lunes, 23 de septiembre de 2024

ECO.80 El Carburo

 EL CARBURO, por Marco A. Santos Brandys

En la casa de campo no había electricidad, ni falta que hacía. En los últimos años, tuvimos la oportunidad de traerla de un transformador no demasiado lejano, pero mi padre no quiso y a los demás no nos importó. 

Nos alumbrábamos como siempre se ha hecho, con velas, quinqués de petróleo o petromáx, mariposas en lamparillas de aceite, candiles, linternas… y lámparas de carburo. 

Alumbrarnos así durante las vacaciones, nos parecía divertido y curioso, adaptándonos a pesar de esa incomodidad sufrida por la humanidad, hasta el s.XIX, sin quejarse. 

En la casa se había realizado una instalación de batería con un cableado exterior sin tubos, con interruptores de “mariposa” y “pera” con casquillos para pequeñas lámparas, pero como no duraba mucho la batería (de coche), pronto fue abandonado el sistema. 

Había agua corriente para los servicios de la casa y también tinajas, lebrillos, cántaros y botijos, donde se almacenaba el agua de un “aljibe”. Subíamos el agua con un “balde” metálico por una cuerda atado a una roldana. La nevera funcionaba con butano, pero no era muy imprescindible, pues con la “fresquera" bastaba. En el cuarto de costura anejo a la cocina, se guardaba lo necesario, con la que estaban mi madre y abuela siempre “liadas” con los cestos y agujas de coser, “moldes” y ovillos de lana, dedales, tijeras, cintas métricas y “acericos”. 

Los quinqués, velas y otros artilugios hacían su función en las habitaciones, teniendo solo que regular su intensidad de llama con una vuelta a la llave. Las lámparas de carburo con su blanca y refulgente luz eran suficientes para ver en un espacio grande. De barato mantenimiento y no peligroso por ser al exterior. En una alacena se guardaba lo necesario. 

El carburo además de su función de iluminar las estancias, cumplía otra importante: divertirnos al hacerlo explotar. A este país le gusta el estruendo y lo demuestra a todas horas. 

En el campo siempre había “trajín”: dar de comer a los animales, recoger frutos, preparar comidas, pintar, machacar la aceituna, embotellar tomate,.. las excursiones y la caza. Pero el día que tocaba “explotar el carburo”, era singular. 

El carburo de calcio es una sustancia sólida y grisácea que reacciona con el agua para dar cal apagada (hidróxido de calcio) y acetileno. Era utilizado antiguamente por los mineros en las lámparas de carburo, carburero o de gas acetileno. La lámpara se llenaba de agua, después se introducía el carburo de calcio, generando acetileno al reaccionar con el agua, luego se encendía y el acetileno prendía generando luz. Quedaba un residuo de óxido de calcio convertido en hidróxido de calcio debido al agua: 

CaC2 + 2H2O → C2H2 + Ca (OH)2 

Mi padre lo explotaba por la tarde los días de verano, con todos reunidos alrededor. Habíamos adquirido las piedras de carburo en el pueblo o teníamos nosotros. Usaba varios botes de leche condensada vacíos, si hacía 2 o 3 explosiones. La explosión, provocaba la algarabía de todos. Con una vara larga acercaba una llama a un hoyo en la tierra, donde había metido el carburo con agua y con los gases resultantes de la unión se producía un... ¡¡¡BUUUMM...!!! estallido que resonaba por toda la sierra, subiendo hacia el cielo muchos metros. 

El estruendo parecía el de un obús de artillería, asustando a perros, gatos y demás familia, haciéndose un silencio durante un buen rato. Al poco, iban volviendo el ladrido de los perros, el maullar de los gatos, el cacarear de las gallinas y pavos o el tineo de las perdices a lo lejos. Después, todo volvía a la normalidad hasta el siguiente estruendo. 

-"Otra, otra, otra..."  Y mi padre y el “Tío Juan”, volvían a montar la feria. Después, a merendar, mientras en nuestra cabeza, resonaba el estampido que nos recordaba al 2 de mayo… corríamos tras las pavas. 

Cómo hacer una bomba de carburo: 

La bomba de carburo es sonora y explota muy fuerte, debiendo tener cuidado porque el gas es inflamable. Por eso no hay que explotarlas cerca de una llama o fuego. Se necesitan los siguientes materiales: 

1.- Comprar carburo. Venden a granel en la ferretería y con poco alcanza para divertirse un rato.

2.-Una botella plástica de medio litro o bote de leche condensada -suenan más fuerte- o cualquier recipiente cerrado.

3.- Agua. 

Introducir unos 40 gramos de carburo en la botella. Si las piedras son molidas la reacción será más rápida. Introducir el agua; primero practica con una piedra de carburo y agua fuera de la botella para ver cuánto es la cantidad necesaria. Al meter el agua, cerrar rápidamente la botella, agitar un poco y luego tirarla lejos para que no te haga “fosfatina”. O utilizar la vara larga.

 

En la casa de campo no había electricidad. Ni falta que hacía.



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