lunes, 23 de septiembre de 2024

ECO.80 El mundo que ya está aquí

 EL MUNDO QUE YA ESTÁ AQUÍ, por José Luis Mozo

Hace un par de semanas oía en un prestigioso programa de radio que a finales del presente siglo China será la primera potencia económica mundial. Lamento discrepar de voces tan ilustres pero creo que han errado en el tiempo necesario. Como poco, lo han multiplicado por dos. Una noticia reciente aunque escasamente difundida apunta que China ha puesto ya en funcionamiento en Shidaowan sus últimos modelos de generadores nucleares modulares de muy alta seguridad, al estilo de los submarinos, lo que sería un serio aldabonazo económico en el mundo de la energía.

El verdadero objetivo del idílico 2030, el lobo mejor disfrazado de cordero de la historia, es esclavizarnos. Las necesidades imprescindibles del hombre actual son tres: alimentación, vivienda y energía. Hazte dueño de las tres, sazónalas con el amenazador miedo y la inteligencia artificial, y tendrás a tus pies miles de millones de esclavos.

Las tres ocupan lugares de honor en la agenda 2030, junto al agua y una orquesta de clarines que tocan música celestial: limpiar el clima, sostenibilidad (¿?), resiliencia (¿?), salud, bienestar, inclusión, igualdad entre géneros y empoderamiento de las mujeres… Aclárenme esto. ¿Se trata de igualdad para todos o empoderar a una parte? ¿Y qué parte? ¿Esa minoría que ya está empoderada o atender a los miles de millones  de mujeres que, en nombre de religiones o tradiciones, se consideran aún animales de carga, carne de compraventa o pertenencia de algún varón? Si se trata de lo segundo, ya se pueden espabilar para el 2030. Y como lo de la pobreza, el hambre (¡cómo ha bajado la compra!), la vivienda (baratísima) van como van… Ardua es la tarea.

En 2016 la señora Ida Auken formuló por primera vez el objetivo 2030 “No tendréis nada, pero seréis felices”. No sé si lo dijo en un ataque de fiebres de descaro o de ingenuidad. Tal vez había ingerido alguna ideología en mal estado. El caso es que los caraduras vieron la oportunidad y se apuntaron a la fiesta. Tan cierto será ese no tener, que se cambiará el dinero por plástico, teléfono o el invento que venga. Con ello los amantes de las modas (¡enhorabuena!) podrán ir a todas partes. Craso error. El dinero, en definitiva un título de propiedad solvente, seguirá existiendo, aunque estará en los cofres de los caraduras, que se aliarán en una gran mafia, y tu teléfono, tu plástico o tu “lo que sea” sólo te permitirá llegar hasta donde ellos quieran. Pero adornado con un prólogo que pone, como previo, eliminar la pobreza y el hambre, y más adelante también las guerras, ¿quién podía oponerse al 2030 sin quedar fatal en la foto? Más de 140 naciones le dieron su bendición. En definitiva, la relación entre amos y esclavos con una nueva fórmula innovadora que a mí me parece muy antigua.

Creo que de tanto comer ideología la señora Auken no tuvo tiempo de estudiar historia. La economía centralizada ha sido en toda parte un fracaso cósmico. Cuando China contaba mil millones de población, a la que el gran mandarín Mao Tse Tung estaba matando de hambre, Dios debió apiadarse y dejó que se abriera paso hasta la cumbre el político más talentoso del siglo XX, Deng Xiaoping. Con el parkinson forzando su jubilación, el largos años su cantado sucesor, Hu Yaobang, muere y cierto vacío de poder facilita Tian’anmen, un seísmo que puso en riesgo su reciente reforma revolucionaria y que él calificó de “incidente”, consiguiendo que terminara en un damnatio memoriae, o sea, en el olvido. Y su reforma siguió creciendo y llevando a China al cenit, apoyada en los pilares en los que la había cimentado: legalizar la propiedad privada y alargar la edad de jubilación. Cinco meses más tarde caía el muro de Berlín y reventaba el comunismo soviético.

Con tanto talento en Xiaoping no quedó mucho para lo que venía. Nuestros progres de hoy ponen los pilares justo al revés: “No tendrás nada tuyo y pegarás poco golpe. Ya te daremos algún subsidio para tu teléfono.” Parece que está creciendo el número de políticos que consideran al pueblo idiota, y se equivocan. El pueblo no es idiota, pero es vulnerable cuando no tiene ni información ni instrucción, lo que le hace manipulable. En occidente también se investiga en la generación nuclear a pequeña escala. California, Inglaterra o Francia llevan años de intenso trabajo en ello. La diferencia es que China lo hace en programas abiertamente del gobierno y Francia casi en la clandestinidad, a escondidas, después de haber demonizado las nucleares por espurios motivos políticos. El miedo y la ignorancia hacen más visibles a los pregoneros de unas renovables que parece que consisten en demoler embalses y montar gigantescos aerogeneradores de gran potencia donde las condiciones de viento no permiten que produzcan más del 10% de aquélla. Y la demonización es una consecuencia lógica de Chernóbil y Fukushima. Otra mentira. Es claramente anterior, yo creo que se inició tras la guerra de 1973, en la que los productores del petróleo advirtieron el gran poder que se encontraba en sus manos y se fueron haciendo un trust compacto en el negocio. De ahí la obvia utilidad de eliminar la competencia, de producción más diversificada y accesible, que es el combustible nuclear. China, pese a recibir del trust un trato preferencial, mantiene una activa política de investigación en generación nuclear para alcanzar la total autonomía que garantice su desarrollo, hoy ya líder industrial del mundo. Europa empezó a temblar en 1974 y temblando sigue.

¿Han oído hablar de Crescent Dunes (Nevada, USA)? Un enorme huerto solar, en el que, según cuentan, su eficiencia ha resultado ser la cuarta parte de la que otros están consiguiendo. Frustrado e indignado, el inversor norteamericano ha echado culpas sobre la constructora que dicen es española. No soy quien para juzgar y no juzgo. Ni siquiera digo nombres. Pero reflexiono: ¿montar centrales solares en el desierto de Nevada? ¡Bah!, monta en España, donde tienes 6 planes de subsidios para elegir y más de 1.300 millones de euros donde mojar la pringada, ¿qué rendimientos, eficiencias ni qué narices? Como dijo nuestro célebre pensador: “Para inventar, ya están ellos”.

Ya saben, amigos. Aprendan e instruyan. Si no, esos supuestos propietarios de la ciencia, el saber y la memoria, seguirán amedrentándonos y explotándonos igual.  




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