"Turistas extranjeros" por la zona de Cartagena y Mazarrón, en los siglos XVIII y XIX (VIII), por Paco Acosta
(continuación)
ÉMILE-AUGUSTE BÉGIN (1802-1888)
Médico e historiador francés.
Publicó en 1852, con el título Voyage pittoresque en Espagne et en
Portugal sus impresiones de los viajes realizados por España en 1825 y
1850. Los expertos sospechan que una parte de lo que narra sobre Cartagena, en
realidad fue escrito por el doctor Menière, aunque se ignora el porqué no
aparece como autor. Sus descripciones de Cartagena son muy semejantes, e
incluso convencionales. El puerto, sus defensas, la Puerta del Mar “bella y
monumental, es doble”, “la derecha es para los que entran en la ciudad y
la izquierda es para los que salen”; comenta su visita al Arsenal, con las
mismas expresiones de anteriores viajeros. Dice que “el hospital es muy
interesante”, “mantenido por la caridad pública”; describe con
admiración la obra de sus treinta miembros y de las damas cartageneras, que se
“reúnen todos los viernes, para confeccionar en común, ropa para los pobres”.
Realiza la visita en un día de
mercado, donde “los vendedores son campesinos” y encuentra “poco
movimiento en la plaza pública”, se sorprende al ver “hermosos melones
de carne blanca, piel fina y dorada; enormes sandías, higos chumbos, granadas
tan gordas como dos puños juntos y uvas de maravilloso color y tamaño”.
Describe a continuación la vestimenta de los paisanos: “la cabeza envuelta
por una especie de pañoleta”, “añadiendo a esto un gran gorro de lana
roja”, “el cuello queda desnudo, el pecho al aire y la camisa
ampliamente abierta”; ”el pantalón se ciñe sobre las caderas, muy ancho,
flotante, que no llega más debajo de las rodillas, que quedan desnudas”; “las
piernas cubiertas por medias de punto”, “el pie desnudo se protege con
sandalias de esparto y en la mano porta un bastón de madera blanca curvado en
la parte superior” ”no tiene más de un metro de largo”. “Llevan
encima de la camisa una especie de chaleco muy corto, adornado con botones de
metal”, “además una chaqueta” “con estridentes bordados”, “y
finalmente una especie de largo manto a cuadros”. Por su parte, el traje de las mujeres “no
tiene nada de pintoresco”. Y remata con un contundente “en suma, el
aspecto general de la población no es demasiado satisfactorio”.
ALFRED GERMOND DE LAVIGNE (1812-1891)
Este periodista francés, realizó
una verdadera guía para el viajero, basándose en la abundante bibliografía que
dispone y cita. Su Itinéraire descriptif, historique et artistique de
l'Espagne et du Portugal editada en 1859, va dirigida al viajero de su
época, que esté dispuesto a seguir los itinerarios que propone. Su
meticulosidad le lleva a ser muy detallista al mencionar numerosas cifras. Nos
sirve como ejemplo este párrafo: “El comercio solo posee en la costa tres
puertos: Cartagena, Águilas y Mazarrón; estos dos últimos son muy
secundarios. La provincia envía allí para la exportación, cereales por valor de
180.000 reales, cal y sosas por valor de 900.000 reales, esparto bruto y
trabajado por 500.000, seda en rama por seis millones, algunas telas; plomo por
un millón, plata en lingotes por tres millones y medio y vinos por dos millones
y medio”.
Tiene una muy extensa descripción
(tomada y refundida de relatos precedentes, que no duda en citar) de Cartagena,
que comienza así: “Dos fondas, calle Mayor y calle de la Jabonería -
Diligencias para Murcia en el Parador de la calle de la Jabonería – Barco de
vapor. Ciudad de 32.000 habitantes, puerto de mar, plaza fuerte, cabeza de un
distrito judicial, residencia de un gobernador militar, titular de un obispo
cuya sede está en Murcia. Su puerto es después del de Vigo, el más grande de
España”… y así sigue unas cuantas páginas.
CARL-HEINZ VOGELER (1907-1940)
El escritor alemán Carl Heinz
Vogeler, -que en realidad no fue un “viajero de la época” sino un mero
divulgador-, recopiló en una sola obra (publicada en 1941) las apreciaciones
que sobre sus viajes a la Península vertieron varios de sus compatriotas que,
con anterioridad nos habían visitado durante un siglo, fundamentalmente
referidas a la vida y costumbres de los españoles. Le puso por título Spanisches
Volkstum nach älteren deutschen Reisebeschreibungen (1760 bis 1860), -traducido
como La cultura tradicional española en libros de viajes alemanes
1760-1860 o también El folclore español según viejos relatos de
viajes alemanes (1760-1860).-.
Respecto a Murcia se centra en los
aspectos de vivienda, vestido y ajuar.
En cuanto a la vestimenta de los
hombres, recoge, (de escritos del geógrafo y botánico Heinrich-Moritz
Willkomm (1821-1895) -que estuvo dos años en España, y publicó numerosos
artículos al respecto- y de las cartas de viaje por España y Portugal de Alfred
von Bergh publicadas en 1843), las menciones del sombrero calañés, la manta
de colores amarillos y rojos y el pañuelo sobre la cabeza, destacando que el
zaragüel ha dado paso a un pantalón de paño pardo de lana, con una faja roja.
Por su parte, las mujeres lucen
corpiños de color, de seda, con ricos bordados y gran colorido, faldas de
pliegues policromados, con anchos encajes; calzado de piel; y se adornan con
pendientes, horquillas, broches y pulseras. No cita específicamente nuestra
zona de Cartagena y Mazarrón, pero sus descripciones de vestidos y viviendas
son similares a las que teníamos aquí.
(continuará)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se ruega NO COMENTAR COMO "ANÓNIMO"