NO me gusta... el actual "orden" internacional, por Paco Acosta
NO me gusta este mal llamado “orden mundial” u “orden internacional”, que últimamente se está imponiendo por los países más poderosos, basado en su fuerte potencial militar. Y resulta que esa mayor fuerza militar se está utilizando para “acogotar” a los países vecinos, más débiles, con ánimos expansionistas de su territorio, o por lo menos con aspiraciones de sometimiento. Se puede argumentar que “eso siempre ha sido así”, que “el pez grande se come al chico”, que es la “ley del más fuerte”… Pero los tiempos del “poder absoluto”, del “ordeno y mando”, del ”imperialismo”, de “la o las dictaduras”-sean de un lado u otro del espectro político-, ya hemos visto en el pasado siglo XX, a dónde nos llevaron: dos guerras mundiales, y una época de “guerra fría” que aparentemente había concluido gracias a la postura razonable y conciliadora de los principales dirigentes mundiales.
No me gusta, tampoco, que en las organizaciones, como la ONU (Organización de las Naciones Unidas) que se crearon -tras la segunda guerra mundial-, por países que se “comprometieron a mantener la paz y la seguridad internacional, fomentar entre las naciones relaciones de amistad y promover el progreso social, la mejora del nivel de vida y los Derechos Humanos”, y en base a unos mecanismos de funcionamiento “aparentemente democráticos”, exista el derecho al veto. Este “derecho” -o poder- lo tienen exclusivamente los 5 miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (China, Francia, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos). Hay que indicar que actualmente son miembros de la ONU 193 estados (prácticamente todos los del mundo). Pues bien, o mal, estos cinco países, con su poder de veto, pueden ejercerlo -y de hecho lo ejercen- para proteger sus propios intereses geopolíticos, impidiendo la acción de la ONU para salvaguardar la paz y seguridad internacional. Dicho de otra forma: se estableció para prohibir que en la ONU se tomase cualquier decisión -o acción- directamente contra sus principales miembros fundadores. ¿Es necesario que exponga algún caso así…?
No me gusta, por similares
razones, que en el Tribunal de la Haya (oficialmente denominado Corte
internacional de Justicia o también Tribunal Internacional de Justicia) –ese
tribunal que, a los no versados en materias jurídicas nos da la impresión de
ser el que podría resolver los conflictos entre naciones, a la luz del derecho
internacional-, también exista “de facto” el mismo poder de veto… Y todo
porque ese tribunal no tiene la capacidad de hacer ejecutar las sentencias
o resoluciones dictadas, ya que el cumplimiento de las sentencias
corresponde al Consejo de Seguridad de la ONU. Y allí ya sabemos
lo que pasa, especialmente si el fallo va contra los intereses de alguno de los
cinco países miembros del Consejo de Seguridad, que tienen poder de veto sobre
cualquier decisión tomada. Total, que las sanciones dictadas por ese tribunal,
por muy justas que sean, “valen lo que valen”.
¡Es el único tribunal
internacional que resuelve disputas entre países! ¿Puede así tener una
influencia decisiva en la paz y seguridad mundial? ¡Pleitos tengas…!
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