AOVE (Aceite de Oliva virgen extra) CONTRA LA DEMENCIA (y II), por Juan M. Ortiz, Doctor en medicina
(continuación)
Los autores refieren también la existencia de diferencias basadas en el sexo. Así en los ajustes considerando múltiples variables la proporción de muerte asociada a demencia (en los consumidores de aceite) es claramente menor para las mujeres (33%) que para los hombres (13%) y además en las mujeres la mortalidad asociada a demencia disminuye con cada incremento de 5g/d de ingesta de aceite de oliva, lo que no ocurre con los hombres.
Para explicar el posible efecto del aceite de oliva se plantea que en su composición existen agentes (los polifenoles) con efecto antioxidante que favorecerían la función endotelial y el mantenimiento de la barrera hemato-encefálica.
Este artículo junto con otros en
los que el aceite de oliva se asocia con un mejor rendimiento en las pruebas de
rendimiento cognitivo permiten plantear como conclusión que es razonable el
consejo dietético a favor del consumo de aceite de oliva.
Naturalmente el asunto tiene sus “contra”.
El primero es que el aceite de oliva es una grasa y por lo tanto es el principio inmediato con más calorías por peso. Mas del doble (9/g) que el mismo peso de proteínas (4/g) o de hidratos de carbono (4/g). Por otra parte, una dieta razonable debe incluir grasas junto a hidratos de carbono y proteínas. Pero un exceso de grasas es un billete para el sobrepeso y la obesidad.
Otra crítica a la interpretación del hallazgo se basa en el argumento de que quienes no utilizan aceite de oliva es porque utilizan otras grasas para cocinar y en estas puede haber grasas saturadas y grasas trans, que se ha demostrado que son perjudiciales, así es que no sería un efecto del aceite de oliva sino de no utilizar estas grasas. Lo razonable del argumento no impide concluir que sea cual sea el mecanismo lo que se encuentra es que un alto consumo de aceite de oliva disminuye la mortalidad asociada a demencia, de manera que el consejo seguiría siendo sustituir grasas saturadas y grasas trans por aceite vegetal (de oliva o de otras clases).
Un problema adicional se presenta ante el hecho de que el aceite de oliva y más aún el virgen extra (AOVE) es caro. Cada día más. Por lo tanto, las personas con menos recursos económicos tenderán a utilizar otras grasas más baratas. Los investigados en este caso eran profesionales cuyo nivel económico no debe ser de los más bajos. Por otra parte, las personas de altos ingresos no necesariamente tienen mejores hábitos alimenticios. También son más caras las carnes, sobre todo las carnes rojas y algunos alimentos multiprocesados frente a las legumbres o las verduras de temporada; además los autores señalan que han comprobado que sus resultados no dependen de la dieta.
Por lo tanto, no es de extrañar que nos encontremos con titulares de el “aceite de oliva es bueno” o el “aceite es malo”. Depende de qué esté considerando el autor. Q.E.D.
Mi conclusión, absolutamente personal es: en las ensaladas siempre AOVE, en los fritos y repostería sustituya en lo posible una parte de grasas sólidas o de origen animal por aceite de oliva.
Sí, ya sé, ... ¿qué es un croissant sin mantequilla? o un ¿confit de pato sin su grasa?
Usted decide.
El artículo original es:
Consumption
of Olive Oil and Diet Quality and Risk of Dementia-Related Death
Anne-Julie
Tessier, PhD; Marianna Cortese, PhD; Changzheng Yuan, ScD; Kjetil Bjornevik,
PhD; Alberto Ascherio, DrPH; Daniel D.Wang,MD, ScD; Jorge E. Chavarro, ScD;
Meir J. Stampfer, DrPH; Frank B. Hu, PhD;Walter C. Willett, DrPH; Marta
Guasch-Ferre, PhD
JAMA Network
Open. 2024;7(5):e2410021. doi:10.1001/jamanetworkopen.2024.10021 (
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