¿Cuáles son los restos más antiguos de la especie humana?, por A. Fernández García
En nuestra reciente excursión a
Murcia en su rico museo se nos ofrecía un esquema evolutivo desde el simio
hasta el homo sapiens.
Buscando por otra fuente hallo el
siguiente esquema:
El análisis genómico ha establecido el siguiente parentesco: Gorila, Chimpancé, Bonobo, Neandertal, Denisovano, Homo sapiens…
A partir del análisis genético de
la evolución humana y especialmente en su genealogía se dan cruces en ocasiones
entre los humanos más arcaicos y los más actuales. Entre el cromosoma “Y”, que
define al varón habría unos 340.000 entre el más antiguo y el actual.
Se ha descubierto la hibridación
con otras especies humanas más antiguas como el Homo neanderthalensis entre un 1%
y un 4% de genes por persona en Europa en el homínido de Denisova en Papúa
Nueva Guinea en el Sudeste asiático, pero el porcentaje total de ADN del Homo
neanderthalensis dentro de la población humana actual no africana el porcentaje
alcanza un 20%, estando este genoma
relacionado con genes que dieron lugar a una heterosis, a adaptaciones
ambientales, como fenotipos de la piel; pero, sobre todo, implicado en
enfermedades como la diabetes tipo 2, la enfermedad Crohn, el lupus y la
cirrosis biliar.
Hacia 1980 una expedición
científica de la Unión Soviética a Costa de Marfil se hallaron restos humanos
en plena selva, herramientas y piedras esculpidas por el Homo sapiens, pero en
la segunda guerra civil de este país se perdieron. En 2020, otro equipo guiado
por uno de los científicos que había participado en el descubrimiento original
volvió a localizar el yacimiento y a excavarlo. Su investigación se pudo datar
con precisión y determinar que los más antiguos son de 150.000 años.
Esta información se la debemos a
un trabajo de Nuño Domínguez para El País.
Eslem Ben Arous, de origen
parisino, es investigadora del Centro Nacional de Evolución Humana, en Burgos (CENIEH),
primera autora del estudio que se publica en Nature.
Explica la paleontóloga: “En
los últimos años, gracias a nuevos datos genéticos y arqueológicos, nos hemos
dado cuenta de que esa visión es falsa, y nuestro estudio es una prueba más de
ello”.
Es experta en dos técnicas nuevas
de datación de cristales de cuarzo en los sedimentos que se han aplicado sobre
las dos capas del yacimiento marfileño. Los resultados muestran que una de las
capas indica presencia humana continuada desde 150.000 hasta 50.000 años. La
franja más reciente indica presencia sapiens hace entre 20.000 y 12.000 años.
El análisis del polen y otros compuestos demuestran que esta zona de Costa de
Marfil estaba cubierta por bosques lluviosos.
Arous explica: “Durante
décadas, la investigación sobre el origen de nuestra especie en África se ha
centrado en áreas con un alto potencial de descubrimiento de fósiles: entornos
abiertos como pastizales y sabanas abiertas, y zonas costeras”. “Estos
dos entornos son particularmente importantes para comprender la dispersión de
las poblaciones humanas dentro de África y más allá. Sin embargo, la
sobrerrepresentación de estas regiones ha dado lugar a una visión dominante que
siempre hemos aprendido en nuestros libros de texto escolares: nos expandimos
desde un único origen”, añade. Además, es prácticamente imposible que
fósiles humanos de hace decenas de miles de años se conserven en estos terrenos
húmedos y cálidos. Muy pocos equipos osan excavar en la selva y por eso se sabe
tan poco sobre la evolución humana en este entorno.
El nuevo hallazgo demuestra que
nuestra especie habitó la espesura africana durante decenas de miles de años; y
que éstas fueron las primeras selvas del mundo en poblarse, aunque hasta ahora
la presencia de sapiens más antigua en bosques lluviosos estuviese en Asia,
hace unos 70.000 años. La conclusión principal del trabajo es que nuestra
especie no tiene una única cuna, sino que hubo evolución conjunta de diferentes
grupos en ambientes muy distintos, incluidas las selvas tropicales, resaltan
los autores del hallazgo.
El paleoantropólogo marfileño
Yodé Guedé
El yacimiento original, Bété 1,
estaba situado a unos 20 kilómetros de la capital de Costa de Marfil, Abiyán,
pero quedó destrozado en 2022 por la apertura de una mina. A pesar de ello, el
marfileño Yodé Guedé, investigador del Instituto de Historia y Arqueología de
Costa de Marfil, resalta: “Este descubrimiento es sólo el primero de los que
habrá, pues hay más yacimientos en bosques lluviosos del país esperando a ser
estudiados”. Guedé fue uno de los líderes de la expedición
soviético-marfileña de los 80, y uno de los autores principales de la
investigación actual, junto a Eleanor Scerri, del Instituto Max Planck de
Geoantropología, en Alemania.
El paleoantropólogo del CSIC
Antonio Rosas, que no ha participado en el estudio, cree que este hallazgo
apoya la idea de que Homo sapiens es una especie “panafricana”. “La imagen
evolutiva típica de nuestra especie dando un paso después de otro no es
correcta”, destaca. En realidad, habría muchos grupos en ambientes
distintos, algunos aislados, otros en contacto, que fueron aportando diferentes
rasgos físicos, cognitivos y culturales hasta conformar la fisonomía y el
intelecto único del Homo sapiens, apunta. La “gran aportación” del nuevo
estudio en Costa de Marfil, añade Rosas, es que ha realizado un sofisticado
análisis de polen antiguo y otros compuestos bioquímicos de las plantas que
demuestran fuera de toda duda de que esa zona era un bosque lluvioso hace
150.000 años.
Rosas destaca una paradoja:
sabemos más sobre la evolución de los neandertales en Europa en esta época que
de nuestra propia especie en África. Pero nuevas campañas en zonas inexploradas
del oeste del continente están abriendo una nueva ventana a la evolución en
paralelo de sapiens y neandertales. Hace poco más de un mes, Rosas anunció el
descubrimiento de herramientas humanas de hace 40.000 años en Guinea
Ecuatorial. El hallazgo, llevado a cabo en Río Campo, reveló que nuestros
ancestros no solo sobrevivieron, sino que prosperaron en uno de los ecosistemas
más desafiantes del planeta, gracias a una tecnología lítica avanzada y una
notable capacidad de organización social. Las herramientas de los sapiens
africanos eran muy parecidas a las de los neandertales coetáneos. Lo
interesante es que los grupos sapiens de las selvas africanas “persistieron
mucho en el tiempo”, hasta hace unos 20.000 años o incluso menos, resalta
Rosas. Mientras, los neandertales se extinguieron hace unos 40.000 años,
precisamente cuando Homo sapiens llegó a Europa.
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