domingo, 16 de noviembre de 2025

ECO.87 UN AÑO DE MUCHOS DÍAS

Un año de muchos días, por José Luis Mozo

 

Dicen que el hombre es esclavo de sus palabras. Así que los que además las escribimos somos doblemente esclavos. Pronto hará un año que en esta misma publicación este gacetillero escribía: “Se esperaba la inmediata y coordinada movilización de todos los recursos disponibles ante una catástrofe de tal magnitud. La más nefasta de esas imprevisiones fue el silencio de las alarmas”. Y más adelante arriesgué esta profecía: “Mazón me da cierta lástima porque se va a tragar el sapo más gordo”.

Fue un riesgo torpe y mal calculado. En seguida me llegaron escritos y hasta telefonemas preguntándome si yo apostaba que Mazón era inocente. Ni inocente ni culpable. Yo no juzgo a Mazón ni a nadie. No soy quién. Para eso están los jueces. Simplemente expresaba – y expreso – mi reticencia a que con la imputación de Mazón como cortina de humo se cerrara, tras largos, días una lista de imputables que no debería ser corta.

Podríamos remontarnos a 2004, cuando un proyecto que preveía canalizar la margen izquierda del río Magro y restaurar los cauces naturales de la rambla del Poyo fue tirado sin más a la papelera por el gobierno de la nación cuando ya se asomaba al BOE. Aceptable si se hubiera sustituido por otro plan, pero se sustituyó por nada. Incluso, cuando muchos años después (2021) se presupuestó un nuevo plan, que también acabó en el pozo de los trastos inútiles.

Si del gobierno de la nación, ante un desastre de tal magnitud, pueden salir frases como “si necesitan algo que lo pidan” o “el ejército no está para todo” podría responder con el escrito de un militar valenciano: “Nos quejamos en la cantina del cuartel de que no nos dejan hacer nada, viendo como nuestros compatriotas yacen muertos en sus hogares o cientos de personas están desabastecidas e incomunicadas”.

Es previsible que alrededor del juicio se monte el circo habitual de negocios e intereses políticos – vienen a ser lo mismo – por los oportunistas de siempre. Pero confío en que los jueces y los responsables serios dediquen su esfuerzo a dar justicia a los cientos de personas que la reclaman para su dolor después haber perdido sus bienes y en muchos casos a sus seres queridos sin que avisaran alarmas ni emergencias.

Y que Mazón no se aburra de soledad en el banquillo. Que sea largo.



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