La Purísima y el Milagro de Mazarrón (I), por Paco Acosta
Según consta en diversos escritos
y testimonios, en la noche del 16 de noviembre de 1585, los piratas berberiscos
que constantemente asolaban las costas de la región con objeto de saquear los
caseríos cercanos y lograr cautivos (en el censo de Almazarrón de 1565 ya
aparecen los nombres de seis vecinos cautivos en Argel), desembarcaron cerca de
Bolnuevo y se dirigieron a Mazarrón, situada a unos pocos kilómetros de la
orilla.
Sorprendentemente cuando “la
tropa musulmana” estaba ya en las proximidades de las Casas de los Alumbres de
Almazarrón (ese era el nombre con que era conocido el grupo de viviendas que
conformaban ese paraje), “algo impactante” les hizo cambiar de opinión, y les
hizo retornar en desbandada a sus naves, abandonando por el camino “armas y
pertrechos”. (Entre ellos un estandarte que ha estado colgado en el Santuario
de la Purísima hasta finales del s XX).
Este es sucintamente el relato digamos “periodístico” de lo que ocurrió, y dio origen al que se ha llamado El Milagro de la Purísima de Mazarrón. Pero también hay que decir que esa misma noche se produjeron algunas otras “cosas sorprendentes” en la capilla donde estaba la imagen de la Virgen, ...
Y de todas esas cosas tenemos constancia a través de diversas fuentes.
Unas son fuentes históricas, es decir recogen lo que de forma oficial -testimonialmente bajo juramento- declararon ese mismo día los vecinos frente a un escribano -Jorge de Escobar-, el alcalde de la localidad -Juan de Zamora Vivancos- y el regente de vara del alcalde -el capitán Ginés Pérez de Burgos-, que forman las que se conocen como “9 declaraciones del Milagro de Mazarrón”.
Otras son narraciones
posteriores, compendiadas en 1754, por el fraile franciscano Fray Ginés
García Alcaraz, en sus “Chronicas de la Santa Provincia de San Pedro de
Alcantara, de religiosos menores descalzos de la mas estrecha regular
observancia de N. S. P. S. Francisco, en los reynos de Granada, y Murcia”,
y que, con algunas variantes, han sido fuente de bastantes leyendas sobre el
asunto.
Para que tanto creyentes como
escépticos puedan disponer de la información disponible, en esta serie de
artículos voy a trasladar -sin añadir ni suprimir nada, salvo errores que pueda
cometer, pues está escrito en castellano antiguo- el contenido íntegro de estos
documentos.
LAS NUEVE DECLARACIONES DEL
MILAGRO DE MAZARRÓN
AUTO.- En la villa de
Almazarrón, a diecisiete días de el mes de Noviembre del mil quinientos ochenta
y cinco años; El Ilustre Señor, el Capitán Ginés Perez de Burgos, Regente de
Vara de Alcalde, por el Señor Juan de Zamora Vivancos, Alcalde de esta villa,
dijo: que siendo las doce horas del día, la Reina de los Ángeles, Madre de Dios
Virgen María de la advocación de la limpísima Concepción, por su imagen que
está en el Hospital de esta villa, cuya cofradía está en la dicha casa, ha
querido nuestro Señor mostrarnos como por los ruegos e intersecciones de su
legítima Madre, habemos sido librados milagrosamente de las manos de tantos
enemigos moros que esta noche pasada han estado tan cerca como se ha visto
estar, por experiencia los rastros nos lo enseña que sólo fuera poderoso de nos
librar de sus perversas manos Nuestro Señor Jesucristo por Divina Misericordia
y ruegos e interseciones de la siempre sin Mancha Virgen María, para que los
devotos sus hijos, no entendamos que en otra virtud fuimos librados del dicho
peligro y perpetuo cautiverio, y que esta Villa fuera asolada y sus divinos
templos profanados, nos lo ha mostrado visible y palpablemente en haber hecho
tan grande Milagro como se ha mostrado en el rostro de la dicha Imagen de la
Concepción, sudando gotas de agua visibles, y haberse encendido la lámpara sin
la haber encendido nadie y manar aceite de ella en abundancia; y para
averiguación de ello hizo la información siguiente.
