ECO.77 ¡Atención! Estamos en temporada de "Procesionarias"

¡ATENCIÓN! ESTAMOS EN TEMPORADA DE "PROCESIONARIAS", por Paco Acosta

Cuando ya se atisba la primavera, en las zonas donde hay pinos, se empiezan a ver por los suelos las “procesiones de orugas”. Y hay que tener mucho cuidado y no tocarlas, pues estas orugas, que están recubiertas por unos pelillos muy urticantes, son peligrosas, yo diría que muy peligrosas, para los niños y para nuestras mascotas.

David, “nuestro” veterinario de Isla Plana, nos ha comentado que ya ha tenido que tratar un par de casos de perros afectados. En los casos más graves, de aquellos animales que en su curiosidad las olisquean, e incluso llegan a lamerlas, se les necrosa la lengua, que terminan por perderla.

Los que tenemos pinadas en las cercanías, como los que vivimos en La Azohía, no nos debemos confiar, aunque no veamos los “nidos”. Este año se están notando las medidas que el Ayuntamiento de Cartagena acometió la temporada pasada para luchar contra esta plaga que afectaba a los pinos. Y gracias a eso aparentemente no hay nidos. Pero ya he visto algunas “procesiones” en el asfalto, -de no muchas orugas- afortunadamente chafadas por el paso de los coches. Y si han llegado al asfalto, es que también andan por las zonas de tierra circundante. En su peregrinación, lo que están buscando es enterrarse en el suelo para cerrar su ciclo vital (convertirse en crisálida, de la que en verano sale la mariposa, que pone sus huevos en las acículas más tiernas de los pinos; avanzado el invierno estos huevos eclosionan y salen las orugas que como son muy voraces, van engordando en poco tiempo y se reúnen en los “nidos” hasta que en un determinado momento bajan por el tronco, al suelo a enterrarse).

 

Para luchar contra la plaga, además de los medios de control “químicos” (la fumigación en el momento oportuno, o la “inyección” en los troncos de los pinos), tenemos a nuestro alcance la “destrucción física” de los nidos. Sobre todo este año que no hay muchos bolsones. Es lo más simple: consiste en cortar y quemar las ramas con bolsones antes de que aparezcan las procesiones descendentes (después no tiene sentido, pues los nidos estarán vacíos).