Asaltos a Parlamentos (VIII), por Nicolás Pérez-Serrano Jáuregui
(continuación)
7. Mitos emocionales, auténticos y falsos.
En democracia el voto es
legitimador del sistema. Pero su emanación ha de realizarse “conforme a
Derecho”. No es inválido por votar a una u otra ideología. Sí es nulo cuando
incumple las formas que regulan el procedimiento para su emisión y recuento. Y
ahí es donde se produce el distingo entre mitos auténticos y mitos falsos. El
mito es una categoría emocional. Los auténticos son (2ª acepción de la RAE)
cosas rodeadas de “extraordinaria admiración y estima”. En los falsos concurre
todo el peso de la 1ª acepción de esta palabra en el DRAE y con fórceps se
ahorman a una irreal situación geográfica: “narración maravillosa situada fuera
del tiempo histórico y protagonizada por personajes de carácter divino o
heroico”, lo cual, además, toma ingredientes de la segunda entrada, a saber,
“historia ficticia”.
Viene todo ello a cuento de la
batalla dialéctica a la que hemos asistido, en España y fuera de ella, y que
tiene que ver con votos, urnas, asaltos, al fin y al cabo, mitos, verdaderos o
falsos en torno al Parlamento, y que dura ya unas décadas.
La urna, y los votos en ella
depositados, son la semilla del Parlamento. En aquélla, y hasta que se
recuentan, conviven los sufragios, cada uno libre, solo obediente a la decisión
del elector, tintado, eso sí, de ideología y de colores diversos aunque todas
las papeletas sean uniformes (blancas, beige claro son las más comunes). Así el
papel se convierte en legitimador del sistema político de la democracia.
El poder no viene, así, de la sangre genéticamente transmitida, ni de ritos o
ceremonias, ni de gestos que denoten sumisión. El papel da representación y
ésta se transmuta en confianza para que se ejerza el poder. Así de simple, así
de bello, así de frágil. Y, claro está, todas esas sucesivas hipostatizaciones
conforman algo parecido al mito. Y éste, como hace poco nos recordaba la
prensa, tiene fundamento emocional.
Podríamos pensar que en torno al
Parlamento funcionan unos ciertos mitos emocionales37. Hay votos
reales y votos evanescentes que no son más que papel vacío, sin contenido, sin
forma. ¿Cuál es la diferencia? Unos son el mito cumplido. Los otros son el mito
fantasma, utilizado pero que nunca llega a cumplir su función. Unos son
eficaces los otros son falsos.
No es difícil apreciar que, de
una forma intencionada, descarada, en aras de sustentar tesis nacionalistas,
muchos intentan asociar el mito con la historia, pero a base de distorsionarla
a su antojo, para hacerla coincidir artificialmente con un territorio real pero
que ellos insertan en una historia imaginada, olvidadiza de cuantos aspectos y
datos no se ajustan a su relato tergiversador. En esa forma de narrar, vale
todo -falsarias omisiones en particular- para construir un imaginario falso. Lo
único que cuenta es su emoción, elevada a la categoría de un sentimiento
supuestamente compartido, igualmente inventado, con la aviesa pretensión de que
respalde la construcción que imponen. Pretender, sobre esas bases
distorsionadas, alcanzar una legitimación que a su vez les permita definir un
territorio separable del todo que es España. Es otro más de los usos
alternativos de la Historia.
Una unidad patria y nacional,
avalada por siglos de coexistencia natural, se niega en aras de conseguir un
logro que pretenden sea rompedor y forzado a través de unas urnas volantes que
en andas recogen votos cautivos de ese relato y rellenadas incluso a la fuerza,
a paletadas, con papeletas que no son sino recortes de papel de unas cometas
lanzadas al aire como reclamo para captar esas emociones e inducidos
sentimientos.
