viernes, 1 de abril de 2022

ECO.65 Algunas consideraciones sobre la Diversidad de Género (II)

ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA DIVERSIDAD DE GÉNERO (II), por Juan Miguel Ortiz, Doctor en medicina

(continuación)

Las posibilidades son variadas, como la de aquellos quienes no están conformes con su fenotipo como hombres y que se consideran mujeres (HaM) y mujeres que se consideran hombres (MaH) que forman el grupo trans tanto si han modificado artificialmente su fenotipo como si no (obviamente el genotipo no es modificable, por el momento).

Pero también existen quienes consideran que no son ni lo uno ni lo otro e incluso quienes piensan que son las dos cosas al mismo tiempo. Incluso los que se consideran de sexo fluido alternando entre uno y otro comportamiento.

En todos los casos el genotipo es irrelevante y de lo que se trata es de que el individuo correspondiente se siente identificado con un papel social y cultural determinado que no coincide exactamente o solo coincide en parte con el papel social y cultural que el sistema binario le atribuye por su fenotipo.

Consecuencias

Históricamente las personas en esta situación eran incluidas en el mismo grupo de enfermos o delincuentes que aquellos que practicaban actividades sexuales que no coincidían con las de su fenotipo es decir los homosexuales. Sin embargo, el asunto no es idéntico porque es evidente que el homosexual no necesariamente se considera como perteneciente al sexo opuesto al de su fenotipo simplemente le atraen los de su mismo sexo. En todos los casos han sufrido discriminación y aislamiento social y n algunos países y con algunas personas siguen sufriéndolo. Lo que ha llevado a su unión con los grupos homosexuales en el colectivo LGT.

Los humanos, nos guste o no, somos mamíferos placentarios con un método de reproducción que consiste en la unión de una célula procedente del ovario con otra procedente del testículo que constituyen un nuevo ser el huevo (inicio de la vida de casi todos los vertebrados: peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos) que en los humanos se implanta en el útero de la hembra, separado de esta por un saco (saco vitelino) y con la que se relaciona a través de un órgano, la placenta, con la que intercambia nutrientes y desechos.

 

Este método de reproducción exige, por el momento, tres condiciones (excluyendo la clonación):

- un genotipo XY que proporcione un espermatozoide con dotación X o Y [el macho].

- un genotipo XX que proporcione un óvulo con dotación X [la hembra].

- un fenotipo (normalmente con genotipo XX) que proporcione un útero para la implantación del huevo fecundado [la madre].


A causa de esto el mecanismo más habitual, históricamente, de reproducción en los humanos implica la cooperación de dos genotipos distintos que coinciden con dos fenotipos diferentes: hombre y mujer. Parejas heterosexuales, generalmente monógamas (lo que no excluye la poligamia ni la poliandria).

De forma natural las parejas homosexuales son estériles y han de recurrir a métodos artificiales para su reproducción adquiriendo el gameto que no tienen a partir de individuos de sexo diferente al de la pareja. Lógicamente se deduce que en una sociedad con predominio homosexual la posibilidad de reproducción será más reducida cuanto mayor sea la proporción de homosexuales y menor la de individuos dispuestos a ceder sus óvulos o espermatozoides. Podría pensarse que el miedo a la desaparición de la especie como resultado de la esterilidad homosexual haya dado lugar a la homofobia y a la discriminación, cuando no eliminación física o social, de los homosexuales. En cualquier caso, una proporción del 10 al 20 por ciento no puede justificar de ninguna manera ni ese temor ni sus resultados.

Es curioso que siendo el de los humanos en un modelo de reproducción con dimorfismo sexual basado por lo tanto en la competencia entre los machos con elección por parte de las hembras (aunque atenuado si se compara con otros vertebrados como las aves) sea mayor el maltrato social que se ha dado históricamente por los varones a los machos que no compiten por las hembras (varones homosexuales) que a los machos competidores (varones heterosexuales).

El caso de las personas no binarias es distinto y depende de hasta qué punto han alterado su fenotipo natural para asemejarse al que creen ser. Cuando no se ha llevado a cabo una transformación hormonal o quirúrgica su reproducción será como la natural en la especie, aunque es de suponer que sus comportamientos sexuales es improbable que coincidan con los esperables en los individuos binarios. Evidentemente siempre es posible que una mujer, por ejemplo, que se sienta hombre y homosexual si no ha sufrido una transformación hormonal y anatómica y se relacione sexualmente con hombres quede embarazada. Lo mismo cabe decir del hombre que se siente mujer homosexual y se relaciona con mujeres a las que podría embarazar si no se ha transformado.

No parece que sea lo habitual ya que las personas trans tienden a modificar todo lo posible su fenotipo y el tratamiento hormonal con el que lo consiguen lleva a la atrofia de las gónadas que corresponden a su genotipo. De esta manera generan la misma preocupación por la conservación de la especie que los homosexuales lo que explicaría que sufran el mismo trato social y que coincidan en su militancia con los grupos LGT.

La situación que presenta la diferenciación de alternativas en el “género” respecto de la simplificación binaria procede de la respuesta de los colectivos no binarios a la discriminación promoviendo leyes que propugnan la igualdad radical y que culminan negando la diferencia natural incluso del genotipo.

Puesto que históricamente se ha venido atribuyendo roles distintos a los dos fenotipos (hombre y mujer) se han generado situaciones desiguales que el colectivo mujer considera que les perjudican apareciendo así la militancia feminista, desde las primitivas sufragistas que luchaban por el derecho al voto en igualdad con los varones hasta las feministas más radicales que terminan propugnando no solo una discriminación positiva de la mujer (preferencia a esta en caso de igualdad para la promoción laboral) sino la pérdida de derechos del hombre (eliminación de la presunción de inocencia en delitos sexuales).

En nuestro país existen ya anteproyectos del Consejo de Ministros, proyectos de ley de algunos grupos parlamentarios (todavía sin presencia en el BOE) y leyes autonómicas ya vigentes en las que es común admitir que basta con la simple voluntad del sujeto para cambiar su género en el registro civil sin más requisitos.

El asunto puede dar lugar, si no se legisla con precisión a situaciones más o menos absurdas (excluyendo, obviamente, los casos de simulación o llevados a cabo como representación artística).


(continuará)



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