PRIMERA DECLARACIÓN:
Para la dicha información el
dicho Señor Alcalde, hizo parecer ante sí a Patricia Lara, vecina de
esta villa, mujer de Gaspar Martínez, hospitalera de la casa y Hospital de
Nuestra Señora de la Concepción; de la que su Merced recibió juramente en forma
de derecho y habiéndolo fecho preguntado por el caso dijo: que esta mañana que
se contaron diecisiete de este mes de noviembre de el presente año de mil
quinientos ochenta y cinco, esta testigo vido la Lámpara que está en la Capilla
de Nuestra Señora de la Concepción, estaba cerrada con la llave, que la había
cerrado, Gaspar Martínez, su marido de esta testigo, anoche, que sería más de
dos horas de la noche, y nunca más se abrió hasta casi a medio día, y que tenía
de costumbre de echar en la noche una cuarta de aceite en la Lámpara y que ansí
hicieron anoche, y esta mañana cuando la gente salía de misa poco antes de
medio día su hija de esta testigo, le dijo a esta testigo, como la Lámpara
estaba encendida, y esta testigo y otros que estaban en el Hospital, entraron
en la dicha Iglesia y vieron cómo la dicha Lámpara estaba encendida, que esta
testigo se espantó y antes que saliese de el Hospital y entrasen en la Iglesia,
sonó un grande golpe y al dicho golpe y a lo que la hija de esta testigo vido
acudió esta testigo; como dicho tiene, en los demás a la dicha Iglesia, y
vieron como la Lámpara estaba ENCENDIDA y la puerta de la reja de la Capilla
donde está la dicha Imagen de Nuestra Señora y la Lámpara, estaba cerrada con
la llave como su marido la dejó; y esta testigo y demás llegaron a la Reja y
vieron como la Lámpara que estaba dentro de la Capilla goteaba aceite y caía en
el plato; y ansí, por ver que siempre que antes del amanecer suele estar la
dicha Lámpara muerta y entendió que era verdaderamente Milagro que la Madre de
Dios hacía; y que vino el Padre Ginés de Cifuentes, Beneficiario de San
Antonio, donde es sufraganea esta Iglesia y Hospital y entró dentro de la
Capilla, porque hasta entonces no se había abierto y estaba cerrada como su
Marido la dejó y ansí, luego vino Ginés Pérez Monzón, Mayordomo de la Cofradía
de el dicho Hospital y entró dentro; y ansí como vieron esta testigo y otras
muchas gentes que había allí acudido, el Milagro tan grande, miraron a la
Virgen y le vieron el rostro lleno de gotas de agua, y sin cesar de sudar, y
ansí todos entrando y dando gracias a su Divina Madre; Vido esta testigo como
se juntó todo el pueblo, y le duró a la imagen de Nuestra Señora de la
Concepción las dichas gotas de sudor gran rato y llegaron allí los Curas de las
Iglesia Parroquiales de esta Villa, que es el Padre Ginés de Cifuentes y el
Padre Bartolomé de la Parra, y con sus manos tomaron de el agua de el rostro de
la Imagen de Nuestra Señora, lo ponían en los ojos a los que estaban presentes,
y esto duró una hora poco más o menos y esta es la verdad y lo que sabe por el
juramento fecho, y que de edad de treinta años, poco más o menos, no firmó
porque dijo no sabía firmó el Señor Alcalde. Ginés Pérez de Burgos. Ante mí,
Jorge de Escobar.
SEGUNDA DECLARACIÓN:
Para la dicha información
dicho Señor Alcalde hizo parecer ante mí a Gaspar Martínez, vecino de
esta Villa, hospitalero en el Hospital de Nuestra Señora de la Concepción,
de el cual tomó e recibió juramento en forma de derecho y habiéndolo fecho y
siendo preguntado por el caso dijo, que anoche Sábado en la noche que se
contaron 16 de este presente mes, este testigo hechó una cuarta de aceite en la
Lámpara que está en la Capilla de Nuestra Señora de la Concepción, Iglesia
incorporada con dicho Hospital, que está a cargo de este testigo, y cerró la
puerta de la reja con la llave y se acostó y cuando vino a amanecer, halló la
lámpara que estaba muerta y ansí se fue a sus negocios, porque cada noche no
dura ni puede bastar a toda la noche. Y cuando éste testigo hubo venido a su
casa casi a medio día su hija de este testigo entró en el dicho Hospital y le
dijo cómo la Lámpara estaba encendida de que este testigo se espantó y vino a
la dicha iglesia y halló ser así, y llegó a la reja de la dicha Capilla y halló
cerrada como él dejó de parte de noche, y asín miró y vido como la Lámpara
vertía aceite en el plato que estaba debajo, de tal manera que en poco rato
había en el plato más de dos libras de aceite y ansí como este testigo vido el
Milagro subió a llamar a Ginés de Sifuentes, Capellán de esta Iglesia y Cura de
San Antonio y vino y habrió la puerta el mayordomo Ginés Perez de Monzón, y
ambos a dos entraron dentro y estuvieron hacia la Imagen de Nuestra Señora de
la Concepción y la vieron que sudaba gotas de agua a ansí el dicho Cura tomaba
de las dichas gotas y ponía en los ojos a los que estaban allí, y en el
rostro de la Imagen duró el agua más de una hora, la cual eran unas gotas como
de sudor, y ansí este testigo vido que verdaderamente era Milagro, y este sabe,
y es la verdad por el juramento fecho, y que es de edad de treinta años poco
más o menos, y no firmó porque dijo que no sabía, firmó el Señor Alcalde. Ginés
Pérez de Burgos. Ante mí, Jorge de Escobar.
(continuará)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se ruega NO COMENTAR COMO "ANÓNIMO"