miércoles, 5 de julio de 2017

ECO 36. I Centenario de la Revolución Rusa: 1917/2017 (I)

I CENTENARIO DE LA REVOLUCIÓN RUSA: 1917/2017  (I), por Paco Hernández

Este año se cumple -¿se celebrará?- el primer centenario de la Revolución Rusa cuando ya se han revertido sus efectos en el país que la originó: el Día de Navidad de 1991 la U.R.S.S (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) dejó de existir, perdiendo un tercio de su superfice y de su población. Era el país más extenso del mundo (22'4 millones de Km2) y de él queda Rusia, que sigue siendo el país más grande, aunque buena parte permanezca congelado casi todo el año, principalmente en Siberia. Desde el fín de la 2ª Guerra Mundial, en que la U.R.S.S. llegó hasta Berlín, había ido perdiendo zonas de influencia en varios países europeos y con su disolución, hasta 17 repúblicas se desgajaron de La Unión (Soyuz) en Europa, el Cáucaso y Asia Central.

Pero no es de espacios o territorios de lo que pretendemos hablar sino de la ilusión y la esperanza de una vida mejor en un mundo más justo que esta revolución extendió por todo el mundo: era posible erradicar el capitalismo, la explotación que sufren la mayoría de los humanos (trabajadores, que necesitan vender su capacidad de trabajo para sobrevivir) que tienen que someterse a unos pocos, los ricos, que obtienen precisamente su riqueza del trabajo mal remunerado de la mayoría. Capitalistas que se convierten también en explotadores de las riquezas naturales, mediante la apropiación y explotación de los bienes que la naturaleza ofrece para todos. Explicándolo mejor: la ilusión y la alegría por esta revolución no fué para todos, no lo fué para los capitalistas, sino para la inmensa mayoría de los habitantes de todos los países, los trabajadores asalariados llamados entonces proletarios. Estas ilusiones y esperanzas de unos, los trabajadores, se habían ido desvaneciendo hasta desaparecer cuando la U.R.S.S. implosionó, y todos los países resultantes, Rusia incluida, establecieron de nuevo el capitalismo en 1991.

Otro tanto ocurrió con la revolución más famosa de las muchas que en el mundo han sido, la Revolución Francesa. Como ha habido muchas revoluciones en Francia precisaré que me refiero a la grande, que se desarrolla entre 1789, cuando se asaltó La Bastilla el 14 de julio en París, fecha que aún se conmemora todos los años, y 1799 en que un avispado joven militar, Napoleón, se hizo con el poder para, poco después, autonombrarse 'emperador'. En este ciclo tan corto se habían producido en Francia cambios profundos aunque, aparentemente, no había pasado nada: Le había costado la cabeza, que perdió en la guillotina, al rey Luis XVI, pero no se había acabado con la monarquía, ya que el joven advenedizo Napoleón reinstauró otra estirpe. Entonces, ¿qué había cambiado esta revolución en Francia?. Fundamentalmente que los que mandaban antes eran del “antiguo régimen”, la aristocracia –condes, duques, marqueses...- poseedora de grandes propiedades agrícolas y de las personas que vivían en ellas. Este poder fué sustituido por una nueva clase social, “la burguesía”, compuesta por comerciantes, empresarios y banqueros”, los poseedores de capital, o capitalistas, que desde entonces dominan en el mundo.

En Rusia, que era un país muy atrasado, habían pasado dos siglos y aún estaba dominado por la aristocracia medieval, se pretendió hacer las dos cosas a la vez y, contra todo pronóstico, se consiguió. Una primera revolución en febrero de 1917 consiguió quitar al Zar Nicolás II (los rusos no llamaban rey al rey, sino 'zar' que quiere decir 'césar') y con él también quitaron a la aristocracia dominante (condes, duques y nobles poseedores de enormes extensiones de tierra y de vasallos que la trabajaban) para poner una 'Duma', que es un parlamento de tipo occidental, y un presidente. En teoría, pasaba a mandar el 'nuevo régimen' burgués, los comerciantes, empresarios y banqueros, los capitalistas. Como en la Revolución Francesa. Pero no se detuvieron aquí los atrevidos revolucionarios rusos. Prepararon otra revolución diferente para octubre.

Pero hay que recordar que durante muchos años antes, un judío alemán, Carlos Marx, al que acompañaba un amigo inglés que era empresario llamado Federico Engels, difundían por Europa una nueva forma de estudiar el mundo a través de la economía, la historia y la filosofía, que ahora se conoce como “marxismo”, y que se había expandido por todo el mundo a través de una organización llamada 'La Internacional'

Resumiendo mucho, el marxismo pretendía –y pretende aún– que es posible una sociedad en que las personas no vivan explotadas unas por otras, apropiándose unos pocos del valor del trabajo de la mayoría a la que sólo se le paga lo justo para sobrevivir. Era posible organizar una sociedad sin clases sociales: ni aristocracia (condes, duques, reyes...), ni burguesía capitalista (comerciantes, empresarios, banqueros...). Esta sociedad utópica se podría alcanzar por una revolución en las sociedades avanzadas: Alemania, Inglaterra... pero no en Rusia, donde se vivía aún en la Edad Media.


Esto decían los “expertos” de la época. Pero los atrevidos revolucionarios rusos pensaron que sí era posible. Entre ellos destacaban tres: uno al que apodaban Lenin, otro era un judío de Ucrania al que llamaban Trotski y un tercero era un georgiano apodado Stalin. Estaban organizados en un partido, el de los 'bolcheviques' –cuya traducción sería 'socialistas o comunistas'- que empezó a reclamar en la Duma todo el poder para los 'soviets' o asambleas políticas de obreros, campesinos, soldados... Esta reclamación se extendió por toda Rusia, sobre todo en Petrogrado (hoy San Petersburgo), durante el verano de 1917, aprovechando el enorme rechazo que provocaba la sangría de la 1ª Guerra Mundial con su corte de muerte y miseria para la población.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Se ruega NO COMENTAR COMO "ANÓNIMO"