TOC-TOC.
PARA HARTARSE DE REÍR, por
A.F.García
Esta
obra es una adaptación de la original de Laurent Baffie.
Si lleva su octava temporada en el Teatro
Príncipe Gran Vía de Madrid, no debe sorprendernos que el limitado salón de la
antigua Universidad Popular de Mazarrón se llegara al pleno por segundo día
consecutivo. El que la puedan llevar a escena solo seis personajes hace muy
asequible su representación.
En este caso eran caras conocidas, veteranos
del grupo de teatro de la U.P. de Mazarrón con Rafael al frente: Pepe Ortuño,
Felipe, Sami, Ana, Antonia, Gisela. Aparte, Rosa atendía la recepción. Uno a
uno, todos ellos, han ido llegando a la consulta de un famoso psiquiatra para
solucionar su trastorno obsesivo compulsivo: exabruptos incontrolables, manía
de contar, lo asimétrico para no pisar las rayas, evitar el contacto físico y
lavar las manos a cada minuto, revisar el bolso y todo lo demás para comprobar,
repetir siempre sus frases.
Uno no pretende relacionar cada trastorno con
el personaje que lo representa; seguro que no acertaría. Simplemente cabe decir
que las situaciones cómicas y de constante sorpresa para el espectador dan
lugar a hilaridad constante, a la carcajada casi ininterrumpida durante toda la
obra.
Pensamos que ahí radica la genialidad
creativa del autor. Alguien junto a mí encomiaba el argumento; pero yo no
acababa de verlo, me limitaba a reír como hacía mucho tiempo no había hecho. El
gran especialista no aparece y estas seis personas empiezan a plantearse qué
hacer durante la espera. Optan por presentarse y exponer el motivo de su
venida, lo que es el primer paso para una terapia de grupo. En ello encuentran
la solución; descubren que han tenido que romper su manía, su rutina cuando han
tenido que prestar atención y ayuda a quien tenían a lado.
Tenemos que agradecer y felicitar al grupo
por la elección de esta obra y su puesta en escena. Ha sido un éxito que
deseamos se repita. Y que su voluntad de continuidad en este arte no decaiga.
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