Esta enfermedad, que antaño era muy frecuente y que afectaba
principalmente a los lactantes y niños de poca edad, afortunadamente, gracias a
la vacuna se ha reducido considerablemente su incidencia en los países
desarrollados, donde se aplica sistemáticamente un programa de vacunación. En los
Estados Unidos, antes de que se administraran vacunas se registraba un promedio
anual de 157 casos cada 100.000 habitantes, treinta años después de la
introducción de la vacuna en ese país la incidencia se ha reducido a menos de 1 caso cada 100.000 habitantes. No
obstante, a pesar de los programas de vacunación, la tos ferina sigue siendo
una de las principales causas de muerte prevenible por vacunación en todo el
mundo, principalmente en los países en vías de desarrollo. Aunque en los países
desarrollados con altas tasas de vacunación, como España, se comporta
con un patrón epidémico cíclico con ondas cada 3-5 años. Esto hace que cuando
se produce algún caso o muerte por esta enfermedad sea de gran alarma social.
Basta recordar lo que ocurrió en nuestro país en el año 2015 con la muerte de
lactantes por esta causa, que hizo replantearse la estrategia de prevenir la
enfermedad, estableciendo la vacunación a las mujeres embarazadas en la semana
32 a la 36 de gestación.
¿Cómo se manifiesta?
La tos ferina es una infección bacteriana del tracto respiratorio
causada por una bacteria, Bordetella Pertussis, que genera
unos síntomas similares a las infecciones respiratorias leves (catarros) con
tos irritativa que en una a dos semanas progresa, se vuelve paroxística y puede
acompañarse de un estridor inspiratorio característico. Estos ataques de tos
suelen acabar con expulsión de mucosidades hebrosas acompañadas de vómitos. La
enfermedad es más grave en lactantes y no vacunados, leve en adultos y rara en
personas sanas y bien vacunadas. La evolución es hacia la normalidad, aunque
pueden aparecer complicaciones como la neumonía, las convulsiones y
encefalopatías.
¿Cómo se trasmite la tos
ferina?
Se transmite por contacto directo con secreciones respiratorias o a
través de gotitas de saliva de las personas enfermas. Una vez la Bordetella
Perttussis en el organismo, tarda alrededor de 10 días en reproducirse
e iniciar los síntomas, pasando a ser esta persona contagiosa mientras tenga la
fase catarral y la tos compulsiva o hasta 5 días después de haber iniciado
tratamiento antibiótico. Es muy contagiosa, se trasmite al 90% de los contactos
cercanos, por ello es muy importante respetar las medidas preventivas para
evitar la propagación de la enfermedad.
Medidas de
prevención:
· La media preventiva más eficaz es la
administración seriada de 3 dosis de vacuna en el primer año de vida. La
eficacia de esta medida es superior al 80% y le confiere inmunidad
(protección). Esta inmunidad no es de por vida, pero mantiene títulos de
anticuerpos altos, entre 4 y 6 años, posteriormente van descendiendo a lo largo
del tiempo.
· En nuestra Región se le administra una dosis de
recuerdo a los 6 años y actualmente no está previsto incrementar el número de
dosis a lo largo de la vida, aunque la evolución de la situación epidemiológica
deja abierta la puerta a cambiar la estrategia de vacunación.
· Otra medida es la vacunación de la embarazada en
el último trimestre del embarazo para impedir la trasmisión madre-hijo en los
primeros meses de vida, donde el niño esta desprotegido, antes de iniciar la
vacunación contra la tos ferina.
Igualmente,
también hay que vacunar a los profesionales sanitarios que trabajan en los
servicios de urgencias infantiles y neonatología, enfermeras y pediatras, para
impedir la trasmisión de la bacteria.
En caso de que una persona enferme de tos ferina,
una vez que ha sido diagnosticada, hay que tomar una serie de medidas para
evitar propagar la enfermedad entre los convivientes:
·
Desinfección de objetos en contacto con
secreciones: pañuelos, ropa, utensilios de comida.
· Separación y aislamiento de los afectados, sobre
todo de los niños pequeños y lactantes que no estén bien inmunizados, hasta que
no hayan trascurrido, al menos, 5 días con tratamiento antibiótico.
·
Protección antibiótica, con eritromicina, de los
contactos más cercanos.
HAY QUE
SABER:
§
El antibiótico no cura los síntomas, a no ser
que se tome en fase muy precoz, pero reduce el periodo de
transmisibilidad.
§ El haber padecido la enfermedad no produce inmunidad
permanente.
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