viernes, 29 de noviembre de 2024

ECO.81 LA PURÍSIMA Y EL MILAGRO DE MAZARRÓN (I)

La Purísima y el Milagro de Mazarrón (I), por Paco Acosta

 

Según consta en diversos escritos y testimonios, en la noche del 16 de noviembre de 1585, los piratas berberiscos que constantemente asolaban las costas de la región con objeto de saquear los caseríos cercanos y lograr cautivos (en el censo de Almazarrón de 1565 ya aparecen los nombres de seis vecinos cautivos en Argel), desembarcaron cerca de Bolnuevo y se dirigieron a Mazarrón, situada a unos pocos kilómetros de la orilla.

Sorprendentemente cuando “la tropa musulmana” estaba ya en las proximidades de las Casas de los Alumbres de Almazarrón (ese era el nombre con que era conocido el grupo de viviendas que conformaban ese paraje), “algo impactante” les hizo cambiar de opinión, y les hizo retornar en desbandada a sus naves, abandonando por el camino “armas y pertrechos”. (Entre ellos un estandarte que ha estado colgado en el Santuario de la Purísima hasta finales del s XX).

 

Este es sucintamente el relato digamos “periodístico” de lo que ocurrió, y dio origen al que se ha llamado El Milagro de la Purísima de Mazarrón. Pero también hay que decir que esa misma noche se produjeron algunas otras “cosas sorprendentes” en la capilla donde estaba la imagen de la Virgen, ...

Y de todas esas cosas tenemos constancia a través de diversas fuentes.

Unas son fuentes históricas, es decir recogen lo que de forma oficial -testimonialmente bajo juramento- declararon ese mismo día los vecinos frente a un escribano -Jorge de Escobar-, el alcalde de la localidad -Juan de Zamora Vivancos- y el regente de vara del alcalde -el capitán Ginés Pérez de Burgos-, que forman las que se conocen como “9 declaraciones del Milagro de Mazarrón”.

Otras son narraciones posteriores, compendiadas en 1754, por el fraile franciscano Fray Ginés García Alcaraz, en sus “Chronicas de la Santa Provincia de San Pedro de Alcantara, de religiosos menores descalzos de la mas estrecha regular observancia de N. S. P. S. Francisco, en los reynos de Granada, y Murcia”, y que, con algunas variantes, han sido fuente de bastantes leyendas sobre el asunto.

 

Para que tanto creyentes como escépticos puedan disponer de la información disponible, en esta serie de artículos voy a trasladar -sin añadir ni suprimir nada, salvo errores que pueda cometer, pues está escrito en castellano antiguo- el contenido íntegro de estos documentos.

 

LAS NUEVE DECLARACIONES DEL MILAGRO DE MAZARRÓN

 

AUTO.- En la villa de Almazarrón, a diecisiete días de el mes de Noviembre del mil quinientos ochenta y cinco años; El Ilustre Señor, el Capitán Ginés Perez de Burgos, Regente de Vara de Alcalde, por el Señor Juan de Zamora Vivancos, Alcalde de esta villa, dijo: que siendo las doce horas del día, la Reina de los Ángeles, Madre de Dios Virgen María de la advocación de la limpísima Concepción, por su imagen que está en el Hospital de esta villa, cuya cofradía está en la dicha casa, ha querido nuestro Señor mostrarnos como por los ruegos e intersecciones de su legítima Madre, habemos sido librados milagrosamente de las manos de tantos enemigos moros que esta noche pasada han estado tan cerca como se ha visto estar, por experiencia los rastros nos lo enseña que sólo fuera poderoso de nos librar de sus perversas manos Nuestro Señor Jesucristo por Divina Misericordia y ruegos e interseciones de la siempre sin Mancha Virgen María, para que los devotos sus hijos, no entendamos que en otra virtud fuimos librados del dicho peligro y perpetuo cautiverio, y que esta Villa fuera asolada y sus divinos templos profanados, nos lo ha mostrado visible y palpablemente en haber hecho tan grande Milagro como se ha mostrado en el rostro de la dicha Imagen de la Concepción, sudando gotas de agua visibles, y haberse encendido la lámpara sin la haber encendido nadie y manar aceite de ella en abundancia; y para averiguación de ello hizo la información siguiente.

