueron interviniendo los hijos, las nueras y el yerno, los nietos…, no sé si quedó alguien de la familia directa sin intervenir, con la canción de Violeta Parra “Gracias a la vida” de fondo.

“Con gorra y chandal en el banco sentado
mira con vista pérdida en la nada
piernas flexionadas,
apoya sus manos en las rodillas.
Observo su figura en la distancia
veo una leve sonrisa
del que se siente satisfecho feliz de la vida
Tienes la mirada del que tiene todo lo que necesita
Satisfecho de una vida plena
Recto, sencillo, austero, sabio, feliz.

Nunca tuviste una vida fácil, siempre luchando, trabajando 7 días, a 14 horas. La enfermedad de tus hijas, siempre fuerte y para adelante. Has sido un padre para todos, hijos y allegados.

He aprendido más de tus silencios que de tus palabras”.


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