Y, así las cosas, todo está en el
aire: Vuela el censo electoral, vuelan las cabinas de voto, vuelan las
garantías, vuelan los apoderados de mesa, vuelan los interventores, vuelan los
colegios, vuelan los recuentos, las papeletas ni están ni se las espera más que
en el éter, vuela todo el sistema de sufragio. Todo el derecho electoral se
volatiliza, se desvanece, se esfuma. ¡Pobres votos emocionales, pobres votos
sentimentales! Falacia sin fin. De esa imagen no es difícil llegar a otras
recientes: todo un Capitolio invadido por huestes emocionales, sentimentales
que arrasan un Parlamento y producen violencia mortal. Fuera de las palabras,
las imágenes no engañan. No puede uno equivocarse y es preciso calificar el
“evento”: se trata de depredadores de la Historia y de la convivencia, de
fundamentalistas que ante nada se arredran.
Junto a los asaltos a
Parlamentos, y con el Derecho en la mano, es preciso denunciar también esa
segunda forma de denigrar el voto, de arramblar (“tomar y llevarse de un
lugar todo lo que hay de forma codiciosa o indebida”) con el voto y todo el
sistema electoral.
C. Problema o secuela de índole menor: la plasmación
en el Diario de Sesiones.
El título quiere ser
suficientemente expresivo. Parecería lógico pensar que, tras padecer en vivo y
en directo una experiencia tan traumática como un golpe de estado, y, dentro
del campo de la mayor fortuna, haberlo superado, fuese preocupación menor el
cómo dejar reflejado semejante barrabasada en el documento oficial que da fe de
cuanto ocurre en una Sesión Parlamentaria. Es, así, sin duda. Pero creo que
tiene cierto interés dejar aquí suficiente nota o noticia al respecto. No puedo
ofrecer más que lo publicado en el Diario de Sesiones del Congreso acerca de lo
que supuso el “Paviazo”. No estaba allí, como es evidente.
Transcribo lo que consta en el Diario de Sesiones:
1. Lo ocurrido en enero de 1874.
Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes de la
República Española.
Sesión del viernes 2 de enero de 1874.
“…Ultima parte de la sesión, tomada textualmente de la
traducción oficial de las notas taquigráficas firmadas por los redactores y
taquígrafos de las Cortes.
Abierta de nuevo la sesión, á las siete menos cinco
minutos, dijo
El Sr. VICEPRESIDENTE (Cervera): Empieza la
votación para nombramiento de Presidente del Poder ejecutivo.
Advierto á los Sres. Diputados que las papeletas deben
estar firmadas.»
Pidiéndose la palabra por varios Sres. Diputados
mientras se estaba votando, dijo
El Sr. VICEPRESIDENTE (Cervera): No puedo
conceder la palabra: se está en una votación; pero el Presidente sabe su deber,
y lo cumplirá.
El Sr. SECRETARIO (Benítez de Lugo): ¿Ha dejado
de votar algún Sr. Diputado?
Repetida esta pregunta, y no contestada, dijo
El Sr. VICEPRESIDENTE (Cervera): Se cierra la
votación: se procede al escrutinio.»
A los pocos momentos, y habiendo comenzado el
escrutinio, el Sr. Presidente ocupó su sitial, é interrumpiendo el acto, dijo
El Sr. PRESIDENTE: Señores Diputados, hace
pocos minutos que he recibido un recado ú orden del capitán general (creo que
debe ser ex-capitán general) de Madrid, por medio de dos ayudantes, para decir
que se desalojara el local en un término perentorio... (Varias voces:
Nunca, nunca). —Orden, Sres. Diputados; la calma y la serenidad es lo que
corresponde á ánimos fuertes en circunstancias como esta. —Para que se
desalojara el local en un plazo perentorio, ó que de lo contrario, lo ocupará á
viva fuerza. Yo creo que es lo primero y lo que de todo punto procede... (El
tumulto que se levanta en el salón interrumpe al Sr. Presidente. — Se
oye decir que esto es ofensivo á la dignidad de la Asamblea.) Sres.
Diputados, sírvanse oír la voz... (Continúa el tumulto) Orden, Sres.
Diputados... (Mucha calma, mucha calma, se grita por algunos.) Yo
recomiendo á los señores Diputados la calma y la serenidad... (Continúa la agitación.
—El Sr. Chao Esta es una cobardía miserable.) Sres. Diputados, vuelvo á
recomendar la calma y la serenidad.
(continuará)
37 HAYNES Natalie,
Entrevista. Babelia, suplemento de El País, sábado 13 de agosto de 2022, pág.
3: “El mito es emocional, no geográfico”.
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