domingo, 11 de agosto de 2019

ECO.49 Balneario "Los Delfines": Aguas saludables


BALNEARIO “LOS DELFINES”: AGUAS SALUDABLES, por A.F. García

“Agua termal, volcánica, minero-medicinal, para tratamiento de eczemas, seborreas, psoriasis, artrosis, enfermedades reumáticas, postratamientos de quemaduras, limpieza de la piel, acné, picaduras, dermatitis”.

Yo no puedo asegurar ni desmentir si, como dice Jacinto, el director del Camping “Los Delfines”, la bolsa de estas aguas se extiende por toda la bahía. Puedo recordar que en el número 44 de nuestra revista, con el título “La cueva del agua” hicimos referencia de la charla-conferencia que impartieron cuatro destacados representantes del Grupo de Espeleología del Centro Excursionista de Cartagena. En ella se nos expuso con planos e imágenes la extensa red de galerías de aguas fósiles subterráneas, que partiendo de la Cueva del Agua, desde la que se hacen las exploraciones, se extiende al subsuelo de este Camping, por poniente y hasta el Baño de la Marrana, la Sima Destapada y otras. Según sus datos topográficos en el momento de la charla, afirmaban estar en el subsuelo del Colegio público de Isla Plana y haber explorado unos 4.400 m. lineales de galerías con esas aguas, porque también, según nos informaron, las había secas, ascendiendo por la ladera del Cabezo del Horno.
No obstante, no es este el objeto del presente trabajo, intercalado como aclaración. Mi deseo, en estos renglones en este número y tal vez en algún número sucesivo, es contar mi experiencia y la de otras personas con las que comparto el baño en estas aguas. Yo, la verdad, había oído de todo; pero quise probar por mí mismo, convencido de que no perdía nada por ello. Acaso, tenía que apartar unos euros cada mes para darles un destino especial, el mejor, el de mi salud.
En la primavera de 2017 me surgió, de repente, un problema en la rodilla derecha. Me parecía muy serio; surgían pinchazos, que parecían desarticular la rodilla, y tenía dificultades para vestirme y calzarme.
Recibí sesiones de fisioterapia, no menos de treinta, me bañé mucho, mañana y tarde, caminando en el agua, superando los 150 baños. Cuando el agua empezó a estar fría, quise probar las aguas de este Camping. Me bastaron tres intensas sesiones para convencerme. 
Empecé a hacer uso del bono para ahorrarme un euro en cada baño. Durante los tres o cuatro primeros meses iba dos o tres veces por semana. Diariamente me suponía mucho esfuerzo físico y económico. Con ello llegué a la primavera avanzada en que empezaba también el baño en el mar. Desaconsejo que a alguien se le ocurra meterse en el mar después del baño termal, al menos el mismo día, si no quiere sufrir serios trastornos, y tal vez contrarrestar sus beneficios. Seguí haciéndolo, y así me lo decía la monitora, al menos una vez por semana. A día de hoy, la movilidad de mis articulaciones, pues también tengo tocadas las caderas desde hace 19 años, se acerca a lo normal, por supuesto, dentro de unos límites. Cualquier abuso, sobre todo en desniveles de suelo, se me resiente. Para que se hagan una idea, empecé haciendo cuatro largos en la piscina termal y ahora llego a los cuarenta. En el mar, por supuesto, en las aguas templadas del periodo estival, no me quedo atrás. Constancia y programación.
En los próximos números les contaré algunas otras experiencias, también de otros efectos saludables.

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