 

PRIMERA DECLARACIÓN:

Para la dicha información el dicho Señor Alcalde, hizo parecer ante sí a Patricia Lara, vecina de esta villa, mujer de Gaspar Martínez, hospitalera de la casa y Hospital de Nuestra Señora de la Concepción; de la que su Merced recibió juramente en forma de derecho y habiéndolo fecho preguntado por el caso dijo: que esta mañana que se contaron diecisiete de este mes de noviembre de el presente año de mil quinientos ochenta y cinco, esta testigo vido la Lámpara que está en la Capilla de Nuestra Señora de la Concepción, estaba cerrada con la llave, que la había cerrado, Gaspar Martínez, su marido de esta testigo, anoche, que sería más de dos horas de la noche, y nunca más se abrió hasta casi a medio día, y que tenía de costumbre de echar en la noche una cuarta de aceite en la Lámpara y que ansí hicieron anoche, y esta mañana cuando la gente salía de misa poco antes de medio día su hija de esta testigo, le dijo a esta testigo, como la Lámpara estaba encendida, y esta testigo y otros que estaban en el Hospital, entraron en la dicha Iglesia y vieron cómo la dicha Lámpara estaba encendida, que esta testigo se espantó y antes que saliese de el Hospital y entrasen en la Iglesia, sonó un grande golpe y al dicho golpe y a lo que la hija de esta testigo vido acudió esta testigo; como dicho tiene, en los demás a la dicha Iglesia, y vieron como la Lámpara estaba ENCENDIDA y la puerta de la reja de la Capilla donde está la dicha Imagen de Nuestra Señora y la Lámpara, estaba cerrada con la llave como su marido la dejó; y esta testigo y demás llegaron a la Reja y vieron como la Lámpara que estaba dentro de la Capilla goteaba aceite y caía en el plato; y ansí, por ver que siempre que antes del amanecer suele estar la dicha Lámpara muerta y entendió que era verdaderamente Milagro que la Madre de Dios hacía; y que vino el Padre Ginés de Cifuentes, Beneficiario de San Antonio, donde es sufraganea esta Iglesia y Hospital y entró dentro de la Capilla, porque hasta entonces no se había abierto y estaba cerrada como su Marido la dejó y ansí, luego vino Ginés Pérez Monzón, Mayordomo de la Cofradía de el dicho Hospital y entró dentro; y ansí como vieron esta testigo y otras muchas gentes que había allí acudido, el Milagro tan grande, miraron a la Virgen y le vieron el rostro lleno de gotas de agua, y sin cesar de sudar, y ansí todos entrando y dando gracias a su Divina Madre; Vido esta testigo como se juntó todo el pueblo, y le duró a la imagen de Nuestra Señora de la Concepción las dichas gotas de sudor gran rato y llegaron allí los Curas de las Iglesia Parroquiales de esta Villa, que es el Padre Ginés de Cifuentes y el Padre Bartolomé de la Parra, y con sus manos tomaron de el agua de el rostro de la Imagen de Nuestra Señora, lo ponían en los ojos a los que estaban presentes, y esto duró una hora poco más o menos y esta es la verdad y lo que sabe por el juramento fecho, y que de edad de treinta años, poco más o menos, no firmó porque dijo no sabía firmó el Señor Alcalde. Ginés Pérez de Burgos. Ante mí, Jorge de Escobar.

 

SEGUNDA DECLARACIÓN:

Para la dicha información dicho Señor Alcalde hizo parecer ante mí a Gaspar Martínez, vecino de esta Villa, hospitalero en el Hospital de Nuestra Señora de la Concepción, de el cual tomó e recibió juramento en forma de derecho y habiéndolo fecho y siendo preguntado por el caso dijo, que anoche Sábado en la noche que se contaron 16 de este presente mes, este testigo hechó una cuarta de aceite en la Lámpara que está en la Capilla de Nuestra Señora de la Concepción, Iglesia incorporada con dicho Hospital, que está a cargo de este testigo, y cerró la puerta de la reja con la llave y se acostó y cuando vino a amanecer, halló la lámpara que estaba muerta y ansí se fue a sus negocios, porque cada noche no dura ni puede bastar a toda la noche. Y cuando éste testigo hubo venido a su casa casi a medio día su hija de este testigo entró en el dicho Hospital y le dijo cómo la Lámpara estaba encendida de que este testigo se espantó y vino a la dicha iglesia y halló ser así, y llegó a la reja de la dicha Capilla y halló cerrada como él dejó de parte de noche, y asín miró y vido como la Lámpara vertía aceite en el plato que estaba debajo, de tal manera que en poco rato había en el plato más de dos libras de aceite y ansí como este testigo vido el Milagro subió a llamar a Ginés de Sifuentes, Capellán de esta Iglesia y Cura de San Antonio y vino y habrió la puerta el mayordomo Ginés Perez de Monzón, y ambos a dos entraron dentro y estuvieron hacia la Imagen de Nuestra Señora de la Concepción y la vieron que sudaba gotas de agua a ansí el dicho Cura tomaba de las dichas gotas  y ponía en los ojos a los que estaban allí, y en el rostro de la Imagen duró el agua más de una hora, la cual eran unas gotas como de sudor, y ansí este testigo vido que verdaderamente era Milagro, y este sabe, y es la verdad por el juramento fecho, y que es de edad de treinta años poco más o menos, y no firmó porque dijo que no sabía, firmó el Señor Alcalde. Ginés Pérez de Burgos. Ante mí, Jorge de Escobar.

 

(continuará)



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