EL HOMBRE NUEVO DEL FUTURO (II), por Eladio Chávarri filósofo [1952-2002] en estudio y comentario de Baldomero López Carrera, filósofo.
(continuación)
-Entrega anterior en nº 82 -
Para dignificar el sufrimiento
arraigado son necesarias dos actitudes: en primer lugar, sensibilidad para
captar el ámbito de ese sufrimiento y los fallos que hay en él; en segundo
lugar, practicar las solicitudes dignificadoras.
El indiferente, el apático, el
paralizado o el mediocre son enemigos acérrimos de los que se empeñan en
invertir lo inhumano en humano y de los que tratan de dignificar cada vez más
lo humano. Sin embargo, la persona solícita tiene como meta de su vida la
dignificación de lo valioso y de lo disvalioso que hay en las personas y en los
demás seres.
La solicitud, igual que la
dignificación y la indignificación son procesos, no estados estáticos. Aquí no
hemos hablado de la dignidad, sino de la dignificación. También la propia
dignidad está sometida a los procesos de dignificación o de indignificación.
Fomentar o deteriorar la vida
es el origen y el campo de la responsabilidad. De este modo, las dignificaciones y las
indignificaciones están intrínsecamente cargadas de responsabilidad por el
vivir y por el morir del hombre.
(continuará)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se ruega NO COMENTAR COMO "ANÓNIMO"