lunes, 22 de enero de 2024

ECO.76 Las monedas falsas

Las monedas falsas, por Ricardo Márquez

Acodados en la barra de un ruidoso bar español, fue donde Fernando me contó sus primeros tiempos en Madrid mientras consumíamos cerveza y tabaco.

Cuando la distancia hacía más pesada la soledad, sin dinero ni trabajo, el deterioro de la relación con su ya ex-amigo que le daba alojamiento, hicieron trizas la ilusión con que había llegado al aeropuerto de Barajas, poco tiempo antes.

Momento indicado para poner a prueba el andamiaje moral que nos rige.

Mi amigo Fernando en ese momento tuvo la idea de fabricar dinero; cortaba tubos de plomo utilizados anteriormente en la conducción de agua, los aplanaba y luego poniendo una moneda de 25 pesetas encima la golpeaba con un martillo y quedaba estampada esa cara de la moneda; repetía el procedimiento en la otra cara y terminaba el proceso recortando el plomo sobrante.

Esas monedas falsas no las reconocían las maquinas “tragaperras” con las que se podía jugar o solicitar cambio.

Una noche jugó unas monedas de fabricación casera sin éxito y se quedó terminando la cerveza en el mostrador dejando que el tiempo se escurriera, cuando un parroquiano que estaba jugando en la máquina tragaperras y ésta le había escupido unas monedas, dijo:

- “Mira esta moneda”, mostrando una plúmbea reproducción de mi amigo.

- “A ver”, dijo el dueño del bar ejerciendo el voto de calidad que le concedía la propiedad...

- “Ésta es una moneda mal acuñada, debe valer un platal”.

- “Será mala la cuñada, pero es mía”, contestó el parroquiano reclamando la moneda.

 

Todos se arrimaron a ver la extraña moneda incluido mi amigo el falsificador, que una vez acabada la cerveza se marchó dejando al corro de parroquianos en discusión encendida acerca de las cosas increíbles que se ven en la vida.



 

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