UN APÓSTOL DEL SIGLO XXI, por A. Fernández García
Lo hemos despedido esta mañana en el centro de su parroquia de San José del Puerto de Mazarrón después de seis años de apostolado intenso. Según él mismo ha dicho, no había venido a esta parroquia por propia voluntad, sino que le habían asignado a ella. Ahora también le asignan a otra. ¿Con su asentimiento? Estamos convencidos de que sí.
Casualmente, el texto evangélico de este domingo, día 1 de septiembre, recoge el pasaje de Marcos 7, 1-8; 14-15; 21-23, en el que algunos escribas y fariseos censuran que los discípulos comen con manos impuras, porque no las han lavado antes de comer. Jesús les censura de que consideren mandatos divinos lo que sólo son mandatos o tradiciones humanas. No dice que estas normas de higiene estén mal, sino que aclara para todos cuantos le oían que lo que viene de afuera no hace impuro al hombre, sino lo que sale de dentro: los pensamientos y deseos perversos y las malas acciones.
Por eso, me atrevo a calificar a don Juan José Noguera Rubio como apóstol de siglo XXI, que sigue la línea evangélica en su enseñanza y en su vida, que se a entregado en cuerpo y alma a los demás hasta agotarse; como él mismo ha dicho, que ha venido capaz de dar saltos y se marcha para una silla de ruedas, motorizada supongo.
En su buen sentido del humor también ha manifestado que había sido más del campo que las amapolas y en el Puerto de Mazarrón se había hecho más del mar que las sardinas. Se había volcado con los pescadores hasta el punto de convertir a la Virgen del Carmen, patrona de éstos en Patrona de la parroquia. No olvidemos que el patrón es San José. Por ello, una delegación de la Cofradía de Pescadores le entregó un obsequio, ¿un boquerón en plata?
Este párroco ha dado vigor y solemnidad a procesiones y eventos similares; pero, como apóstol del siglo XXI, ha insistido, ha vivido y nos ha impulsado a vivir la vida evangélica en nuestro interior con rectitud de corazón hacia nuestro prójimo sin distinción de raza, lengua, nacionalidad….
Juan José Noguera Rubio,
que en nuestro más próximo entorno ejercía como Párroco en
el Puerto de Mazarrón (parroquia de San José) y también en Isla Plana
(parroquia de Nuestra Señora del Carmen) a la par que estaba encargado de la
ermita de La Azohía y y, por si esto no fuera suficiente, colaboraba -o
compartía la responsabilidad espiritual- en el Monasterio de San José (de las
monjas carmelitas descalzas) de Valdelentisco, agotado según sus
propias palas (los domingos y los festivos, a pesar de su maltrecha salud,
llegaba a celebrar hasta cinco misas, corriendo de un lugar a otro “a toda
pastilla en su coche” para no llegar tarde y evitar que los feligreses tuvieran
que esperar), pasa ahora a regir una parroquia (esperemos que más tranquila y donde
suponemos pueda llevar una vida menos ajetreada) en La Alberca, en las
cercanías de Murcia (parroquia de Nuestra Señora del Rosario). Le deseamos que
continúe allí, sirviendo a sus “nuevos parroquianos”, con su encomiable labor
pastoral.
Juan José nació en Pliego,
en 1980, y tras ejercer como diácono en Caravaca de la Cruz y Archena, en 2004
fue ordenado sacerdote en la parroquia de Santiago, en su pueblo natal, donde
al día siguiente celebró su primera eucaristía (“cantó misa” se dice
coloquialmente en Murcia).
Entre 2004 y 2007, fue coadjutor
en San Miguel, de Murcia.
En 2007 fue nombrado párroco de
Nuestra Señora de la Asunción, en Villanueva de Segura, donde permaneció hasta
septiembre de 2012.
A continuación, fue trasladado a
la Parroquia de Ntra. Sra. de Cortes, en Nonduermas, -entre Murcia y
Alcantarilla-, siendo nombrado también capellán del Hospital Virgen de la
Arrixaca.
En 2014 fue nombrado párroco de
Bullas, cuya parroquia está bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario.
Y de allí, en 2018, recaló en el
Puerto de Mazarrón, (Parroquia de San José), donde al contar con un muy amplio
territorio, “impulsó la creación” de una nueva parroquia, la de Isla Plana
(donde había una ermita dedicada a la Virgen del Carmen), de la que Juan
José también se hizo cargo, a la espera que se nombrase uno que la llevase,
cosa que hasta ahora no ha ocurrido. Y en estas dos amplias parroquias, ha servido
como párroco hasta este septiembre de 2024, en que, como ya se ha comentado, ha
sido trasladado a la Parroquia de Ntra. Sra. del Rosario, en Algezares.
A continuación, reproducimos el
poema que el propio Juan José nos regaló en la tarjeta conmemorativa de
su despedida del Puerto de Mazarrón.
Nos hicimos juntos a la mar
atravesando el oleaje de la vida
conocimos, a veces, la calma,
pero también, muchas, la dura tempestad.
Quienes en un barco, juntos, se abrazan
para vencer las pruebas y los miedos,
dejan atrás el ser amigos o compañeros
para convertirse en hermanos del alma.
Ahora que me alejo de nuestra costa,
bahía, preciosa, bucólica, de Mazarrón,
desharé los nudos y desembarcaré,
para dejar atrás, de esta barca, su timón.
Pero si tantas pruebas, en la travesía,
afronté, unido a la mejor tripulación,
aunque ya no sea su patrón,
como buen marino, jamás la olvidaré.
Los llevaré conmigo en el recuerdo,
grabados, como un tatuaje, en mi pecho
imborrable en lo profundo del corazón,
hasta el postrero y gélido aliento.
Lloramos juntos y nos abrazamos,
en tantos, dolorosos momentos,
y fueron tan cálidos, fuertes y sinceros,
que dejaron huella en mis brazos.
Reímos, tanto, por cualquier motivo,
sin mirar las horas de un reloj, cruel,
que marcaba las horas hacia atrás
sin darnos cuenta que traería la despedida.
Nunca estuve ni me sentí solo
en los días de sol y suave brisa,
como en esos de lluvia y nubes grises,
muchos, en los que todo se ponía en contra.
Nuestra Dios y su Madre en el centro de todo
yo, en su nombre, su patrón,
y tantos, confiando y respaldando,
que nunca, nada, fue, realmente, difícil.
Arrío la bandera y pliego sus velas,
levo el ancla, ya sin aquella fuerza
que tuve al llegar aquí y embarcar
en esa feliz aventura que hoy toca a su fin.
Pero no dejaré del todo esta barca,
hermanos y amigos, todos vendrán conmigo,
pues donde vaya, más que en el recuerdo,
los pondré en la patena de cada Celebración.
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